Desde su llegada al país a mediados de los años sesenta, la cumbia supo ganarse un lugar central en la escena musical local. A pesar de su instalación dentro de los géneros argentinos, llegando a ser considerado incluso el "más popular" (en el doble sentido de masificación y representación de las clases obreras) por algunos especialistas, no estuvo exento de prejuicios debido a su público. Sin embargo, en los últimos años, siguió manteniéndose en el mainstream y su recepción se volvió "más abierta", según confirmó a PERFIL Bruno Ezequiel Muñoz, percusionista de la banda Sabor Canela.
Originario de Córdoba, el grupo se podría considerar una representación de la cultura local. Es que no solo interpreta un estilo que supo arraigarse en el país a pesar de los estigmas, sino que además está conformado por diez integrantes que son de distintos puntos de la Argentina, tales como Jujuy, Córdoba e incluso la Patagonia. Con esa formación diversa, federal y heterogénea, buscan producir música original que fusione la tradición latinoamericana con recursos de otros géneros como el rock, la música urbana, el indie y el pop.
El conjunto ya lleva diez años en la escena, por lo que vivieron la evolución de la cumbia desde el surgimiento de subgéneros como la "cumbia pop" o "cumbia 420" hasta la reinvención durante la pandemia de Covid-19. "En un tiempo sí hubo un estigma con la cumbia, pero ahora está más abierta la cuestión. Aunque siempre está ese prejuicio a los géneros populares", explicó Muñoz en diálogo con PERFIL, mientras que Emanuel Oliva, el cantante de Sabor Canela, añadió que es "increíble" la evolución del género en ese tiempo.
Sumado a esto, en el marco de su décimo aniversario, el grupo inició una gira que los llevó a distintos rincones del país, como Buenos Aires, San Luis, Mendoza, La Pampa, Santa Fe y Entre Ríos. En ese sentido, uno de sus shows más esperados tuvo lugar el pasado 17 de mayo en La Trastienda, ubicada en el barrio porteño de San Telmo, el cual tendrá una segunda revancha este sábado 12 de octubre. "Los esperamos para festejar los diez años de vida con alegría. ¡Sigue la fiesta y sigue el amor!”, expresó Sabor Canela cuando anunció la serie de eventos.
La evolución de la cumbia: subgéneros y la pérdida de prejuicios
—Ustedes ya llevan diez años en la escena musical. ¿Sienten que hubo o hay en la actualidad prejuicios con la cumbia?
Muñoz: Capaz que en un tiempo sí los hubo, aunque pareciera que ahora está más abierta la cuestión. Pero siempre hay ese prejuicio a los géneros que por ahí consume más el ámbito popular, como también pasa en Córdoba con el cuarteto. Hoy en día está habiendo más movida con la cumbia, llegando a otros lugares. Yo creo que va evolucionando todo, va cambiando. Quizás antes sí, pero ahora como que lo veo un poco más abierto.
—En una entrevista habían dicho que "todo se mezcla musicalmente". ¿Cómo definirían a la cumbia en la actualidad en comparación con cuando arrancaron?
Oliva: La cumbia fue mutando, cambió bastante. Es increíble como cambió en esta década. Argentina está atravesada por todos esos géneros de la cumbia, hay una industria musical ahí.
Muñoz: Siempre estuvo presente la cumbia a lo largo de este tiempo. Ahora como que está resurgiendo más, pero siempre estuvo presente porque en cualquier boliche o bar que vas siempre está sonando una cumbia. Por ahí merma un poco, pero siempre está presente. Es muy de acá el género también, es muy nuestro, lo adoptamos mucho.
—Un ejemplo de que es algo "bien nuestro" es que ustedes son una banda donde los integrantes vienen de distintos puntos del país para hacer cumbia.
Muñoz: Claro, nos unió la cumbia (Risas). En el sur, por ejemplo, se consume muchísima cumbia de Buenos Aires. Un montón de bandas bonaerenses van siempre de gira para allá y la gente los recibe re bien.
Oliva: A los del sur nos encanta la cumbia. Me acuerdo que a él [Muñoz] lo conocí porque hacía videos donde tocaba rapidísimo y cuando se nos fue un timbaletero lo convocamos. Aparte es increíble la energía y alegría que la cumbia le transmite a la gente. Me ha pasado de estar en fiestas de electrónica que para cerrar la noche ponen un clásico de la cumbia como Los Palmeras y se armó un fiestón. Hasta el más reacio se paró a bailar.
