OPINIóN
Lenguajes

“El Eternauta”, de Hora Cero a Netflix

El autor analiza las limitaciones o ganancias que significa la “transposición” de una historieta a una serie fílmica. Desde el cambio de década hasta los detalles escénicos de una ciencia ficción que nunca olvida sus raíces en el realismo porteño y los iconos argentinos.

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El Juan Salvo de la serie ostenta diferencias con el protagonista de la historieta original; en las últimas semanas asistimos a un tironeo ideológico entre los entusiastas del individualismo y los del colectivismo. | Collage

Los casos en que un film se basa en un libro son por cierto numerosos. A modo de ejemplo pueden recordarse algunos de los más conocidos, aquellos en que tuvieron significativa repercusión tanto la obra literaria como la película: Diamantes para el desayuno (o Muñequita de lujo), protagonizada por Audrey Hepburn, basada en el texto de Truman Capote; El resplandor con Jack Nicholson, surgida de un texto de Stephen King; Mujercitas, protagonizada por Emma Watson, sobre el libro de Louisa May Alcott; Orgullo y prejuicio, con Keira Knightley, basada en la obra de Jane Austen; Dr. No, la primera película de James Bond protagonizada por Sean Connery, sobre el libro de Ian Fleming.

Como puede verse en este puñado de casos, los géneros de las obras que se han convertido en películas son realmente muy variados, pues pueden ir de una novela romántica a una de espías u otra de terror.

Por otro lado, cuando una película está basada en una obra literaria es frecuente que surjan comparaciones entre una versión y otra, tratando de establecer cuál es mejor o si el film es fiel a lo narrado en el libro. En este sentido, estos recuerdos y reflexiones surgen porque han cobrado actualidad a partir de una serie fílmica nacional que en este mes de mayo ha conseguido un enorme éxito y de la que todos hablan. Por supuesto, nos referimos a El Eternauta.

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En este caso el texto-fuente es una historieta y no una novela, pero se asemeja ya que también es una narración. Dado el éxito obtenido por la serie, ya han surgido comparaciones y son conocidas algunas de las diferencias más evidentes, como ser las distintas ubicaciones temporales de la acción (fines de los años cincuenta y la actualidad) o que el protagonista sea un excombatiente de la Guerra de Malvinas (algo obviamente impensable en la versión original).

Estas comparaciones nacen de concebir el film como “adaptación” de una narración previa. Sin embargo, existe una posibilidad distinta de pensar casos como el nombrado, que consiste en verlo desde un enfoque semiótico como una “transposición” entre distintos lenguajes.

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Visto así, se trata entonces de interpretar cómo esa diferencia de lenguajes lleva a que una versión sea distinta a la otra. Pero antes de internarnos en ello, es necesario recordar datos básicos de la historieta original.

El creador de El Eternauta fue Héctor Oesterheld, el guionista, y los dibujos pertenecían a Francisco Solano López. El primer número en que apareció el personaje es el correspondiente al 4 de septiembre de 1957 y se siguió publicando hasta el año 1959 en el suplemento semanal de la revista Hora Cero, la cual era un emprendimiento de la Editorial Frontera que había sido fundada por el propio Héctor Oesterheld y su hermano Jorge, un par de años atrás.

En ese primer número en que apareció El Eternauta, también lo hacían otros dos personajes, ambos con guión también de Oesterheld. Uno de ellos era Ernie Pike, un soldado de la Segunda Guerra Mundial, época sobre la cual se hacen claras referencias desde un comienzo (como la mención del general alemán Erwin Rommel y la batalla de El Alamein).


El otro personaje era Randall, the Killer, un cowboy del “lejano oeste”, sobre el cual también desde un inicio se hacen evidentes referencias (se habla de un “ranch” y un “saloon”, además de los dibujos que obviamente ubicaban allí la acción).

Recordamos los otros dos personajes que acompañaban al nacimiento de El Eternauta porque la contraposición entre ellos es la que permite ver la originalidad de este. En efecto, tanto el soldado Ernie Pike como el cowboy Randall eran personajes ubicados en otros tiempos y lejanos lugares.

Por el contrario, El Eternauta ubicaba su acción en Buenos Aires hacia fines de los años cincuenta. No es la invasión de alienígenas lo que distingue y hace apreciar esta historieta, ya que ella es una temática habitual de la ciencia ficción, género al que pertenece. El situar el tiempo y el lugar cercanos a lo que era la cotidianidad de los lectores es lo que ha sido reconocido precisamente como el rasgo de gran originalidad de El Eternauta.

Situar el tiempo y el lugar cercanos a lo que era la cotidianidad de los lectores es lo que ha sido reconocido precisamente como el rasgo de gran originalidad de El Eternauta"

En cuanto a la diferencia de lenguajes entre la historieta y el film, debe recordarse que en el comentado primer número de la revista la extensión de cada una de las historietas oscilaba entre las 3 y 6 páginas. A la vez, cada una de ellas tenía al final la clásica leyenda “continuará” y el último cuadro trataba de intrigar al lector para que leyese el siguiente número.

Esas pocas páginas que tenía El Eternauta ya implica una dificultad para la “transposición”, pues lo narrado en ellas era claramente mucho más breve que lo que se cuenta en un capítulo de la serie. Además, al cambiar la extensión de lo narrado se diluye el efecto que se pretendía crear con el último cuadro de cada entrega y su leyenda “continuará” (esto también puede observarse en el libro que ha recopilado el conjunto de la historieta).

Es decir, el hecho de que un capítulo de la serie equivalga a numerosas páginas de la historieta hace que la tensión dramática que se concentraba en el último cuadro de cada entrega de esta se desplace ahora a la parte final de cada capítulo.

Por otro lado, no hay que olvidarse que guionista y dibujante pueden crear una historieta con total libertad, pues lo que en ella cuenten solo está restringido por su creatividad.

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No es el mismo caso el de las películas, que sí están limitadas por los elementos materiales necesarios para llevarlo a la pantalla. En este sentido, como puede apreciarse en viejos films de ciencia ficción de la época en que se creó nuestra historieta, los monstruos o alienígenas que aparecían en ellos eran muy rudimentarios, pues no se habían desarrollado los medios técnicos como para tornarlos creíbles.

Para lograr una dosis de realismo, habría que esperar años para que técnicas como la animación digital se desarrollara y se pudiesen ver escenas como la de los dinosaurios en Jurassic Park en la década del noventa. En este sentido, el realismo con que se muestran en la serie El Eternauta los enormes “cascarudos” o la tormenta de nieve que va cubriendo numerosas zonas de Buenos Aires hubiera sido imposible de lograr cuando no existían los actuales medios técnicos.

De este modo, más allá de las virtudes o defectos que pudiesen adjudicársele a la serie, cabe señalar que los medios técnicos con que se cuenta actualmente han permitido crear la “transposición” de una compleja historieta como El Eternauta a una versión fílmica que pudiese otorgar realismo a elementos propios de la ciencia ficción como los monstruosos “cascarudos” o “el mano” (el ser con numerosos dedos insinuado en el capítulo final).

Por supuesto, también se ha podido lograr algo aún mucho más importante: que los excepcionales hechos narrados ocurran en lugares cotidianos y reconocibles de Buenos Aires, transponiendo así en la versión de Netflix el rasgo de gran originalidad de la versión Hora Cero.

*Licenciado en Letras (UBA), doctor en Ciencias Sociales (UBA).