OPINIóN
Contenidos educativos

Cuando saber y aprender a hacer entusiasman

Según una consulta nacional realizada por UADE, la mitad de los argentinos considera más importante aprender oficios que terminar la secundaria. Sin embargo, en el equilibrio está la virtud: es tan importante saber como saber hacer.

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Escuela. En públicas, el 36% tiene conocimientos satisfactorios. | gza. min. educación nación

Leímos y escuchamos en estos días comentarios públicos y notas periodísticas sobre el entusiasmo que significa la vuelta al aula. Tienta analizar los posibles móviles de ese sentimiento, que van desde las evocaciones de una infancia de guardapolvos radiantes confluyendo en la puerta de la escuela hasta los coloridos y estridentes festejos del UPD (Último Primer Día).

Pero enseguida irrumpió en esa primera intención una imagen muy representativa del hecho -y también discutida en los últimos años-: la de los chicos esquemáticamente sentados en sus bancos frente a alguien que está de pie frente a ellos, delante de un pizarrón y visiblemente concentrado en sus palabras.

Pedagogos y pensadores de diversas disciplinas ponen su atención desde hace décadas en esta escena tan característica de la tradición educativa. Palabras más o menos, la tipifican como un espacio de comunicación lineal y vertical que dificulta la construcción de un lazo motivacional con los alumnos y el aprendizaje.

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Esos mismos referentes también sugieren paliativos. Por ejemplo, la posibilidad de que la comunicación sea más horizontal. Es decir, que los educadores entablen un vínculo en el que prevalezca el diálogo y no el monólogo. Y que, sobre la base de ese diálogo, maestros y alumnos, profesores y estudiantes, se internen colaborativamente en los saberes. 

También se pensó en la posibilidad de que el estudiante ejercitara o explorara cualquier tema con su mente, con sus manos, con todo su cuerpo, de modo que pudiera aproximarse a los conceptos más importantes de ese tema antes de que el docente los explicara.

Desde este último planteo, surge la alternativa de que los chicos se introduzcan en oficios y tareas que suelen atravesar la vida cotidiana o necesidades de muchas personas: hacer una huerta, trabajar la madera, levantar y pintar paredes, hacer que una canilla deje de gotear y otros tantos menesteres. 

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O bien otros que aparejó la tecnología y a veces ni los docentes comprendemos del todo, como diseñar aplicaciones o juegos básicos con rudimentos de programación.

En estos proyectos siempre aparece una primera limitante que son los espacios y recursos para montar lo que se requiere. La preocupación es genuina. Pero hay tareas omnipresentes en las escuelas que a las claras no agotan al desarrollo de los objetivos educativos. Por ejemplo, resolver todo lo que se aprende en láminas hechas con distintos materiales y que empapelan las paredes en aulas y pasillos. El redireccionamiento de esos recursos sería una opción interesante.

Mediante una reciente consulta nacional realizada por UADE y la consultora Voices!, supimos que la mitad de los argentinos considera más importante aprender oficios que terminar la secundaria. Particularmente, sé midió la percepción de la educación entre los sectores más vulnerables. No obstante, la misma encuesta también señala que más personas piensan que completar la escuela media abre oportunidades de trabajo y desarrollo.

Los jóvenes y la escuela secundaria

Poner a hacer cosas es importante, pero también lo es el equilibrio de los estudios teóricos con esas experiencias manuales básicas. Tengamos en cuenta que la formación de las personas no solo requiere conocer técnicas sino también comprender -y esto es lo que calificará a un profesional- los fundamentos conceptuales de esas técnicas. 

Sin embargo, la relevancia de la teoría no implica de ningún modo concentrar el acto educativo en una exposición de conceptos que los estudiantes deban memorizar para rendir examen. En esos precisos momentos, su cabeza suele navegar por zonas y experiencias que, fuera del colegio, les resultan más placenteras. 

La búsqueda del equilibrio es un propósito que honra las decisiones más sabias desde el origen del pensamiento. In medio stat virtus: en el punto medio está la virtud, genial máxima de los filósofos escolásticos. La educación es un cuerpo que con pasión y voluntad debe moverse por igual sobre sus dos piernas, la del saber y la del saber hacer.

El fin es mejorar la significación de esas largas horas en el colegio, para que parezcan cortas; así como también abrir el sistema a una práctica de juegos con objetivos (hoy llamada gamificación) que entre los niños y los jóvenes siempre facilita el aprendizaje. Activar la razón para entender el componente abstracto que explica el mundo es crucial en la formación de una persona, particularmente, en el desarrollo de su criticismo. Pero también lo es aprender a encontrar soluciones concretas a asuntos habituales de la vida de una persona común.

*Director del Departamento de Ciencias Sociales y Humanidades de UADE