También están los distintos tipos de cumbia. Por ejemplo, la colombiana es más potente abajo de los cueros, es más grave (imitando el beat de la cumbia). Eso también lo mostraron acá La Delio Valdez con La Chancha metiéndole los cueros. Mezclaba bastante con música cubana, salsa y rumba, ya ahí tenés todo lo de Latinoamérica. La cumbia santafesina tiene lo suyo, está muy conectada con la peruana en la guitarra, en el swing que es más picadito.
Muñoz: Tiene un montón de ramas la cumbia.
—Retomando lo que decían, es verdad que la cumbia es un género que puede hacer bailar hasta al más dubitativo...
Muñoz: La cumbia le saca un paso a todo el mundo (Risas).
Oliva: Después está todo lo que es el RKT, la cumbia base, la villera, la peruana, que cada una tiene su estilo y subgéneros. Hay mucha cumbia y también hay gente que se atrevió a hacer cumbia con canciones extranjeras, como con los Red Hot Chili Peppers. Mientras estás escuchando un temón, estás bailando un cumbión. Más allá del género, la canción es tremenda y lo adaptás a lo local.
Muñoz: Claro, terminás escuchando la versión cumbia en vez de la original.
La trayectoria de Sabor Canela
—¿Cómo fue el origen y recorrido de Sabor Canela en estos diez años?
Oliva: Fue buenísimo. Diez años de mucha experiencia con mucha gente que se sube a Sabor Canela y nos acompaña a recorrer diferentes provincias. Se genera así un equipo nómade y también creadores de canciones, de música... Toda una dinámica para llevarle la música a la gente y transmitir música bailable. Esa era bastante la inspiración.
Nos conocimos en Córdoba. La Universidad Nacional convoca mucha gente de diferentes partes, entonces nos fuimos conociendo a través de esos espacios, de ir a ver bandas que te hacen decir: "Wow, cómo toca esta persona, qué lindo", llegando en algún momento a tener uno la intención de hacerlo. Y bueno, así se dio todo, se dio el nombre, se dieron los primeros integrantes en Barrio Güemes, que es un barrio cultural de Córdoba, y se fueron sumando más personas hasta el día de hoy que pasamos por miles de cosas hermosas. Todo fue lindo y un aprendizaje full.
—Ustedes arrancaron en 2013 cuando se conocieron en la universidad y hoy llegan diez años después con una gira por el país y habiendo sido nominados a "Mejor Álbum Grupo Tropical" en los Premios Gardel 2023 por su disco "After en Hong Kong". ¿Cómo evolucionaron en esta década?
Oliva: Evolucionamos un montón. Las diferentes experiencias, la planificación, el entrenamiento, el trabajar en conjunto, buscar ponemos de acuerdo... Todo eso hace que el proyecto evolucione. El compromiso también es importante, es un vínculo que se sostiene y hay que sostenerlo. El laburo no es fácil, tampoco el rubro, pero es divertido. Es lo que nos gusta hacer, lo que amamos: la música, el arte, subir al escenario y conectar con la gente a través de la música. Todo eso es muy bueno y nos motiva.
—Siguiendo la idea que mencionás de trabajar el vínculo con el equipo, ¿cuál es la clave para mantener la armonía y que no haya problemas de ego en un ambiente como la música, sobre todo siendo una banda con diez integrantes?
Oliva: Con la charla más que nada, la comunicación, eso es clave. También en el respeto. Siempre pasan cosas obviamente, pero tanteamos cómo estamos y siempre se charla en algún momento. Hasta ahora nos mantenemos. Es verdad que muchas bandas se rompen, como todos los vínculos, pero nosotros seguimos. Obviamente el ensamble va rotando, algunos están desde el comienzo, pero siempre sigue el proyecto Sabor Canela.
—Se podría decir que no son una banda "purista" de cumbia porque integran elementos de otros géneros como el pop y el rock. Entonces, ¿cómo definirías Sabor Canela?
Oliva: Es una banda rockera (Risas). La considero cumbiera, pero bastante distinta con cosas del rock, del pop también y muchas referencias que se dieron y que las volcamos en la composición. Se da esto también de la mezcla del folklore peruano que nos gusta mucho, la viola punteada, los mirlos.
