Un aula equipada con tecnología al servicio de la estrategia pedagógica en la que se respira aire francés en una prestigiosa universidad europea, una profesora doctorada que habla español y un grupo de estudiantes que no coinciden ni en el país ni en la universidad de procedencia: vienen desde México, España, Brasil, Polonia, Italia y Colombia. Los unen sus ganas de cursar en seminario internacional con los nuevos temas de agenda de su disciplina y sumar créditos a la currícula de sus carreras en una universidad extranjera. Para la docente, al certificado de profesora invitada se le suman un par de reuniones para poder participar en proyectos de investigación compartidos entre universidades, organizar charlas virtuales o un coil (Collaborative Online International Learning) y pensar en un doble diploma.
Desde la década de los 90` la internacionalización es parte del nuevo escenario de la educación superior. Una agenda universitaria vinculada con la importancia del conocimiento, la calidad y la responsabilidad social, así como la necesidad de nuevos paradigmas para comprender y asumir la complejidad de las problemáticas globales y locales. Movilidad docente y de alumnos, redes académicas, doble titulaciones, rankings internacionales, son dimensiones de un proceso complejo con matices diferenciales para la realidad universitaria.
El concepto de internacionalización tiene sus antecedentes en la Conferencia Mundial sobre Educación Superior–CMES-, organizada por la Organización de las Naciones Unidas parala Ciencia, la Educación y la Cultura (UNESCO) en 1998, la definieron como parte intrínseca no solamente de la estructura, sino de la calidad y pertinencia de las instituciones y de los sistemas de Educación Superior.
Desde esa época se la considera necesariamente multidimensional al tener muchas facetas referidas a las estructuras, los modelos, la movilidad de estudiantes, profesores e investigadores, a los intercambios de programas de formación y de investigación, los acuerdos entre instituciones y países y la interculturalidad.
En América Latina y el Caribe, según la UNESCO (2005) se han presentado, a partir del siglo XX, tres reformas de la Educación Superior. En la tercera reforma, es cuando cobra relevancia en la agenda universitaria el concepto de internacionalización, las nuevas tecnologías de comunicación e información, las nuevas demandas de acceso de la población y la presencia creciente de las sociedades del conocimiento.
Formas de reinventar la educación superior
La primera reforma se encuadró con los signos de agotamiento del modelo fundacional de los sistemas y las reformas educativas de 1960. La segunda se ubicó en 1990 y estuvo relacionada con los cambios en la matrizsociopolítica. La tercera está relacionada en el nuevo escenario regional de comienzos del siglo XXI y las principales innovaciones políticas que introducen las reformas educativas de la década de 2000.
Actualmente, la internalización es parte de un escenario global, multicultural y altamente competitivo, que se ha definido como el proceso intencional de integrar una dimensión internacional, intercultural y global en los propósitos, funciones y provisión de la educación superior, buscando incrementar la calidad de la educación y la investigación para todos los estudiantes y el personal de las instituciones, con la finalidad de hacer una contribución significativa a la sociedad.
En el 2006, el Instituto Internacional de la UNESCO para la Educación Superior en América Latina y elCaribe (IESALC) con sede en Caracas, organizó en Brasilia el I Encuentro de Redes Universitarias y Consejo de Rectores de América Latina y del Caribe.
Allí, entre otras iniciativas, se firmó un acuerdo entre diversas instituciones para desarrollar lacooperación mutua basada en la solidaridad y promover el desarrollo de la evaluación delos cursos de postgrado iberoamericanos y del Caribe.
Se prevé que hacia el año 2025 la demanda de educación internacional alcance los 7,2 millones de estudiantes: un salto cuantitativo desde los 1.2 millones del año 2000. Actualmente unos 6 millones de estudiantes se forman en el extranjero; una cifra que se ha triplicado en los últimos 20 años.
La movilidad a escala internacional ya no es solo cuestión de los estudiantes, los profesores y los investigadores, sino que se ofrecen programas académicos más allá de las fronteras nacionales.
