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TNC Accesible: el programa que acerca el teatro a las personas con discapacidad

El Teatro Nacional Cervantes permite que cada vez más personas puedan acceder a la cultura. Cómo funciona el programa y cuáles son sus principales características.

TNC Accesible
TNC Accesible | Captura de video

En la Argentina, viven más de 5 millones de personas con algún tipo de discapacidad o limitación permanente. Un porcentaje alto de la población se ve impedida de acceder a diversas manifestaciones artísticas. Frente a esta problemática, existen proyectos como Teatro Cervantes Accesible (TNC Accesible), que permite que más personas puedan disfrutar de la cultura.

El programa nació a partir del área de “Gestión de públicos” del Teatro Nacional Cervantes que, como explica la asistente general de dicha área, Brenda Lucía Carlini, busca no solo amenizar la experiencia de los públicos habitués del teatro sino también “trabajar y realizar acciones para acercar a aquellos públicos que por diferentes barreras no acceden al teatro”.

“El Cervantes en materia de accesibilidad y artes escénicas es bastante pionero, si bien hay muchas experiencias en grupos chicos o independientes, como teatro público es una de las primeras experiencias y tenemos que ser responsables porque somos, de alguna manera, una "vidriera", nos toman como ejemplo entonces nos lo tomamos muy en serio”, destaca Carlini, quien también es co-coordinadora (junto a Sonia Jaroslavsky) del programa de accesibilidad a las artes escénicas del Teatro Nacional Cervantes.

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Cualquier obra ya estrenada puede pensarse desde una perspectiva de accesibilidad. Sin embargo, puede suceder también que “un espectáculo se piense desde cero incorporando la accesibilidad también como potencia creativa, no solamente como recurso sino como forma de producir sentido, como forma estructural y del concepto mismo de un espectáculo”.

¿Qué elementos tienen las obras accesibles?

La accesibilidad se trabaja a partir de diversos recursos, entre los que se destacan la audiodescripción, la visita táctil, los programas en relieve y la incorporación de la lengua de señas argentina (LSA) a las obras. Carlini explica que, en el Cervantes, solo tienen audiodescripción “en formato introductorio” porque carecen aún de la tecnología para incorporarlo a todo el espectáculo

“Hay una locutora, una audiodescriptora que trabaja en el área -Gladis Benitez, especialista en el tema- que redacta un guión a partir de ver ensayos, de charlar con él o los vestuaristas, los directores de escenografía, etc. y recaba información visual que resulta importante reponer para una persona que no tenga acceso visual a eso sino a través del sonido u otros sentidos; y se redacta y se graba, luego se pasa en off al inicio de la función”, explica sobre este recurso.

Respecto a la visita táctil, Carlini explica que es “un recorrido a través del tacto por la escenografía, la utilería y el espacio escénico de la obra que se realiza dos horas antes del comienzo de la función”.  En cuanto al procedimiento para llevarla a cabo, la co-creadora de TNC Accesible explicó que “se redacta un guión, hay una persona que es la guía de la visita, la encargada, se ensaya y se supervisa con personas ciegas que vienen a ese ensayo, que después nos dan una devolución sobre algunas cuestiones, dónde hay que incorporar más información, dónde hay información que sobra”.

Además, Carlini explica que la accesibilidad también está presente en los programas de mano, que son aquellos que se entregan antes de comenzar la función y que resumen de qué va la obra y quiénes trabajan en ella tanto delante como detrás del escenario.

“Todos los programas de mano tienen un código QR con punteado en relieve, que se realiza con la Editora Braille y Libro Parlante, que depende del Ministerio de Desarrollo Social de la Nación. La persona ciega puede detectar este relieve, puede escanear el QR y accede a la misma información del programa de mano -no accesible a priori-, en formato audio”, cuenta Carlini quien, además, aclara que quien graba este programa es un integrante del elenco, por lo cual no es una voz robótica la que lo narra.

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“Ese audio termina siendo una pieza artística en sí misma, tratamos de buscar la accesibilidad creativa porque no nos olvidamos de que estamos en un teatro”, señala.

En cuanto a las personas sordas, se lleva a cabo un recorrido diferente porque “hablan otra lengua, que es la Lengua de Señas Argentina (LSA)”. “La comunidad sorda y las poblaciones con discapacidad auditiva son muy heterogéneas: hay personas oralizadas, que hablan español o son usuarias de audífonos o implantes cocleares, y toda otra parte que se identifica como persona sorda y utiliza la LSA”, aclara Carlini.

El Cervantes tiene un recorrido progresivo en relación a cómo ha ido tratando ese recurso en escena. En 2019, llevaron la LSA a escena a través de intérpretes formales vestidas de negro que se incorporaban al escenario. En este caso, explica Carlini, había que tomar decisiones estéticas porque era un elemento ajeno a la obra que debía incorporarse, pero se mantenía a priori la convención sobre la interpretación.

