Agustín Salvia, sociólogo y director del Observatorio de la Deuda Social Argentina, sostuvo que la baja en la pobreza por ingresos convive con un deterioro estructural que afecta tanto a los sectores más vulnerables como a amplias franjas de la clase media. “Hay mejoras relativas por la estabilización económica, pero no estamos creando empleo ni elevando salarios; así, por más que baje la inflación, la pobreza no va a seguir bajando”, señaló en Modo Fontevecchia, por Net TV y Radio Perfil (AM 1190)
Agustín Salvia es sociólogo, doctor en Ciencias Sociales, investigador principal del CONICET. Se desempeña como director del Observatorio de la Deuda Social Argentina en la Universidad Católica Argentina. Es director del programa Cambio Estructural y Desigualdad Social, profesor de grado y posgrado.
Impresionado por la calidad del último informe que distribuiste y, al mismo tiempo, la mejor manera de poder interpretar esas contradicciones que uno percibe, que cómo es que baja la pobreza y, al mismo tiempo, uno tiene la sensación de que los argentinos en su conjunto son más pobres. Y varias veces hemos conversado: la diferencia entre una cosa es la pobreza en el sentido del sector más pobre de la Argentina, que puede mejorar sin que esto implique que, al mismo tiempo, el total de la sociedad o la mayoría de lo que antes llamábamos clase media empeore y se empobrezca, y entonces el total de la población esté más pobre, aunque haya menos pobres. Pero me gustaría que vos lo pudieras explicar en tus palabras.
Entendamos primero el concepto con el cual estamos trabajando o analizando. Las privaciones económicas son privaciones siempre con respecto a algún parámetro, y el parámetro es relativo, relativo a un grado de desarrollo económico, también social, cultural y hasta moral de una sociedad. Por lo tanto, los parámetros pueden cambiar dependiendo de contextos históricos y también de metodología, porque depende qué tipo de enfoque teórico-metodológico le pongas a la medición de esas privaciones.
Algunos consideran que el parámetro está en el nivel de la subsistencia material y económica de la vida para salir a trabajar al día siguiente, y otros considerarán que están en un umbral más alto que tiene que ver con cómo desarrolla sus capacidades humanas. Eso hace que la pobreza tenga distintas definiciones teóricas conceptuales, además de ser relativas al tiempo histórico y moral y cultural de la sociedad. Entonces, teorías en debate que hay detrás, políticas y actores sociales y económicos en debate y el tiempo. Te pongo esto no para hacerte filosofía de la ciencia alrededor del término pobreza, sino de la complejidad que tiene cuando el término tiene estos múltiples significados y, por lo tanto, hay incluso expertos que trabajan sobre conceptos de distintos enfoques y políticos que argumentan sobre la política teniendo detrás distintos paradigmas.
¿Qué vamos a hacer? Podemos tomar la pobreza por ingresos tal como la mide oficialmente el INDEC en Argentina, y la pobreza por ingresos significa privaciones monetarias con respecto a una canasta básica teórica de alimentos que se deberían cubrir para no ser pobre e indigente, o contra una canasta básica total que incluye los alimentos y multiplica el valor de esa canasta de alimentos por un componente no alimentario. Se llama coeficiente de Engel, la inversa del coeficiente, que permite captar todo aquello que una familia tipo de clase media utiliza, media vasca cuarto de utiliza para consumos no alimentarios. No importa en qué los gastan, no importa si consume efectivamente alimentos o no los consume o qué hace con ese dinero. Es un parámetro teórico, por eso es una medida indirecta.
Esa medida indirecta tiene como fundamento la encuesta de ingresos y gastos del año 2004-2005. Es muy viejo, 20 años pasaron de esa estructura. Si bien se actualizó la canasta básica alimentaria en el 2016, cuando se recupera el INDEC, no se actualizó el coeficiente con respecto al coeficiente porque no teníamos una encuesta actualizada y confiable. Eso recién ocurre entre el 17 y el 18, y hoy podríamos tener una canasta más adecuada a cuál es el patrón de consumo con el cual tomar la referencia para poder medir y comparar ingresos contra supuestos costos o estructura de gasto de los hogares. Primer problema: eso no se ha hecho. Entonces, estamos comparando cultura, es decir, un fundamento, una línea de pobreza que está envejecida.
Y por otra parte, cuando medimos esto en términos oficiales con estas canastas, con esta estructura, lo que observamos en Argentina es que la pobreza medida por ingresos con esa estructura cae claramente del 2023, sube el 2024 y baja en el 2025. A nivel oficial, el INDEC registra que esa caída llega incluso hasta más baja que la que, o ahí alrededor de la que alcanzaba Macri en el 2017 o Cristina en el 20112.
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Ahora, eso suena contraintuitivo. Cuando uno ve que desde el año 2011 la Argentina no crea empleo privado, los salarios son menores de los que eran en el 2011...
Se pierde empleo registrado, hay más informalidad. Los indicadores de consumo de supermercados o de los consumos del PBI no crecen con esa misma velocidad. Hay algo que no cuaja entre la medición con ese enfoque y con esa metodología y lo que ocurre en la realidad. Entonces, ¿en la realidad qué ocurre? En la realidad es que efectivamente se ha estabilizado relativamente la economía. Se ha estabilizado porque ha bajado la inflación fuertemente, porque se han recuperado en parte salarios perdidos y jubilaciones o haberes perdidos, producto de la política de ajuste, de inflación y ajuste que hubo durante el último trimestre del año 2023 y primer semestre del año 2024. Eso se ha recuperado.
