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Ecuador: horas críticas

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Calles. Cualquier gobierno debe articular con estas fuerzas. | afp

La Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador convocó a un paro nacional que inició la madrugada del lunes 13 de junio de 2022 con el cierre de las principales carreteras del país. El objetivo del paro: exigir al gobierno el cumplimiento de diez puntos, entre los que destacan la reducción del costo de los combustibles, la renegociación de deudas y el control de precios.

Durante las primeras horas, el Consejo de Pueblos y Organizaciones Indígenas Evangélicas del Ecuador (Feine), la Confederación Nacional de Organizaciones Campesinas, Indígenas y Negras (Fenocin) y el Frente Popular, que articula sectores populares urbanos, se sumaron a la convocatoria. En Quito, hasta el martes 14 no se registraron movilizaciones masivas, pero sí la presencia de un tipo de protesta violenta liderada por el movimiento “guevarista”. Durante esas primeras horas el gobierno minimizó las protestas afirmando que el número de manifestantes había sido “sustancialmente inferior” al esperado.

La madrugada del martes 14 de junio la detención de Leonidas Iza por parte de la policía fue difundida en un video por redes sociales y varios líderes indígenas y otros sectores organizados expresaron su apoyo al dirigente. En su cuenta de Twitter, la Conaie llamó a “radicalizar las medidas de hecho por la libertad de nuestro máximo líder y por la dignidad de nuestra lucha”.

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El gobierno declaró el Estado de Excepción la noche del 17 de junio y en cadena nacional el presidente Guillermo Lasso se refirió a las medidas tomadas en respuesta a las demandas de la Conaie: el aumento del bono de desarrollo humano a 55 dólares, la declaración de emergencia del sistema de salud, la duplicación del presupuesto en educación intercultural, el subsidio del 50% al precio de la urea a pequeños y medianos productores, la condonación de deudas, la suspensión del alza en el precio del diésel, del gas y de la gasolina, y la no privatización de servicios públicos y sectores estratégicos.

Sin embargo, Leonidas Iza llamó a sus bases a trasladarse a Quito, rechazó el Decreto de Excepción y llamó a la Asamblea Nacional a revocarlo. El lunes 20 de junio, una semana después de iniciado el paro, llegaron a Quito miles de manifestantes.

El movimiento indígena no pudo albergar a sus bases en la Casa de la Cultura Ecuatoriana. Con esa medida el gobierno pretendía impedir que se repita lo ocurrido en octubre del 2019, cuando ese lugar se convirtió en el epicentro de las batallas entre la fuerza pública y los manifestantes. 

A pesar de los intentos del gobierno por debilitar la protesta, desde el martes 21 la ciudad y otras regiones del país se convirtieron en escenarios de enfrentamientos. Ante el rechazo a la violencia desde varios sectores, el miércoles 22 y jueves 23 Leonidas Iza convocó a marchas pacíficas que recorrieron la ciudad. Sin embargo, las movilizaciones terminaron con enfrentamientos en las afueras de la Asamblea Nacional, y con la consiga de “fuera Lasso”. 

Como un intento para pacificar y lograr la aceptación de diálogo de la Conaie, la tarde del jueves 23 el gobierno abrió las puertas de la Casa de la Cultura y permitió el ingreso de los manifestantes. En la página de Facebook de la Conaie se anunciaba “hoy 23 de junio de 2022, 11 días de movilización, la Casa de la Cultura fue recuperada y posesionada como símbolo del poder popular organizado” (Conaie Comunicación). 

La Asamblea Nacional, con mayoría opositora al gobierno, compuesta por la bancada correísta (UNES), el Partido Social Cristiano, y algunos desertores de Pachakutik, intentaron revocar el Decreto de Emergencia del gobierno, sin embargo, el presidente se les adelantó emitiendo otro que sigue vigente hasta esta fecha. Ayer, la bancada correísta busca la salida del presidente basándose en el artículo 130 de la Constitución por “grave crisis y conmoción interna”. El proceso exige la recolección de 41 firmas para instalar la sesión, en la que con dos tercios (92 votos) se puede destituir al presidente dando paso a la sucesión constitucional. El presidente a su vez tiene la competencia de disolver la Asamblea (artículo 148) y gobernar hasta la convocatoria a nuevas elecciones. Cabe aclarar que si la Asamblea logra instalar la sesión para la destitución, el presidente ya no puede destituir a la Asamblea.

De manera paralela, la Conaie, la Fenocin y la Feine convocan a todos los sectores sociales al Gran Parlamento Popular en la Casa de la Cultura “frente a la política represiva, necedad y falta de voluntad del gobierno nacional”. Las próximas horas serán decisivas. 

Es necesario aclarar que la Conaie atraviesa tensiones internas por la presencia del liderazgo radical de Leónidas Iza y su ambigua cercanía con el correísmo, así como con sectores urbanos radicales. Los líderes históricos y las bases no se pronuncian de manera contraria a su presidente, pero el recuerdo de la represión y maltrato vividos durante los años de la Revolución Ciudadana está presente. Más allá de cómo termine esta crisis, cualquier actor que pretenda gobernar debe articular el apoyo de la población indígena y popular organizada, lo que se comprobó en las elecciones de 2021 cuando Guillermo Lasso tuvo que atraer a esos sectores para disputar la presidencia, algo que el correísmo no logró. En las siguientes horas los sectores no violentos de la Conaie podrían retornar a sus comunidades y así viabilizar un posible diálogo con el gobierno; o mantener la protesta y apoyar la iniciativa de la Asamblea de destitución del presidente. El momento que vivimos nos hace recordar la frase con la cual Leónidas Iza termina su libro “Estallido, la rebelión de octubre en Ecuador”: “La luz al final del túnel proviene de la afirmación creída, buscada e impostergable: Comunismo indoamericano o barbarie”, cuyo origen está en la lectura que el dirigente hace del mariateguismo, que forma parte de su trayectoria de militancia.

 

*Politóloga. Docente del Instituto de Altos Estudios Nacionales e integrante de la Red de Politólogas.