En el Día Mundial del Ambiente, es importante repasar algunos datos que ponen una alarma sobre la gestión de residuos y nos interpelan como sociedad.
En la Guía para la Implementación de la Gestión Integral e Inclusiva de Residuos Sólidos Urbanos (GIIRSU), elaborada por el Gobierno nacional, hay algunos datos que así lo reflejan.
En ese documento, se cita el último informe del Banco Mundial (BM), titulado Los desechos 2.0: un panorama mundial de la gestión de desechos sólidos hasta 2050, donde se informa que se generan unas 2010 millones de toneladas de Residuos Sólidos Urbanos (RSU) a nivel global.
Se proyecta que para el 2050 los desechos aumentarán en un 70%. Es decir, que habrá unas 3.417 millones de toneladas en todo el planeta, si es que no se toman medidas urgentes.
Por otra parte, en Latinoamérica se prevé un incremento en la generación de residuos, que llegará a 670.000 toneladas por día.
Allí, el sector informal de recuperadores urbanos tiene fuerte presencia con más de 2 millones de personas organizadas denominadas, según cada país, como “barequeros”, “pepenadores”, “catadores”, “basuriegos”, “cachureros”, “chamberos” y “cartoneros”. En Colombia, por ejemplo, son reconocidos como superhéroes y prestadores de un servicio esencial para la comunidad.
En menos de 30 años nos “tapará la basura
En Argentina, se generan más de 45.000 toneladas diarias de residuos. De estos, el 40% corresponde a la provincia de Buenos Aires, con 18.000, seguida por la Ciudad de Buenos Aires, con 7.000, Córdoba, con 4.500, y Santa Fe, con 4.300.
Nuestro país cuenta con más de 2.200 municipios, de los cuales sólo el 37% de ellos tienen algún tipo de programa de separación.
Estos se concentran, principalmente, en las zonas centro, noreste y noroeste del país. Se desarrollan frecuentemente en las grandes ciudades y con una mayor difusión hacia el interior.
Regrese del parque con sus residuos y del planeta, con sus emisiones
Sin embargo, apenas poco más de 350 municipios, de más de 10.000 habitantes, representan el 87% de la población.
En este sentido, es que la gestión de residuos en Argentina aún requiere una política pública planificada que integre las economías regionales y permita, al mismo tiempo, promover la trazabilidad y los sistemas de gestión con inclusión social, para reducir los más de 5.000 sitios de disposición final irregulares existentes.
Sin duda, para eso es fundamental el debate y la aprobación de una nueva Ley de Envases, con responsabilidad extendida al productor de los mismos.
La iniciativa, que había sido consensuada por el Gobierno junto a las organizaciones de recilcladores y presentada en el Congreso, perdió estado parlamentario. Sin embargo, va a volver a presentarse este año, en base a diferentes miradas que luego se le fueron incorporando.
Dìa Mundial del Ambiente
Los fondos que aportaría esta norma, y que se recaudarían con una tasa ambiental que se les cobraría a los generadores de residuos, son fundamentales para la puesta en marcha de sistemas de gestión rural de residuos reciclables, con inclusión social, para fortalecer a los más de 2.200 municipios que hay en nuestro país.
Los residuos agropecuarios pueden equilibrar la balanza comercial energética
No obstante, a través de las actuales políticas públicas, durante los últimos 3 años y medio se han desarrollado interesantes iniciativas, como el programa Argentina Recicla, que depende del Ministerio de Desarrollo Social de la Nación.
En ese sentido, vale destacar que desde esa cartera se fortaleció a las organizaciones, se trabajó en la capacitación de sus integrantes y se formalizó al sector. Todo esto con un eje integrador entre las diferentes agrupaciones de la actividad.
Argentina: ¿qué hacemos con la basura?
En lo que respecta a la responsabilidad ciudadana, también es fundamental que cada habitante del país comience a cambiar las costumbres de consumo, e incentive a que también se modifiquen los hábitos de producción de las grandes empresas, para que las mismas sean ambientalmente sostenibles e impulsen una mayor segregación de residuos, impactando lo menos posible sobre la naturaleza y disponiendo del desecho orgánico en el compostaje.
En definitiva, es primordial poner el foco en la mirada interna sobre el proyecto de sociedad que queremos y el formato de producción. Más allá de la creciente necesidad económica del país de incrementar la comercialización de commodities para hacerse de dólares, se deben seguir cambiando las costumbres de consumo y servicios para poder lograr un modelo sostenible. No solo por nosotros, sino también por las próximas generaciones.
Sin renegar sobre las actividades económicas que deben impulsarse, como Vaca Muerta y la extracción del litio, se debe apuntar a lograr un justo equilibrio con el ambiente, para que estos procesos sean sustentables.