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epidemia silenciosa

Récord de suicidios en Argentina: razones de un drama social

Con 4.249 casos confirmados, Argentina rompe su récord histórico mientras el resto del mundo logra reducir las tasas.

Dia suicidio 2025
ALZA. En Argentina, entre abril de 2023 y abril de 2025, se notificaron 15.807 intentos de suicidio. | Freepik

Cada dos horas y cuatro minutos, una persona se suicida en Argentina. Esta frialdad estadística, extraída del informe del Sistema Nacional de Información Criminal (SNIC) del Ministerio de Seguridad para el período 2024, revela una alarmante realidad: con 4.249 muertes registradas, el suicidio ya es la principal causa de muerte violenta en nuestro país, superando claramente a las muertes por siniestros viales y dejando a los homicidios lejos en el tercer puesto.

Este hecho dramático no se refleja en la agenda pública. Mientras la población se obsesiona con los casos de inseguridad y los choques, que siguen copando las pantallas de los canales de noticias a todas horas, el malestar psíquico que termina en una muerte autoinfligida permanece en las sombras.

Cada dos horas una persona se suicida y dos lo intentan

La crisis se agrava si se observan las cifras de la morbilidad. El Ministerio de Salud, a través de los datos del Sistema Nacional de Vigilancia de la Salud (SNVS), reveló recientemente que, en promedio, 22 personas intentan quitarse la vida cada día y son registradas en el sistema sanitario. Esto significa que por cada persona que se suicida cada dos horas, al menos otras dos lo intentan y logran sobrevivir, lo que subraya la intensidad de la crisis de salud mental que atraviesa el país.

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Suicidio: hablar, acompañar y pedir ayuda profesional | Noticias

Evidentemente, la sociedad aún no ha tomado nota de esta epidemia silenciosa que avanza rápidamente, cabalgando sobre la crisis económica y los modelos de éxito dañinos que nos llegan permanentemente a nuestros celulares.

Evolución del Número Total de Suicidios en Argentina.

Tabla de suicidios
Cifras totales anuales (1983 - 2024), separadas por períodos de gobierno. Año pico 2024.

Si bien la tasa de suicidios viene escalando en los últimos años, con un crecimiento sostenido que llevó a que las cifras subieran un 30% en la última época (desde 2017), la cantidad de casos adquirió un número récord en 2024 (4.249), bajo el gobierno de Javier Milei. Aunque las cifras finales y auditadas para el 2025 no están aún disponibles, todos los indicadores de riesgo social, económico y la demanda en el sistema de salud sugieren que la tendencia se mantendrá o empeorará.

Sentirse un fracasado en un mundo de exitosos

¿Cuáles son las razones detrás de esta verdadera tragedia? El fenómeno puede explicarse en dos grandes áreas: las objetivas y las subjetivas.

Entre las objetivas o estructurales, podemos mencionar el deterioro acelerado de las condiciones de vida, el aumento de los despidos, la recesión económica, la alta inflación y la caída generalizada de los ingresos. Especialistas y organismos como la Defensoría del Pueblo coinciden en que estos factores actúan como poderosos disparadores de desesperanza al limitar drásticamente las posibilidades de desarrollo personal y familiar, sumándose al impacto del recorte presupuestario en políticas de prevención.

Entre las subjetivas, imprescindibles para entender el fenómeno, se encuentra el rol del consumo y la cultura. La proliferación de modelos de vida "exitosa" o "deseable" -promovidos por las redes sociales (especialmente Instagram, altamente visual) y la publicidad, que exaltan el bienestar material, la juventud eterna y el rendimiento sin límites- termina generando un sufrimiento psíquico extra. Este análisis está fuertemente respaldado por estudios científicos: Informes como el de la Royal Society for Public Health (RSPH) han clasificado plataformas como Instagram como las más perjudiciales para la salud mental de los jóvenes, ya que impulsan activamente la comparación social ascendente y sentimientos de insuficiencia e inadecuación.

Alarma por la salud mental de niños, niñas y adolescentes

Esta tensión entre lo que "se debe ser" (el estándar exitoso y exigente) y lo que "se puede ser" (limitado por la realidad económica) crea una brecha de frustración, aislamiento y desamparo, un fenómeno que la sociología aborda con la teoría de la anomia. Estos campos de estudio enfatizan, además, la progresiva desintegración del tejido social de sostén como un factor clave en los desenlaces fatales.

