OPINIóN
Manipulaciones

Bolívar y las raíces de la integración regional latinoamericana

En un libro de reciente aparición, el historiador argentino Carlos Malamud desnuda la tergiversación que el chavismo hizo del pensamiento del libertador de América.

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Culto. Reverenciar a Bolívar estaba muy extendido en Venezuela, pero ahora es la palanca de legitimación del proyecto chavista. Por eso es necesario “bolivarinizar” todo. | afp

Según la mitología continental, reforzada por el boom literario y la universalización del realismo mágico, la integración latinoamericana tiene un claro precursor: Simón Bolívar. Ya lo dijo Germán Arciniegas, “los latinoamericanos no necesitan escribir novelas, les basta con su historia”. Pero la novela en que se había convertido la integración regional se vio potenciada ad infinitum tras la llegada de Hugo Chávez.

A bolivarinizar. Se buscaba poner la figura, la obra y el pensamiento del Libertador al servicio de la Revolución Bolivariana, una de cuyas metas era la segunda y definitiva independencia de Estados Unidos, o la descolonización como gustan decir otros. El “culto a Bolívar”, según la definición de Germán Carrera Damas, está muy extendido en Venezuela. Su utilización se ha convertido en la palanca de legitimización del proyecto chavista. De ahí la insistencia en bolivarianizar absolutamente todo.

Intentando satisfacer las necesidades del guión revolucionario se mutiló y manipuló el pensamiento de Bolívar. Y para moldearlo a imagen y semejanza del militar golpista fue necesario deconstruirlo, siguiendo el manual de instrucciones de Derrida. No solo se cambió parte de su pasado, difuminando sus raíces europeas, sino también se lo dotó de un nuevo rostro, científicamente procesado, adaptándolo al perfil mestizo del comandante Chávez.

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Los cambios afectaron a la denominación del país y a múltiples instituciones públicas, que añadieron el adjetivo bolivariano o bolivariana. También se modificó la bandera y el escudo nacional. Pero, todo era insuficiente. Había que adaptar su pensamiento a las necesidades del relato chavista. Para eso nada mejor que descontextualizar frases, fragmentarlas o presentarlas incompletas.

Antiimperialismo. Se erigió a Bolívar en el gran precursor del antiimperialismo y del socialismo del siglo XXI. En ambos casos se forzaron y tergiversaron sus palabras. En lo que respecta a sus opiniones sobre Estados Unidos, mientras unos defienden al inspirador y padre espiritual del panamericanismo, otros ven en él al adalid del antiimperialismo y el anticolonialismo. Para estos, Bolívar jamás pudo inspirar el panamericanismo, al ser la más clara expresión de la “doctrina y las prácticas imperialistas”, a las cuales, según ellos, se oponía abiertamente el Libertador. 

Sin embargo, Bolívar apreciaba el gran potencial de Estados Unidos y los fundamentos de su revolución de independencia, que le habían permitido separarse del Imperio británico y dotarse de una forma republicana de gobierno, aunque fuese federal. Al mismo tiempo, Bolívar era muy crítico con el esclavismo, con la neutralidad y con ciertas tendencias expansivas allí presentes, que podían comprometer la integridad y la independencia de las nuevas repúblicas hispanoamericanas.

Frases. El papel antiimperialista de Bolívar es recordado de forma permanente por quienes sostienen la estrecha vinculación entre el proceso emancipador y la segunda independencia. Con este objetivo han hecho circular muy profusamente en los últimos 20 años una serie de citas de Bolívar que aluden a una manera peculiar de juzgar al gran vecino del norte. Inclusive es frecuente encontrar un decálogo de frases del Libertador sobre Estados Unidos, que expresaría su tono crítico y su sesgo antiimperialista. 

La mayoría de las citas proviene de misivas de Bolívar. Pero, como en la “Carta de Jamaica”, todas las frases están cortadas, son incompletas o se han sacado de contexto. La última, escrita en 1829, dice: “Los Estados Unidos parecen destinados por la Providencia para plagar la América de miseria a nombre de la libertad”. Pero, la alusión sobre plagar la América de miseria alude a los Borbones y no a Estados Unidos, con una constante referencia al riesgo que supone la monarquía española para América. La referencia a Estados Unidos comienza señalando “cuánto no se opondrían los nuevos estados americanos y los Estados Unidos”, razón por la cual si alguien sembrase la América de miseria según esta interpretación, serían unos y otros. Ahora bien, Bolívar no está acusando a sus propios países sino a España.

En lo referente a la integración regional, una frase de la “Carta de Jamaica” (1815) se ha convertido en el muro de descarga sobre el que descansa la idea del Bolívar precursor. Su contenido es aparentemente contundente: “Es una idea grandiosa pretender formar de todo el mundo nuevo una sola nación con un solo vínculo que ligue sus partes entre sí y con el todo. Ya que tiene un origen, una lengua, unas costumbres y una reli­gión, debería por consiguiente tener un solo gobierno que confedera­se los diferentes Estados que hayan de formarse”.

