OPINIóN

Cuando oficialmente se parta lo partido

Dos coaliciones rotas pero ficticias para entretener al país psiquiátrico. Es tarde para transferir a Alberto la responsabilidad exclusiva del fracaso del Cuarto Gobierno Kirchnerista

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Dos coaliciones rotas pero ficticias para entretener al país psiquiátrico. | CEDOC

Para aclarar la nueva configuración política solo falta que oficialmente se parta lo que ya está partido.

Mientras se aguarda la doble ceremonia de la ruptura, se debe fingir integridad.

Tratar las coaliciones rotas como si estuvieran enteras.

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Con su ficción colectiva, Todos y Juntos entretienen al país psiquiátrico marcado por la agenda mediática.

Como si fuera importante se contabiliza la magnitud temporal del silencio que comparten Alberto Fernández, El Trovador Impopular, con La Doctora.
Entre la nutrida colección de errores sucesivos, La Doctora supo cometer el peor. Elegir al Trovador para presidente.

Como el pescado, se parte el Frente de Todos del mismo modo en que se pudre. Por la cabeza.

El dilema psiquiátrico impone dos creencias antagónicas. El empleado como presidente apuesta por la mitomanía del ministro Guzmán, El Chapito, presentado como diestro domador del pingo de la inflación.

Pero La Doctora supone que a la mitomanía de ambos les aguarda el abismo final.

Y antes del desmoronamiento, la dama prefiere salvar los trapos para salvarse. Como si nada tuviera que ver con el rumbo plantado por su tuit.
El ministro está empoderado y mantiene al presidente de rehén. Atado al apoyo relativamente popular de los Eviteros que celebran con entusiasmo hasta las dotes estéticas del Trovador.

El aislamiento del presidente le reserva la garantía de la compasión.

En tres meses espera salir del laberinto, por la potencia de la economía, disparado hacia arriba. Para poner a la Argentina de pie y demostrarle a La Doctora que tenía razón.

Pero la cabeza del pescado está tan podrida como la paciencia. Y La Doctora no puede quedar en la estampita de la historia como otro Chacho Álvarez. Ella también es una rehén.

Entonces es tarde para transferir a Alberto la responsabilidad exclusiva del fracaso del Cuarto Gobierno Kirchnerista.

La ONG

La (Agencia de Colocaciones) Cámpora, base que lidera Máximo, El Influencer, ya es un Organismo no Gubernamental.

La compacta organización de circuito cerrado funciona como una ONG en crisis.

Asociación testimonial no apta para la monotonía de gobernar. Pero controla la aparatología boba del peronismo de la provincia del pecado.
Ahora aparecen funcionarios de la “orga” que se comportan con menor tremendismo infantil.

Por estar a cargo de gestiones trascendentes son menos categóricos. Como el doctor De Pedro, El Wado, que comparte el segundo lugar de la orga con El Cuervo de Poe, Larroque.

Al Wado, casi un presidenciable, ya le desconfían. La Doctora no vacila en decir públicamente que Wado no estaba preparado para ser Premier, o mero jefe de gabinete.

O la ascendente señora Fernanda Raverta, que mantiene una versión alejada del infantilismo. Con un concepto desarrollado de la responsabilidad.

Cinta Scotch o La Gotita

Tercer vértice del Frente, Sergio, El Conductor, está literalmente harto del dilema psiquiátrico entre el presidente débil y la vice fuerte. Se aburre de estar en el medio y pegotear las diferencias con cinta Scotch.

Prefiere librar batallas bilaterales. Entretenerse con embocar a Guzmán con el impuesto a las ganancias.

Y el cuarto vértice fundamental, lo ocupa el peronismo del interior. Gobernadores que explotan en las respectivas catarsis del Consejo Federal de Inversiones.

Atados al dilema psiquiátrico «de estos dos locos» se pueden perder los territorios.

O se juntan para despotricar los gobernadores del Norte en la residencia de Yerba Buena de Juan Manzur, El Menemcito, que perfecciona el ejemplo cultural de Sergio y trata de pegar las abismales diferencias psiquiátricas con La Gotita.