—Justamente esa faceta tan variada es la que los llevó a estar en eventos tan diferentes como el Carnaval de Los Tekis y el Cosquín Rock, o a colaborar con artistas como La Delio Valdéz, Los Auténticos Decadentes, La Barra, Chico Trujillo, entre otros.
Oliva: Es verdad. Por ejemplo, al Cosquín Rock fuimos dos veces. Fue una experiencia re linda. Probábamos sonido y paseábamos por el campo y era increíble. Empezabas a escuchar una banda, otra por otro escenario. La experiencia del Cosquín fue muy buena la verdad, es como un parque de diversiones de música de la actualidad.
Los Palmeras confirmaron una vez más que la leyenda sigue vigente
—Volviendo a los inicios de la banda, ¿qué objetivos y metas fueron cumpliendo en esta década?
Oliva: Grabar un disco. También me parece que es alto logro un videoclip. El mantenernos como grupo, buscarle la vuelta a la rosca o más o menos lidiar con la rosca, el caos... Ese también es un gran desafío. Tocar en vivo en los escenarios, como en el de Los Tekis, el Comedor Universitario de Córdoba o La Trastienda. Todos son sueños pequeños que fuimos cumpliendo.
Nosotros tenemos diez años, somos una banda en desarrollo todavía. Estamos laburando mucho y ahora en Buenos Aires nos vemos por segunda vez en La Trastienda. Antes tocábamos en Niceto Club, nos gustaba bastante ese lugar. También tocamos en Tecnópolis, en el Konex... Muchas propuestas de todos lados.
—Con lo que hicieron en estos diez años, podrían haber dado un paso para el costado y decir "hasta acá llegamos", pero ustedes buscan superarse...
Oliva: Estamos en esa, buscándole la vuelta. A veces estás tranquilo y se te prende la lamparita, entonces decís "Bueno, vamos a idear una gira, ¿a dónde vamos?". Una vez que tomaste el puntapié es ir negociando cómo llenar esos espacios, esos fines de semana para que rinda. Después nos mantenemos tranquilos. Por ejemplo, las fiestas las solemos pasar con la familia, entonces cada uno se vuelve a casa, tenemos tres semanas de descanso y volvemos. Siempre si surge algo, lo hacemos: "Che, surgió la Fiesta de la Empanada, lo hablamos" (Risas).
—¿Un recuerdo en estos diez años de trayectoria?
Oliva: Hay un montón, sobre todo de problemas en el aeropuerto, por lo que nunca llegás al show. Me acuerdo que estábamos en Santa Cruz todos y justo en ese momento se dictó lo de la pandemia. Pandemia mundial, no se toca. Estábamos a horas de tocar en otra parte y teníamos un plan de gira, todo planeado, pero de golpe: "Pum, pandemia, se corta todo muchachos". Eso fue tremendo.
Después en pandemia hicimos streaming a una sola cámara y todos distanciados. De a poco se fueron habilitando los permisos y era tremendo: tenías pocos integrantes de la banda con un pedazo de látex para hacer de aislante entre la gente del público para que no pase la saliva.
—¿Cómo fue la experiencia en La Trastienda y qué anécdota rescatás de la gira por los diez años?
Oliva: Fue muy bueno el show en La Trastienda, hubo muchos invitados. Fue muy lindo el compartir con gente de acá. Esta vez también van a haber muchos amigos de la cumbia, del rock, de lo urbano, gente de La Plata. Compartir todo esto es lo más lindo. Hay mucho rock, mucha cumbia, mucho baile. La gente se prende fuego, está buenísimo.
Un recuerdo de la gira que rescato pasó hace poco. Yo estaba con anginas y una chica en Neuquén me llevó yuyos para que me mejore. Siempre tengo yuyos como eucalipto conmigo por si pasan estas cosas, pero rescato eso: la gente llevándome yuyos para sanar. Lo más gracioso es que yo venía de estar como todo el fin de semana enfermo y los yuyos me hicieron muy bien porque al día siguiente me curé. Debe haber sido la energía de la fan (Risas).
—¿Qué pueda esperar la gente del segundo show en La Trastienda?
Oliva: Va a estar muy bueno. Van a haber muchos invitados, mucha alegría y la vamos a pasar de diez. Venimos para transmitirle alegría a la gente y que se bailen un cumbión.
MB / Gi