A la vista de un discurso tan radical no debería quedar ninguna duda de las aspiraciones de Bolívar: un solo gobierno para la América española en función de su historia, su lengua y su religión comunes. Sin embargo, la frase no termina allí, al haber solo hay un punto y coma, y acaba del siguiente modo: “… mas no es posible [formar ese gobierno] porque climas remotos, situaciones diversas, intereses opuestos, caracteres desemejantes, dividen a la América”. El Libertador era muy consciente de los condicionantes interpuestos entre su sueño y la realidad. 

Parte de la confusión en torno al tema pasa por convertir en sinónimos unidad e integración, de modo de convertir a Bolívar en una especie de protomártir de esta última. Pero, la idea de integración regional que hoy manejamos, que entre otras cosas implica la cesión de cuotas de soberanía a instancias supranacionales, no existía a comienzos del siglo XIX. Bolívar era un convencido defensor de la unidad de la antigua América española. Eso significaba, lisa y llanamente, recomponer la unidad del viejo Imperio español que había saltado por los aires a causa de las guerras de independencia. Sin embargo, aquella es otra historia, una historia diferente que suelen falsificar tanto políticos como muchos académicos con fines presentistas y claros intereses partidarios.

*Catedrático de Historia de América de la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED) e Investigador principal de América Latina del Real Instituto Elcano.

 

Sobre la Patria Grande

C.M.

A mediados del siglo XIX surgió la polémica en torno a la identidad del precursor de la deseable y tan anhelada por muchos unidad latinoamericana, un proyecto al que algunos quisieron asimilar con el de la integración regional. Entre los principales candidatos estaban Bolívar, Monteagudo o San Martín, sin descartar a Miranda. El problema de fondo radica en que esta discusión no está totalmente superada.

Las interpretaciones más corrientes que vinculan independencia con integración insisten en el mero hecho de la formulación y conformación del proyecto de unidad hispanoamericana, un proyecto que debería plasmarse en la construcción de la patria grande, un concepto que no solo plantea la existencia de una identidad común forjada en torno a la misma idea de patria, sino también la voluntad de convergencia en torno a un proyecto compartido. En torno a esta idea y a las constantes alusiones, generalmente sacadas de contexto, realizadas a lo largo de los siglos XIX y XX por los más diversos personajes políticos e intelectuales de América Latina, se fue forjando un relato que pone el acento en el gran potencial liberador y antiimperialista de la unificación regional. 

Y si bien desde un principio se contrapone la idea de la patria grande con las patrias chicas que conformaban la realidad de las distintas nuevas repúblicas hispanoamericanas, la principal paradoja radica en que el mito de la patria grande hunde sus raíces en los diversos nacionalismos de la región. Y en vez de existir un único camino de aproximación hacia la plasmación de tal macro realidad continental hay varias, cada una de ellas tamizada por los particularismos de las diversas identidades nacionales. 

Esto se relaciona… con el complejo proceso que llevó primero a conformar una identidad americana distinta a la española, y otro momento posterior de formación de las diversas identidades nacionales. Así, los mismos grandes hombres que con su esfuerzo sentaron las bases de la construcción de sus países y forman parte de su panteón nacional son a la vez las principales figuras señeras del proceso de unificación continental. ¿Contradicción o fortaleza? Ya no al final del camino sino prácticamente desde sus inicios, el nacionalismo se ha convertido en uno de los mayores obstáculos para avanzar en la verdadera integración de América Latina (…)

¿Qué es la patria grande?, ¿qué países o territorios la componen?, ¿cuáles son sus límites? … Fernando Bossi adjudica a Bolívar el ideal máximo ligado a la idea de que la “Patria es la América”. “Hoy como ayer, no hay espacios para ‘patrias chicas’, ni para repúblicas invertebradas. El patriotismo en la actualidad se debe entender a la luz de Ayacucho, como patriotismo latinoamericano caribeño”. 

Ahora bien, el mismo autor reconoce el fracaso del proyecto de Bolívar debido básicamente a “los egoístas intereses de las oligarquías nativas más la acción disgregadora de los imperialismos de turno”. De modo que debido a “los intereses de las minorías privilegiadas” en lugar de la patria grande nacieron “veintitantas repúblicas” diferentes. “La dependencia, la miseria, el hambre y demás calamidades que produce la pobreza y la opresión se abrieron paso con la Patria dividida”. De esta forma, el “proyecto colonial”, con toda su carga negativa y adoptando diferentes formas en cada lugar, se terminó imponiendo al “proyecto patriótico”. Moraleja momentánea del cuento, por ahora, e insisto en esta fórmula de profundas implicaciones chavistas, ganaron los malos y perdieron los buenos.

*Fragmento de El sueño de Bolívar y la manipulación bolivariana. Falsificación de la historia e integración regional en América Latina, Alianza Editorial, 2021.