Buscar empleo en Argentina es una misión desafiante. Más aún, si sumamos los condimentos de nuestro contexto actual: cambios abruptos en los costos de vida versus salarios obsoletos, nuevas habilidades requeridas para transitar el cambio, permanente exposición a la incertidumbre…y podríamos seguir.
Esté uno formado con especificidad en una profesión, con títulos, honores y medallas o bien esté buscando una posición más generalista que no requiera conocimiento académico formal, en ambos casos, armar una estrategia y entrenarse en tolerancia a la frustración serán requeridos en el manual de competencias del que busca empleo.
Dicha estrategia dependerá de las características y metas propias de la persona, pero también del contexto vigente.
Es preciso destacar que el manual del selector evaluador se ha vuelto sumamente dinámico y cambiante en escenarios actuales. Cada vez con mayor frecuencia, los profesionales de Recursos Humanos ven interpeladas sus prácticas para repensarlas a la luz de nuevas realidades del mercado laboral, corriendo la vara de los aciertos y limitaciones con el propósito de encontrar la mejora pareja a ese puesto ofertado.
Identificado ese punto y colocando la lupa en quien busca empleo, ¿qué acciones resultarían más efectivas para ésta compleja tarea?
Buscar empleo, tarea que no debe subestimarse
En primer lugar, es preciso destacar que no hay fórmulas perfectas; cada persona se luce en su propia estrategia y es necesario encontrar la que mejor le calce y permita sostener de manera más genuina el plan.
No obstante, es cierto que algunas habilidades y herramientas pueden beneficiar el posicionamiento en un plan de búsqueda, compartiremos algunas de ellas:
Trabajar sobre la ansiedad. Fácil decirlo, difícil lograrlo.Es correcto que la ansiedad es una respuesta que se dispara involuntariamente, pero también es una respuesta que se modula si uno reduce la incertidumbre y aumenta la confianza en sí mismo. Investigar al empleador y estudiarse a uno mismo son algunas opciones para mejorar la visualización del escenario y anticiparnos al momento de evaluación. Las variables externas no pueden controlarse pero uno puede trabajar de adentro hacia afuera para su propia seguridad.Y esto, lleva al siguiente punto.
Trabajar sobre el autoconocimiento. Muchas veces a la entrevista se presentan candidatos en posición de paracaidista: sin claridad en lo que buscan, en quienes son, o qué les implica una determinada oferta de empleo. Tener claras las fortalezas, limitaciones, expectativas y proyecciones brinda a uno más seguridad y hace que ésta se transmita, otorgando confianza.
¿Cuántas veces un simple reconocimiento de un aspecto a mejorar, lejos de aparentar, puede acercarnos al otro y generar un punto de inflexión y empatía?
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No a los discursos muy idealizados. Que no transformemos la entrevista en una consulta de psicoterapia, no significa que uno no sea claro en su auto concepto y pueda transmitir puntos de mejora, con claridad y sentido de superación.
Un poco de maquillaje para tapar el cansancio, no hace mal a nadie. Pero una cosa es el maquillaje y otra la máscara. La máscara resulta ajena, no representa a la persona y, por ende, es difícil de sostener. Construir una máscara muy diferente al propio rostro, elaborar discursos muy idealizados que no nos identifican, son atajos que, a la larga, llevan a callejones sin salida.
Tiempo atrás la perfección estaba colocada sobre un pedestal. En la actualidad, se aplauden y celebran los discursos de personas resilientes que, a pesar de sus vidas imperfectas, lograron capitalizar errores y circunstancias en oportunidades de crecimiento y desarrollo.
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El gran simulador. Si aún así, uno sostiene sus argumentos para simular competencias, habilidades o estilos laborales, pensemos que toda simulación tiene un tiempo de vida hábil. Con el tiempo, si uno no logro entrenar y transformar los propios recursos, lo más probable es que no tarden en aflorar. Entonces, ¿para qué hacer una gran simulación que nos permita entrar a un puesto en el cual la actuación real se va a develar a los pocos días de trabajo? Pan para hoy, hambre para mañana.
Tener un discurso armado o una técnica preconfigurada de cómo responder dada por un otro, lejos de ayudarnos, nos rigidiza y nos distancia de la adecuada conexión con el momento de la evaluación.
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Primero, porque en el momento en que nos encontramos con pruebas distintas a las que habíamos imaginado, nos paralizamos. Segundo porque esas respuestas no hablan de uno y, en definitiva, tampoco sabemos lo que el evaluador está buscando en nuestras respuestas... dependerá de la posición y de los desafíos inherentes a ella. Tercero, porque se nota.
En definitiva, ser claro y sólido en la transmisión de quien uno es y qué imagen tiene respecto del por qué está ahí y de quien lo convoca.
El arte de saber comunicar. La comunicación es clave en cualquier acto que involucre personas. También lo es en una instancia de búsqueda de empleo. Trabajar sobre el modo en que uno comunica es fundamental e indispensable. En algunos casos, se presentarán
preguntas situacionales que lleven a responder desde una experiencia laboral pasada o bien imaginar un escenario hipotético a resolver. La capacidad de narrar estas anécdotas y ampliar información, nos hace pensar qué herramientas de storytelling nos pueden dar un puntapié especial para conectar con el otro y brindar confianza en lo que uno transmite.
Destacar la templanza, el autoconocimiento, la genuinidad, el realismo y la comunicación asertiva son aspectos valorados por selectores y evaluadores al momento de tomar decisiones de contratación de personas.
Por ello, no deben tomarse a la ligera las acciones y estrategias implementadas al momento de embarcarse en una búsqueda laboral. Hacer un propio FODA (mapa de fortalezas, oportunidades, debilidades, amenazas) y armar un buen plan de comunicación, puede brindar esa seguridad necesaria para batallar la ansiedad e incertidumbre del momento de evaluación y, así, acercarse mejor a esa oportunidad o desafío laboral que calce mejor a uno mismo.