OPINIóN
Relaciones exteriores

No incentivar el distanciamiento regional

Algunas decisiones del gobierno argentino que fueron desacertadas para mantener buenas relaciones con Chile y Brasil. Una de ellas: comparar los resultados positivos de la Argentina contra los de Chile y Brasil.

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Bolsonaro quiere encontrarse con Alberto. | Cedoc

Al formular una estategia de política exterior post-pandemia de coronavirus, será de crítica importancia implementar una visión de “horizontes diversos”, es decir el mantener relaciones positivas y simultáneas con las potencias establecidas, las emergentes, y el exterior próximo. En este contexto, la administración del presidente Alberto Fernández parece manejarse con relativa prudencia ante las potencias establecidas y emergentes, aunque no parece hacer lo mismo, intencionalmente o no, con respecto a dos valiosos vecinos regionales: Chile y Brasil. 

La estrategias de acercamiento tanto a Chile como al Brasil, han sido dos de las políticas de Estado más exitosas del actual era democrática (1983-2020). Ambas naciones han sido en este período destinos importantes para nuestras exportaciones, como también significativas fuentes de inversión extranjera directa.  A su vez, se ha observado una creciente, aunque a veces discontínua, integración económica, energética y en materia de infraestructura, como también una profunda cooperación en el campo nuclear en el caso de Brasil.  Esta integración ha tenido el objetivo de potenciar el desarrollo económico mutuo, y alejar para siempre la hipótesis de un conflicto armado. Irónicamente algunos de éstos eran los lineamientos del famoso proyecto ABC (Argentina, Brasil y Chile) del presidente Perón.

La actual pandemia parece haber influído sobre la conducta del presidente y de su gobierno, llevándolos a realizar acciones o a tomar decisiones que afectan negativamente a nuestros vecinos, sin apreciarse los beneficios para la Argentina

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La actual pandemia de coronavirus parece haber influído sobre la conducta del presidente y de su gobierno, llevándolos a realizar acciones o a tomar decisiones que afectan negativamente a nuestros vecinos, sin apreciarse los beneficios para la Argentina. Una acción reciente ha sido la presentación televisiva de los resultados de las acciones contra el Covid-19, por parte del presidente Fernández. Sin ninguna necesidad, se compararon los resultados positivos de la Argentina contra los de Chile y Brasil, en vez de poner más énfasis en una comparación con España o Italia. En otro gesto de antidiplomacia presidencial, Fernández participó en una videoconferencia con miembros de la oposición chilena, incluyendo a miembros del Grupo de Puebla. Esto provocó el rechazo hasta de Heraldo Muñoz, ex Canciller de la presidente socialista Bachelet, y líder de uno de los partidos de la oposición, quien afirmó que: “no me parece que se tenga que discutir el futuro de la oposición con el presidente argentino”. Los dos eventos merecieron también respuestas oficiales e inoficiales por parte del gobierno chileno, que declaró a la participación de Fernández en la videoconferencia como una intromisión en los asuntos internos de Chile.

Aunque a la Cancillería se la ha notado notablemente ausente en estos eventos, su participación ha sido plena en el más reciente acto: el retiro de las negociaciones económicas del Mercosur con Singapur, Corea del Sur, Canadá e India. Al explicitar sus razones para tomar esta decisión, el Secretario de Relaciones Económicas Internacionales Jorge Neme ha fracasado en lo que el escritor Roberto Arlt describió como “el dar a lo falso la consistencia de lo cierto”. Así, ni el Covid-19 ni la deuda --cuyo arreglo es considerado al alcance de la mano por varios epecialistas---, resultan justificaciones serias. Más serio hubiera sido decir que la Argentina ya considera un enorme desafío concretar los acuerdos con la Unión Europea y con EFTA, y que en consecuencia, quiere absorber este impacto antes de abrirse a otos países. En efecto la gran noticia es que se mantiene la voluntad de culminar estos dos importantes tratados con Europa. Si bien no hay evidencias de que sea sencillo tratar con el gobierno de Jair Bolsonaro, no queda claro que este desaire público sea la manera más provechosa de hacerlo.

Un informe oficial chileno cuestiona las comparaciones que Alberto Fernández hizo con Chile

La Cancillería también se ha ausentado en un primer momento del intercambio de ideas sobre esta iniciativa con el Congreso.. Durante la actual e inexplicable cuarentena legislativa, el canciller Solá se tomó el tiempo de hablar por videoconferencia con la comisión de RR.II. de la Cámara de Diputados, para tratar lo urgente: la repatriación de argentinos en el exterior. Pero no le dedicó tiempo a lo importante: el impacto de ausentarse de las futuras negociaciones, en la relación con Brasil y el Mercosur. Si lo hizo más tarde, ante un pedido especial luego del sorpresivo anuncio del  retiro de las negociaciones, ante el Senado.

Las razones ideológicas no pueden alterar substancialmente las políticas de Estado en materia de política exterior, más aún cuando éstas no llegan a los dedos de una mano y han sido exitosas.  Peor aún, si no se pueden discutir el racional para hacerlo, ante un poder legislativo en autoimpuesta e inexplicable  cuarentena.