“En la misma línea de una columna publicada ayer en el diario Perfil, La serpiente que Milei no ve, se está gestando una crisis que puede derivar en violencia. Al mismo tiempo, es incentivada por el presidente y algunos de los miembros de La Libertad Avanza, que genera una violencia oral y puede pasar a la violencia física, con la idea de que el insulto es el último límite antes de lo físico”, analizó Jorge Fontevecchia en el cierre de Modo Fontevecchia, por Net TV, Radio Perfil (AM 1190) y Radio Amadeus (FM 91.1).
Ayer se produjo una pelea entre el dirigente del PRO, Hernán Lombardi, y el sociólogo Pablo Alabarces en el programa de Romina Manguel. La conductora interrumpió a un periodista para frenar el enfrentamiento entre Lombardi y Alabarces. “Acá agresiones físicas no”, remarcó, preocupada, Manguel, aunque la cámara no logró captar el momento, y lo que salió al aire pareció más una parodia que otra cosa. Sin embargo, el paso a la violencia física de ciertas discusiones son síntomas preocupantes.
Estamos viviendo tiempos convulsionados políticamente y la escalada de violencia es alarmante, aunque aún hay posibilidades de desescalar y de acordar algunos puntos de convivencia democrática entre los diferentes sectores políticos de nuestro país.
Probablemente, nuestro pacto de la Moncloa haya sido el triunfo de Raúl Alfonsín contra el peronismo que había prendido fuego un cajón con las iniciales UCR. Este triunfo político, de quien se jugó a representar la “vida y la paz” contra la violencia política de los setenta, puso los cimientos de una democracia que se vio amenazada con algunos alzamientos carapintadas, pero al que nunca se le sumó la política.
Javier Milei volvió a atacar al periodismo y apuntó contra Marcelo Bonelli
La irrupción de estallido popular en el 2001 se ordenó con las instituciones de la república y luego vinieron 22 años de estabilidad en el que ganaron kirchneristas, macristas y hasta anarcocapitalistas sin que corra sangre, ni haya sospechas serias de fraude electoral. En la Argentina no matamos a quien piensa distinto.
Tal vez este pacto se haya resquebrajado cuando el 2 de septiembre del 2022, cuando Fernando Sabag Montiel y un grupo de jóvenes de derecha, quisieron asesinar a Cristina Kirchner. Patricia Bullrich, hoy ministra de Seguridad, fue una de las pocas políticas que no condenó el hecho y el entonces diputado, hoy presidente Javier Milei, dijo que era hipócrita el feriado declarado por Alberto Fernández para que la gente pueda movilizarse en defensa de la democracia.
Esto fue evolucionando y hoy hay militantes libertarios que intentan romper asambleas en las tomas universitarias tirando gas pimienta, activistas peronistas y de izquierda golpean a un youtuber libertario que se dedica a amenazar a los “zurdos” en sus redes y hay declaraciones del Presidente de la Nación que son de una violencia totalmente intolerable.
Ayer, Javier Milei se refirió a la expresidenta en una entrevista en TN: "Me encantaría meterle el último clavo al cajón del kirchnerismo con Cristina adentro". Frente a esto, Cristina Kirchner realizó un tuit. “¿Así que ahora también me querés matar?”, le contestó.
Si desde la dirigencia política se reproducen estos mensajes y demostraciones de violencia, es esperable que los seguidores de estos espacios la lleven adelante en los diferentes ámbitos de discusión que hay en la sociedad como las universidades, la calle o los propios medios de comunicación.
Es momento de desescalar o podemos lamentar otro acto de violencia extrema como el que sufrió Cristina Kirchner aquel nefasto 2 de septiembre del 2022. Todavía estamos a tiempo. Si convertimos la política en un enfrentamiento físico, habremos retrocedido 40 años de democracia. Habíamos dicho que Nunca Más íbamos a resolver nuestras diferencias con la violencia, ahora solo debemos recordarlo.
TV FM