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Dime dónde participas…

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| Cedoc

La participación ciudadana es importante para la integración comunitaria y el bienestar social. Los niveles de participación pueden arrojar pistas respecto a predisposiciones individualistas o más solidarias en diferentes comunidades. Bajo estos conceptos, resulta interesante navegar por los resultados del bloque “participación comunitaria” de la Encuesta sobre bienestar y calidad de vida en ciudades argentinas.

El capítulo que indaga la participación social consulta a los encuestados sobre alguna participación concreta durante el último año y, en caso afirmativo, pregunta sobre el tipo de institución donde se colabora. De esta manera, permite no sólo dimensionar la práctica, sino también conocer qué temáticas convocan más y menos, y, lo que es más interesante, bosquejar perfiles de participantes. ¿Quien participa en alguna organización lo hace en varias o hay aspectos vinculados, por ejemplo, al género, la edad, el nivel educativo o el lugar en donde se vive que explican que se participe en algunos lugares específicos? Veamos que nos cuenta la encuesta

En términos generales, se observa que la participación social es significativa y diversa. En una suerte de ranking de organizaciones más convocantes, encontramos, en primer lugar, la participación en las instituciones deportivas: tres de cada diez dijeron haberlo hecho durante el último año. Luego, con un 28%, están las asociaciones escolares o de padres. En tercer puesto, aparecen las organizaciones religiosas, seguidas de cerca por las asociaciones de vecinos, las organizaciones artísticas o culturales y las ONG´s, Fundaciones o Asociaciones sin fines de lucro.  

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Por abajo del 20% de menciones, está, en séptimo puesto, la participación en organizaciones políticas (17%). Siguen organizaciones profesionales, asociaciones juveniles, cooperativas y centros de jubilados,  sindicatos, y, por último, asociaciones agropecuarias o de campesinos.

Las temáticas que convocan a la participación son variadas: deporte, arte y cultura, educación, religión, política o problemáticas sociales. También cuestiones de índole productiva, asociadas a la organización del trabajo y la producción, como las cooperativas, agrupaciones profesionales, sindicatos u organizaciones agropecuarias. Y las asociaciones juveniles, de jubilados o padres, que se vinculan con momentos de la trayectoria vital de las personas.

Sobre este panorama variopinto se pueden destacar algunas características sociales de quienes participan. Los cruces por sexo, edad, nivel socioeconómico y tamaño de la localidad arrojan información que permite identificar perfiles de participantes. Así, la decisión de participar no parece estar restringida a una minoría intensa, sino que se trata más bien de una práctica abarcativa, presente en distintos grupos sociales, sólo que algunos se acercan a algunas propuestas y otros a otras. 

Las y los jóvenes participan más en las asociaciones juveniles y los mayores de 60 en los centros de jubilados. Las personas entre 30 y 49 años son por su parte las que más participan de las asociaciones de padres. Pero también encontramos que los jóvenes se destacan por participar más en instituciones deportivas, mientras que los adultos lo hacen con mayor asiduidad en agrupaciones políticas, cooperativas y sindicatos, bien característico de la población económicamente activa.

Respecto al género hay se observa una actitud más retraída de las mujeres, quienes sólo se destacan por asistir más que el promedio a instituciones religiosas y centros de jubilados. Esto probablemente se explica porque mientras tienen a cargo el cuidado del hogar y de hijos chicos, disponen de menos tiempo libre para participar de proyectos fuera de la casa. Los varonesmuestran mayores niveles de participación en organizaciones deportivas, políticas, profesionales y gremiales.

Las diferencias por nivel socioeconómico son notables. Los sectores más altos participan más en asociaciones culturales, políticas, profesionales, cooperativas y sindicales, un poco de todo. En contraste, los sectores con menores ingresos, sólo participan más de grupos religiosos, al igual que las mujeres. Evidentemente, la religión se presenta como la opción más cercana para grupos vulnerables.

Por último, la frutilla del postre: las diferencias entre pueblos y ciudades. Los datos son categóricos: se participa más, mucho más, en las localidades de menos de 35mil habitantes de Argentina. Se asiste más a la iglesia o templo, al club deportivo, el centro cultural, la asociación de padres o al centro vecinal. Se participa más en agrupaciones políticas, cooperativas y asociaciones agropecuarias. En casi todos los tipos de instituciones se verifica esta tendencia. Los pueblos invitan a participar. Se trata probablemente de una escala que facilita a sus habitantes ser parte del tejido social. Una suerte de red comunitaria, con un entramado social más denso, que sostiene con diversas opciones.

*Socióloga. Asesora Fundación Colsecor.