Casi estamos vis a vis: los ingresos de jubilaciones o de trabajadores registrados privados están en el nivel que se tenía en el 2023 antes de que aparezca la crisis. Y los ingresos de los no registrados han tenido un aumento mayor, pero un poquito mejor de los trabajadores informales por varios motivos, entre otros como que no se toma trabajadores formales, no hay empleo formal, hay más demandas sobre el sector informal y a los trabajadores no los toman de forma formal registrada y a esos mismos, con esas mismas calificaciones, los están tomando informales. Por lo tanto, los salarios de los trabajadores informales tienden a subir porque se conforma de trabajadores con más calificación, pero no registrados.
Ahora, no hay mejoras cuantitativas que uno pueda registrar vis a vis los ingresos al medir otros indicadores directos para medir la pobreza. Ya no en el nivel de los ingresos, sino en el nivel de los funcionamientos, por ejemplo, inseguridad alimentaria: que la gente no acceda a los alimentos básicos que requiere, ya no que los pueda comprar porque tiene el ingreso, sino que no acceda a esos alimentos sea del modo que sea. Es decir, ahí se mide el hambre o el riesgo de experimentar hambre o la alimentaria. Cuando medimos eso, hay también mejoras. Sí, hay también mejoras entre el 2024 y 25, muy claras. Mejoras también relativas con respecto al 2023, pero mucho menores que las que se registran con respecto a la pobreza. Estamos en los niveles pospandemia, tan mal como cuando estábamos mal.
Otro factor es el no acceso a medicamentos o a servicios médicos por problemas económicos. Estamos incluso mejor que en el 2024, pero peor que en el 2023 porque aumentaron los medicamentos, porque los jubilados tienen menos acceso a los medicamentos, etcétera. Tomamos otro estrés económico, que es la percepción subjetiva de la experiencia de que los ingresos no te alcanzan para cubrir tus necesidades básicas. Estamos en los niveles que teníamos en 2022, 2021 o 2023. Entonces, la Argentina, los indicadores de pobreza van a mascar una caída mucho más brusca, más acelerada de la pobreza que lo que están marcando los indicadores, tanto registros oficiales como indicadores perceptuales, otros que surgen de encuestas.
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La situación que estamos atravesando en este momento en términos sociales sería como balance similar a la que teníamos en la pospandemia, con una mejora y un empeoramiento. La mejora es que, con tasas de inflación mucho más bajas, hacen que los presupuestos familiares puedan manejarse con más racionalidad, con más equilibrio, con más posibilidad de proyección. Y el segundo, el negativo: con más precariedad laboral, con menos creación de empleo formal. Ya teníamos poca, ya no veníamos teniendo, pero más creación de empleo informal, el ajuste incluso con tendencia al aumento del desempleo, producto de que están cerrando empresas que no competitivas con respecto a procesos de apertura y al tipo de cambio, hace que el modelo que se está desarrollando tenga ahí un cuello de botella capaz de generar una trampa de pobreza. Así como la trampa populista tenía que ver con el exceso de gasto sin creación de riqueza, acá es que vamos a tener riqueza, pero no estamos creando empleo. Y como no hay esa creación de empleo, efectivamente ahí hay un cuello de botella complejo. Hay mejoras relativas por la estabilización económica, pero no estamos creando empleo ni elevando salarios; así, por más que baje la inflación, la pobreza no va a seguir bajando.
Entonces, la situación es mejor en el sentido de que se estabilizó la economía, no así las finanzas, pero sí la economía. Y hay perspectiva de que haya crecimiento este año, 4 o 5%, que recupere lo que se perdió el año pasado y, eventualmente, una recuperación económica el año que viene por inversiones agromineras o tecnológicas, etcétera, etcétera, financieras. Y ese contexto de crecimiento puede ser positivo, pero va a derramar poco sobre los segmentos de pequeña y mediana empresa si no hay ahí una especie de política de Estado de industrialización, pero no la… En ese sentido, bueno, te dicen más o menos el balance.
La Argentina hoy está dividida en tres. Lo estaba hace 10 años, y hoy está más fragmentada que hace 3 años. Los pobres están más cristalizados. El 30% más pobre de la Argentina, que gana menos de 2 millones de pesos en una familia, son más crónicos, no salen y entran de esa situación. Y el 30% de arriba, que somos nosotros, medios profesionales, medios integrados, medios altos, está por arriba de 5 millones de pesos mensuales una familia de ese tipo. Ese segmento también está cristalizado. ¿Y qué está pasando en el medio? Las clases medias aspiran a subir y aprenderse de este modelo neoliberal o neolibertario, y eventualmente tendrán oportunidades. Y otro 20% de ese 40% intermedio está muy vulnerable, queriendo no caer, deteniéndose a ver cómo hace para no caer, y eventualmente son los que están más en riesgo frente a que se termine el modelo, a que este régimen o este modelo acabe con el modelo, lo que quedó del modelo sustitutivo de importaciones.
TV/ff