El origen de este homenaje comenzó con una mirada atenta, la del Lic. Miguel Ángel Núñez Cortés, graduado de la USAL en las carreras de Fotointerpretación y de Filosofía y también ex Vicedecano de la Facultad de Historia y Letras. Estaba caminando a mediados de 2008 por la Av. de Mayo cuando advirtió una placa de cerámica en la fachada de este entrañable café.
A sólo tres años de la creación de la Universidad del Salvador, los alumnos de las carreras de Historia y de Letras habían colocado esa placa, en diciembre de 1959, adhiriéndose de esta particular forma a la celebración de los 100 años de la fundación del Gran Café Tortoni y a la vez homenajeando a uno de los poetas que era parroquiano ilustre, Baldomero Fernández Moreno. El texto de la placa (1) en la que dejaron constancia del homenaje comienza con la transcripción de dos versos de Canto de amor, de luz, de agua escritos por el poeta, tal vez allí, en 1922:
"Desde un bar arco iris te saludo
ahíto de café y melancolía…".
El Lic. Núñez Cortés le sacó unas fotografías y se las envió por correo electrónico a varios graduados de la USAL con el propósito de que las difundieran entre quienes, a su criterio, continuasen amando la Casa que los formó y se sintieran representados por la acción de aquellos "compañeros" que hacía 50 años habían dejado un testimonio tan concreto y comprometido con un espacio y con un escritor de esta querida Buenos Aires.
Apenas recibí el correo electrónico del Lic, Núñez Cortés asocié quién podía haber sido el profesor que indujera a esos estudiantes, que habían comenzado sus carreras tal vez en 1956 cuando se fundó la Universidad del Salvador, a realizar semejante homenaje. Y llegué a la conclusión de que debía haber sido mi maestro, desde aquella época hasta su fallecimiento en 1998, el querido Berenguer, como seguimos llamándolo hoy quienes fuimos y seguimos siendo sus discípulos. Le comenté mi conjetura a su esposa, poeta además, la Sra. Perpêtua Flores, quien muy solícita, como siempre, me dijo que era probable que hubiera sido idea de Arturo, pero que no tenía elementos como para darme la certeza de que así fuera. De todos modos me facilitó el acercamiento al Sr. Manuel Pérez Amigo, Presidente de la Asociación Amigos de la Avenida de Mayo, quien podía presentarme a la persona que, en ese momento, era el responsable del Café para concretar lo que finalmente fue este homenaje.
De esta manera conocí al Gerente del Gran Café Tortoni, el Sr. Roberto Fanego. Apenas escuchó mi presunción, fruto de una simple asociación de ideas, de que el propulsor del homenaje al poeta Baldomero Fernández Moreno había sido Berenguer comenzaron a brillarle los ojos con particular vivacidad porque él no sabía quiénes eran pero tenía una foto que recordaba el acto de la colocación de esa placa. Sin decirme nada se retiró de la mesa a la que estábamos sentados tomando un exquisito café y fue hacia otro recinto. Al cabo de breves minutos volvió con una fotografía enmarcada (2) en la que pude observar, más que atónita, al mismísimo Dr. Arturo Berenguer Carisomo con traje oscuro cruzado, como le gustaba usar, al Padre Ernesto Dann Obregón, sj., Rector de la Universidad del Salvador por ese entonces, a otro querido maestro, el Dr. Juan Carlos García Santillán, Vicedecano de la Facultad de Historia y Letras, y a algunas personas más junto a la Sra. Dalmira López Osornio de Fernández Moreno.
El día en que el Premio Nobel de la Paz enloqueció con los tostados del Tortoni
La foto dejaba constancia del instante en el que se descubría la placa antes aludida en memoria del poeta que había fallecido en esa fecha hacía nueve años. Inclusive en otro encuentro el Sr. Fanego me entregó una fotocopia de la crónica del diario La Prensa que resume dicho acto y que incluye la reproducción de la placa de bronce con la inscripción original, la que se mantiene en forma fidedigna en la actual placa artesanal de cerámica (lamentablemente la original ha sido robada) fotografiada por Núñez Cortés.
Entonces no dudé más y decidí gestionar el homenaje al Dr. Arturo Berenguer Carisomo similar a ése después diez años del fallecimiento de nuestro querido profesor, porque quienes formamos parte de la Universidad del Salvador vibramos con el mismo espíritu jesuita que tuvo él entonces y hoy mantenemos vivo. Como Directora de la Escuela de Letras, con la anuencia del Gerente del Tortoni, presenté el proyecto en la USAL para colocar, debajo de la placa de 1959, otra placa recordatoria de nuestro homenaje al profesor y al peculiar ámbito. Rápidamente recibió la aprobación de las autoridades de la Facultad y poco después se realizó el acto pertinente.
Fue sumamente grato homenajear a un docente universitario en este café paradigmático del ser cultural porteño. El Gran Café Tortoni, que en 2021 cumple 163 años, (3) cobijó a grandes personajes de nuestra cultura forjadores de nuestra Nación en la que están unidos y consustanciados el mestizaje, la confrontación, el cambio y el entrecruzamiento de lo popular y lo ilustrado. El acto de la colocación de esta placa se celebró el 26 de octubre de 2008, (4) día de los cafés de Buenos Aires. Esa fecha fue instituida por el Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires en el año 2000, (5) precisamente en recuerdo de aquel 26 de octubre de 1894, fecha de apertura del Tortoni por la Avenida de Mayo, con la que comparte su espíritu hispánico, y de la instalación de la estructura del primer café que ocupó la acera, con mesas y sillas, al mejor estilo de la bohemia parisina.
