OPINIóN
Pensar en las próximas generaciones

Trabajando el presente, programando el futuro

Si bien el pasado y el presente son importantes, hay que pensar en el futuro y en las próximas generaciones. A los adultos hay que respetarlos y cuidarlos, pero hay que enfocarse en los jóvenes para delinearles el país en el merecen vivir.

Alberto, Kicillof y Larreta juntos-20200507
Los políticos tienen que tener la lucidez de poder “ver hacia adelante” | NA

Quienes como yo desde hace décadas venimos estudiando la prospectiva como otra forma de entender la política, nos sentimos muy reconfortados al enterarnos que los ministros y viceministros de Asuntos Europeos de los 27 Estados miembros de la Unión Europea se reunieron en Portugal y dentro de la extensa agenda de temas a tratar le dieron una singular importancia a  la creación de “Ministerios de Futuro”, es decir una red de ministros responsables del futuro de sus respectivos países.

Hoy, con esta decisión de la Comunidad Europea queda en claro que mientras hay gobiernos que se ocupan tozuda y prioritariamente del pasado, hay otros que se asoman tímidamente al presente, pero con un amplio estudio y dedicación hacia lo que vendrá.

El futuro, eso que sucederá en un tiempo posterior al presente, es algo que no existe, pero se trata de una creación colectiva que se va delineando en base a todas las acciones u omisiones que hacemos en el presente.

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Al mismo tiempo, y por tratarse de algo inmodificable el pasado es un tema que debemos dejar para ser tratado por los historiadores, por los periodistas y sobre todo por la justicia, pero no debiera ser el sino de los políticos que deben solucionar el presente y el futuro de sus ciudadanos.

Hay gobiernos que se ocupan tozuda y prioritariamente del pasado, hay otros que se asoman tímidamente al presente, pero con un amplio estudio y dedicación hacia lo que vendrá

Estoy convencido de que los políticos tienen que tener la lucidez de poder “ver hacia adelante”, por tratarse de la forma más factible de establecer estrategias y direcciones compartidas por toda la sociedad. Ganarle al futuro es el mejor ejercicio que debe llevar a la práctica un funcionario para sedimentar las bases de un país desarrollado.

Y digo esto porque no podemos seguir discutiendo hasta el mismo Cristóbal Colón cuando por otro lado no damos una discusión seria  respecto al futuro del trabajo: "¿Se va a terminar el trabajo, al menos tal como lo conocemos hoy? ¿Será necesario separar al salario del trabajo, dado que en el futuro muy probablemente la automatización reduzca la oferta de trabajo?". Bueno, esto es sólo un ejemplo de todos y cada uno de los temas que prospectivamente debieran ser tratados por los gobiernos.

Fue un cura jesuita quien me introdujo hacia finales de los 70 en el tema de la "prospectiva", y gracias a este tipo de estudios hace cuarenta años supimos que venían hacia nosotros el narcotráfico y la corrupción estructural, lo que en ese momento di en llamar “Los dos jinetes del Apocalípsis”, sin embargo no se pudo hacer nada. Si me preguntan los motivos puedo marcar tres: la soberbia -siempre emparentada con la ignorancia-; la cobardía de una dirigencia que no siempre se anima a hacer frente a los desafíos que tiene; y la corrupción, que ha ido escalando hasta llegar a los niveles estructurales que vivimos en la actualidad.

El nunca más de la corrupción

Pero no detuve mi interés en seguir estudiando e investigando esta ciencia, a mi criterio, tan importante para la humanidad como es el anticiparnos a lo que viviremos.

En el auditorio de la Universidad del Salvador y desde el Movimiento Productivo Argentino (MPA), organizamos en noviembre de 2017 el Primer Seminario Internacional de Prospectiva y recuerdo que en el discurso de apertura planteé la necesidad de impulsar dentro del Estado, pero también en la sociedad civil las "comisiones de futuro", parecidas a las que ya en ese momento existían en países como Finlandia, fue por eso que le hice un llamado a los partidos políticos para que trabajen sobre una agenda que sea 10% pasado, 40% presente y 50% futuro.

Un año después, en diciembre de 2018, el MPA y la Universidad de Ciencias Empresariales y Sociales (UCES) organizamos en el salón de Las Provincias Argentinas del Honorable Senado de la Nación el Segundo Seminario Internacional de Prospectiva en Argentina. Fue en esa oportunidad cuando me detuve a marcar que lo que hagamos hoy, bien o mal, tendrá repercusión en 10, 15 o 20 años, y no solamente en nuestros hijos y nietos, sino también en las generaciones que aún no han nacido. Todos sufrirán lo que nosotros no fuimos capaces de entender lo que había que hacer.

Estamos más ocupados en hablar de los abuelos que de los nietos y esto visiblemente es entender el mundo del revés. A los adultos mayores hay que respetarlos y protegerlos, pero a los niños y a los jóvenes les tenemos que entregar cada hora de nuestro trabajo para delinearles el país en el que merecen vivir.