Mientras tanto, paulatinamente, se desenganchan de la epopeya electoral. Desdoblan.

La prioridad consiste en asegurar el poder local mientras se desmoronan las catástrofes del centralismo porteño y el dominio bonaerense.

Como si coincidieran en el Norte con los debates familiares del Sur entre madre e hijo. Solo queda la continuidad perentoria de la ficción.

El deterioro lento del pescado mientras se prepara la cocción de la Unidad Ciudadana y la propuesta desde la Argentina Profunda para imponerse federalmente sobre «el arrabal porteño».

Siguen en Todos. Políticamente separados pero oficialmente juntos. Comparten el apotegma justificatorio del Trovador que advierte sobre el riesgo del triunfo de la “derecha maldita”.

Carambola a tres bandas

Con preguntas como centros para cabecear de palomita, el líder maldito de la “derecha», Mauricio Macri, El Ángel Exterminador, se ubica de nuevo en el centro del escenario y desplaza a la señora Patricia Bullrich, La Montonera del Bien.

Pero el Ángel moviliza también la proyección de su “debilidad”, después de haberla desangelado a la señora María Eugenia Vidal, la Chica de Flores de Girondo.

En su carambola de Navarra a tres bandas, el gran tallador trata de apartar, sin suerte, a Horacio Rodríguez Larreta, Geniol.

Es Larreta la víctima principal de la emboscada que El Ángel Exterminador prepara a través de la anexión de Javier Milei, El León de la Metro. Mientras prepara a Grindetti o a Ritondo para gobernar la provincia del pecado, en desmedro de Santilli, El Bermellón.

Milei es el instrumento fundamental para clavar la distancia del Ángel con la enviagrada Unión Cívica Radical y con la estancada Coalición Cívica que subsiste por su arma de destrucción masiva.

La garganta aceitada de la señora Elisa Carrió, La Derrotada Exitosa. Con la pólvora empapada.

Consta en actas que Mauricio aprendió la lección de la derrota. Hoy excede a la marca apasionada de las reposeras. Deja de mostrarse como espectador de Netflix a las siete de la tarde. Responsabiliza a los radicales y a los transparentes por el cuento del gradualismo que le desperdició el gobierno.

Con un navegante como Milei finalmente podrán encarar con rapidez las reformas que “el país necesita”.

Y sin manifestar, siquiera, el deseo de volver a ser.

“La Hechicera no quiere saber nada”, pretexta. Pero según la “información probablemente mala” Sherezade tiene incluso más ganas que él. Para disponerse a ser, otra vez. Primera dama.

“Llave en mano”. El Plan Melconián

Sin ser ninguna celebridad, ni portar una narrativa interesante, pese a la condición de porteño, Larreta avanza en su proyecto presidencial. Sin aceptar, tampoco, que está lanzado.

En el discurso con discreto encanto brota el concepto del “plan integral”. Y la ilusión simultánea “del consenso en un 70 por ciento”.

Recita que tiene 40 economistas que estudian cómo salir de la inflación. Al cierre del despacho el único plan integral que se prepara procede de la Fundación Mediterránea, de Córdoba, y está a cargo de Carlos Melconián, El Economista Tablonero de Valentín Alsina que funde el rigor de la erudición con el giro popular.

Después de escuchar la presentación de «Melco» en el Palacio Duhau, o en la Bolsa de Comercio, en un grupo aparte de empresarios impresionados del primer cordón alguien atinó a decir.

“El plan de Melco es llave en mano, y solo puede funcionar con Melco como ministro”.

El Economista Tablonero confirma que prepara “un plan para aplicar en los próximos diez años”. Disponible para el presidente que lo requiera.
Sea Bullrich, Vidal, el propio Macri, o Juan Schiaretti, El Cordobesista que tardíamente levanta la voz nacional.

O tal vez, de acuerdo a otra “información probablemente mala”, el “plan integral” de Melco es el que propone Larreta y lo adquiere “llave en mano”.

Para buscar después el consenso con la nueva configuración. Cuando oficialmente se parta lo que está absolutamente destruido.