Para poder tener una idea de lo que se vivía en aquellos tiempos en ese ámbito tan particular creo que las palabras de dos poetas son más que oportunas:
Viejo Café Tortoni (6)
por Baldomero Fernández Moreno
A pesar de la lluvia yo he salido
a tomar un café. Estoy sentado
bajo el toldo tirante y empapado
de este viejo Tortoni conocido.
¡Cuántas veces, oh padre, habrás venido
de tus graves negocios fatigado,
a fumar un habano perfumado
y a jugar al tresillo consabido!
Melancólico, pobre, descubierto,
tu hijo te repite, padre muerto.
Suena la lluvia, núblanse mis ojos,
vomita el subterráneo alguna gente,
pregona diarios una voz doliente,
ruedan los grandes autobuses rojos.
Viejo Tortoni (7)
por Héctor Negro
Se me hace que el palco llovizna recuerdos,
que allá en la Avenida asoman, tal vez,
bohemios de antaño y que están volviendo
aquellos baluartes del viejo Café.
Tortoni de ahora, te habita aquel tiempo.
Historia que vive en tu muda pared.
Y un eco cercano de voces que fueron
se acoda en las mesas, cordial habitué.
Viejo Tortoni. Refugio fiel
de la amistad junto al pocillo de café.
En el sótano de hoy, la magia sigue igual
y un duende nos recibe en el umbral.
Viejo Tortoni. En tu color
están Quinquela y el poema de Tuñón.
Y el tango aquel de Filiberto, como vos,
no ha muerto, vive sin decir adiós.
Se me hace que escucho la voz de Carlitos,
desde esta “Bodega” que vuelve a vivir;
que están Baldomero y aquel infinito
fervor de la “Peña”, llegando hasta aquí.
Tortoni de ahora, tan joven y antiguo:
con algo de templo, de posta, de bar.
Azul recalada, si el fuego es el mismo,
quién dijo que acaso no sirve soñar.
Para los académicos, docentes, graduados y estudiantes de la USAL, fundada por los sacerdotes de la Compañía de Jesús, fue motivo de gran satisfacción homenajear al Dr. Arturo Berenguer Carisomo en el querido Café Tortoni del que fue parroquiano asiduo e ilustre.
El Dr. Berenguer ha sido profesor fundador de la Facultad de Historia y Letras, especialista en Literaturas Española, Hispanoamericana y Argentina, Director de la Escuela de Letras y uno de sus académicos y docentes dilectos, por sus calidad y calidez como maestro identificado con los principios esenciales de esta Casa de Altos Estudios. El Honorable Consejo Superior de la Universidad del Salvador, al cumplirse el 40º aniversario de su creación, en reconocimiento a la trayectoria le otorgó el título de Doctor Honoris Causa. (8) En el discurso pronunciado el 11 de noviembre de 1996, publicado en la revista Gramma de nuestra Escuela de Letras, con motivo de agradecer esta distinción, el Dr. Berenguer Carisomo declaró que:
“(…) los primeros tiempos, sobre todo de esta Facultad de Historia y Letras, que era la mía, fueron apretados…pero justamente por la modestia de su nacimiento y por el espíritu de Ignacio de Loyola la Universidad del Salvador se mantendrá fuerte, erguida y segura.”
Hoy, quienes formamos parte de la Universidad del Salvador y nos enorgullecemos de seguir creciendo, como institución católica y comprometida, de acuerdo con la mística Ignaciana que nos dio origen, podemos dar fe de que la apreciación de Don Arturo Berenguer Carisomo ha sido clarividente.
* Dra. Alicia L. Sisca. Directora de la Escuela de Letras de la Universidad del Salvador.
(1) A continuación de los dos versos del poeta, la placa dice: “Éste, como otros, fue el café desde donde Fernández Moreno nos dio sus versos de amor, de luz y de agua. Homenaje de los alumnos de la Facultad de Historia y Letras de la Universidad del Salvador. Diciembre 1959”.
(2) La fotografía es una fotocopia ampliada de la imagen que publicó Eudeba en su texto Genio y Figura de Baldomero Fernández Moreno, edición confiada a Emilio Carilla, en 1973.
(3) Fue fundado por monsieur Jean Touan, en 1858, quien tomó el nombre de su homónimo café de París.
(4) La placa colocada transcribe unas palabras de A.B.C. y a continuación dice: “Homenaje de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad del Salvador a su maestro, Prof. Dr. Arturo Berenguer Carisomo, parroquiano ilustre del Gran Café “Tortoni”: 26 de octubre de 2008 – Día de los Cafés de Buenos Aires.”
(5) Según la Ley nº 511, del 5 de octubre de 2000.
(6) Fernández Moreno, Baldomero, Sonetos, Buenos Aires, Rosso, 1929.
(7) Poema escrito en 1981 por Héctor Negro (Buenos Aires 1934-2015), integrante del Grupo “El pan duro” dedicado a la poesía social de la década de 1950.
(8) Según la R.R. nº 158, del 8 de julio de 1996.