“Esto fue muy importante porque permitió que muchísimas personas sordas accedieran al teatro, muchas personas que nunca antes lo habían hecho.  Sin embargo, todavía faltaba algo porque la interpretación de LSA como traducción directa dejaba afuera la ficción y el acceso a la ficción a través de la lengua”, rememora Carlini.

Las expresiones de las artes

En 2020, en plena pandemia, se empezó a hablar de actores y actrices señantes en el Cervantes. “Esto cambia radicalmente el concepto, porque hablar de actores ya nos posiciona desde otro lugar: ya podemos utilizar otros vestuarios y hablar de personas que saben mucha lengua de señas pero que también son actores y están de alguna forma representando al personaje en lengua de señas”.

En esa línea se intervinieron 10 de las 24 obras producidas en el ciclo "Nuestro teatro en pandemia", que son de acceso público y se pueden ver en Youtube en el canal Cervantes Online. En las obras, participaron además actores sordos, lo cual es una novedad porque no intervienen solamente como espectadores sino también como “hacedores de la cultura,

lo cual también nos acerca más al cumplimiento de la Ley 27.044, que reconoce la Convención Internacional por los Derechos de las Personas con Discapacidad como constitucional, le da vigencia constitucional en nuestro país, y el artículo 30 dice que deben reconocerse los derechos de las personas al acceso a la cultura, no sólo como usuarias sino también como hacedoras”.

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Si bien aún no está incorporado como recurso, Carlini adelantó una forma de inclusión que planean añadir en el teatro: las funciones distendidas para personas con TEA (Trastorno del Espectro Autista), epilepsia o con algún tipo de hipersensibilidad. Estas funciones, según Carlini, “ajustan algunos detalles vinculados a los estímulos que puede tener un espectáculo como las luces, los colores, los tonos”, y además tienen “espacios de relax” para que las personas sobre estimuladas puedan relajarse antes de volver a la función.

¿Es más caro hacer una obra accesible?

“Sería muy hipócrita decir que no tiene costo y que se puede hacer con pura voluntad porque no alcanza y no sirve solo la pura voluntad. Es algo que sí hay que hacerse cargo, que tiene presupuesto y hay que tomarlo como tal”, aclara Carlini.

Sin embargo, destaca también que “no es muchísimo más elevado”, ya que los actores y actrices señantes -por citar un ejemplo- pueden cobrar lo mismo que lo que cobran los actores, con lo que no se excedería del presupuesto del teatro

“También hay que entender que debe empezar a formar parte de las políticas públicas, más en los espacios estatales. Lo importante, además del presupuesto, está en el recurso humano. Lo que tenemos que hacer es capacitarnos, formar recursos humanos e identificar a esos recursos que ya están trabajando y tienen muchísima experiencia”, sostiene Carlini.  

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El impacto de la accesibilidad

Dentro del área de Gestión de públicos hay una subárea de medición y estudios de públicos y después de cada acción se realiza una medición a través de encuestas, de preguntas, de pedidos de devolución. 

En los inicios, en 2019, algunos de los datos interesantes eran que del total de personas sordas que habían asistido, que habrían sido en un año y medio más o menos 200 personas, para más del 50% era la primera vez que pisaban un teatro. Mientras, del total de personas ciegas que habían venido, para el 20% era la primera vez que pisaban un teatro. 

“Y eso te habla, para la experiencia concreta del Cervantes, de que las personas ciegas suelen poder acercarse más a la cultura teatral, porque hay algo que comparten que es la lengua, y la comunidad de personas sordas necesita de esa otra lengua, que todavía falta y mucho, todavía no es reconocida a través de una ley”, explica Carlini.

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“Los recursos son bien valorados y nos hacen sugerencias, pero vale destacar que no es que esperamos a tener el feedback del público: el lema de las personas con discapacidad es "nada sobre nosotros sin nosotros" y eso hace que no hagamos ningún paso en relación a la accesibilidad sin que las personas con discapacidad que trabajan con nosotros nos lo aprueben, lo supervisen, lo testeen, todo lo que hacemos lo hacemos con las personas con discapacidad en distintos roles, en distintos momentos de la producción”, agrega.

“Hablar de accesibilidad es una perspectiva que necesita ser incorporada cada vez más, por suerte está sucediendo pero también la perspectiva de la discapacidad porque hay muchas leyes existentes que no se cumplen. Como espacio público tenemos el deber de visibilizar la existencia de esas leyes”, sostiene Carlini.

“Todavía faltan otras cosas que van más allá del teatro y de todo lo que podemos hacer acá, pero si eso aporta un grano de arena para que esto empiece a suceder aquí estamos, aquí lo mantendremos, siempre con las personas con discapacidad al lado, en conjunto, y tratando de que sean protagonistas cada vez más”, concluye.

FM JL