El Jurado de Enjuiciamiento de Corrientes resolvió, por mayoría, absolver al juez de Paz Barrial N° 1, Carlos Hugo Chiama, del cargo de acoso laboral que pesaba sobre él.
La decisión se tomó luego de que el propio fiscal general del Poder Judicial, César Sotelo, y parte acusadora en el proceso, optara por no sostener la imputación en su alegato final. Como consecuencia de esta absolución, Chiama será repuesto en su puesto al día siguiente de la notificación formal del fallo.
La clave de la resolución judicial radica en la postura del fiscal Sotelo, quien afirmó que no pudo arribar, con la certeza necesaria y por falta de pruebas suficientes, a la conclusión de que el juez Chiama efectivamente incurrió en mal desempeño de sus funciones.
"Quien les habla piensa que no se puede seguir sosteniendo la acusación con los elementos que tenemos, no me alcanza, para llevarme hacia la certeza. No llego. Humildemente, no llego", sentenció Sotelo ante el Jurado.
El fiscal fundamentó su drástica decisión, poco común en este tipo de procesos, en la importancia cardinal de la prueba en cualquier juicio. "La prueba es elemental en todo proceso. Para la condena debe haber certeza", enfatizó. Sotelo comparó este caso con los nueve juicios políticos anteriores donde sí había acusado sin dudar, señalando que la "certeza para disponer que deje la silla de juez el doctor Chiama me ha hecho dudar mucho. No llego a esa conclusión y esa convicción que tuve en otros casos".
La postura de Sotelo, según sus propias palabras, fue una "postura personal" de la cual se hizo "absolutamente cargo", y que tomó "sin temor a equivocarme". Aseguró haberse manejado siempre con el "equilibrio justo" que le exige su cargo y que la "objetividad es el punto principal de la acusación".
Además, reconoció que ya en el sumario administrativo no se había manifestado "acorde a que se envíen las actuaciones al Consejo de la Magistratura", lo que indica que sus dudas sobre la solidez del caso existían desde una etapa previa.
Aunque respetó la decisión del Superior Tribunal de Justicia de avanzar con el jury, Sotelo sostuvo que "nadie es el dueño de la verdad" y que había una "cantidad de dudas y percepciones personales" que no le permitieron seguir con la acusación.
De esta manera, la falta de convicción del propio órgano acusador fue determinante para la absolución del juez Chiama, permitiéndole retomar sus funciones.