Los smartphones, la selfie y el like como disparadores del malestar psíquico

El análisis presentado en el video "Cómo ser feliz" de Ofelia Fernández establece una conexión directa y alarmante entre la cultura digital y el aumento de los desenlaces fatales en la juventud. Un hallazgo clave es que el crecimiento récord en las tasas de depresión, autolesiones, e intentos de suicidio entre adolescentes, registrado a partir del año 2010, coincide cronológicamente con la masificación del smartphone y el diseño adictivo de las redes sociales (el "like", la cámara frontal, el scroll infinito). El argumento central es que el diseño de estas plataformas actúa como un "casino" o una "droga universal" al hiperestimular constantemente la vía de recompensa cerebral con dopamina.

Este mecanismo genera una "alienación de la presencia", donde la vida se transforma en una búsqueda incesante de validación ("selfie-like" constante), aniquilando la capacidad de tolerar el aburrimiento, la duda y el tiempo no productivo. Esta hiperconectividad y la consecuente comparación social forzada (el "yo cibernético") exacerban la frustración y los sentimientos de insuficiencia, reforzando la desintegración del tejido social de sostén y la ansiedad crónica que limitan drásticamente la resiliencia de la juventud frente a la desesperanza y el fatal desenlace.

Mientras en el resto del mundo los suicidios disminuyen, en Argentina aumentan

El fenómeno del suicidio en Argentina no solo es alarmante por su volumen récord (4.249 muertes en 2024), sino porque se desarrolla en contradicción con la tendencia predominante a nivel mundial. Mientras que la Organización Mundial de la Salud (OMS) reporta una disminución general de las tasas de suicidio en las últimas décadas, liderada por países de altos ingresos con estrategias preventivas robustas, la Región de las Américas —y Argentina en particular— muestra una tendencia persistente al aumento.

Preocupa el aumento de la tasa de suicidio adolescente

Esta divergencia no es casual; es el resultado de la interacción letal entre dos crisis que el país no logra mitigar:

El primer factor es la ausencia de un colchón de contención estructural. Los países que han logrado reducir sus cifras invierten sostenidamente en salud mental y poseen sistemas de bienestar social y economías estables que actúan como redes de seguridad. Cuando una persona enfrenta una crisis, el estado de bienestar amortigua la caída, limitando la sensación de desesperanza total. En contraste, Argentina enfrenta una inestabilidad económica crónica que destruye el horizonte de certidumbre. Como lo indican los informes de la Defensoría del Pueblo, esta situación genera una "desesperanza estructural" que no permite que los casos vuelvan a niveles de base bajos después de cada recesión.

El segundo factor es la crisis de resiliencia amplificada. El acelerador digital (redes sociales, comparación forzada) es un problema global, pero su impacto es magnificado en sociedades con bases frágiles. La alienación de la presencia digital golpea a una población que, además, carece de recursos económicos y de una red de apoyo estatal fuerte debido al recorte presupuestario en políticas de prevención (mencionado en el informe del SNIC).

En esencia, mientras que el resto del mundo invierte en mitigar las causas estructurales y ofrece un refugio psicológico, la Argentina enfrenta el problema con un contexto económico brutal y una prevención subfinanciada. La subida ininterrumpida de las cifras es la trágica consecuencia de esta doble vulnerabilidad.

Divergencia Fatal: Tasa de Suicidio Mundial vs. Tasa Argentina

Tabla de suicidios 2
Tasa estandarizada por edad (por 100.000 habitantes), comparando el éxito global con la anomalía local (basado en datos de la OMS y SNIC).

Según este gráfico en el que se cruzan datos de Argentina y la OMS, a principios de siglo las realidades eran muy distintas. Gracias a las altas cifras de países de Europa del Este o Asia que tenían cifras muy elevadas, el resto del mundo estaba muy por encima de Argentina. Desde ese momento, gracias a las políticas de prevención y salud mental, la mayoría de los países del mundo lograron bajar sus cifras y Argentina, todo lo contrario. Tal es así, que entre 2023 y 2024, los argentinos pasaron a ser una de las poblaciones con mayores riesgos de suicidios en el mundo.

Esto se explica porque en la Argentina de Milei, confluyen todos los problemas. Se aceleró la caída de las condiciones de vida, cayeron aún más los ingresos que en los gobiernos anteriores y desde el propio poder se legitiman discursos de éxito individual que no logran alcanzar la mayoría de la sociedad. Todo esto, mientras se desfinancian los programas de asistencia y prevención que tanto resultados dan a nivel intencional. Este cóctel explosiva hace que entre el 2023 y el 2024 se haya generado el mayor crecimiento interanual de muertes por suicidio en la historia reciente de nuestro país.

RM/ff