El proceso de internacionalización en la Argentina se inició mediante los contactos individuales que quienes se desempeñaban en universidades nacionales realizaron con pares de otras universidades o centros de investigación del extranjero. Sólo a partir de la década del noventa el tema comenzó a formar parte de la agenda política en el país, cuando la apertura económica provocó la necesidad de formar recursos humanos con competencias internacionales.
El modelo fue Europa donde, en un contexto de construcción de la ciudadanía europea, surgió un nuevo concepto de movilidad académica y de internacionalización, que tuvo como objetivo el mejoramiento de la calidad educativa, así como un mayor desarrollo de la capacidad nacional e institucional.
La Declaración de Bolonia de 1999 estableció los siguientes objetivos: “la adopción de un sistema de grados académicos comparables; adopción de un sistema basado en dos ciclos principales; establecimiento de un sistema de créditos con el fin de promover la movilidad académica, promoción de la movilidad mediante la superación de los obstáculos al libre movimiento; promoción de la cooperación europea en aseguramiento de la calidad y promoción de patrones europeos comunes en la Educación superior.”
El Consejo Europeo, en su definición de los objetivos de la estrategia de Lisboa del año 2000, se refiere a la educación y a la formación como una forma de capital basado en el conocimiento capaz de situar nuestras economías entre las más dinámicas y competitivas del mundo.
De ahí que la tendencia hacia la estrategia internacional de las universidades esté vinculada a una política de excelencia orientada a difundir conocimiento en un entorno de globalización. La expansión del conocimiento y su consideración como un bien susceptible de intercambio implica que las universidades deben darse a conocer, tanto en el mercado nacional como internacional; fomentar la movilidad de estudiantes y profesorado; y, captar talento de estudiantes, profesorado y personal investigador.
En el caso de la región latinoamericana, conforme a la política de integración y cooperación regional, muchas universidades han conformado redes, asociaciones y organismos fortaleciendo el objetivo de generar una sociedad latinoamericana del conocimiento: la Unión de Universidades de América Latina (UDUAL), la Red de Macrouniversidades Públicas de América Latina y el Caribe, la Asociación deUniversidades Grupo Montevideo, la Primada Asociación Subregional del Consejo Superior de Universidades de Centro América (CSUCA), la red de universidades del Caribe(UNICA), el Convenio Andrés Bello (CAB, países andinos y no andinos) entre otros.
Desde el año 2000, la internacionalización de la Educación Superior argentina, se haplasmado como política pública. Redundando en variadas iniciativas que cubren lasdistintas dimensiones de los procesos de internacionalización universitaria.
El Programa de Internacionalización de la Educación Superior y Cooperación Internacional (PIESCI) y el Programa de Promoción de la Universidad Argentina (PPUA), son prueba de ello. Con diferentes líneas de financiamiento, promueven el fortalecimientode la internacionalización educativa, el incremento de las relaciones con otras institucionesde igual rango de otros países, la conformación de redes y la participación en misiones internacionales.
En 2010 se conformó el Subgrupo de Educación Superior del Consejo Sudamericano de Educación, Cultura, Ciencia, Tecnología e Innovación de la UNASUR (COSECCTI).
Sus principios son equidad, inclusión social e integración regional; participación ciudadana; calidad y cobertura educativa; transparencia y divulgación; solidaridad y diálogo; equidadde género; colaboración en red; proyección internacional; intra e interculturalidad.
El Programa Promoción de la Universidad Argentina está dirigido a todas las instituciones universitarias argentinas, y tiene como objetivos facilitar la creación de redes y la consolidación de las existentes entre casas deestudios nacionales y extranjeras, para generar un contexto institucionalizado decooperación en función del desarrollo de actividades académicas internacionales. Con las convocatorias anuales ‒que se realizan desde 2007‒ este programa ha permitido laejecución de gran cantidad de proyectos con más de 160 instituciones universitarias de 25 países.
Norteamérica y Europa Occidental constituyen, en conjunto, el destino mayoritario de los estudiantes internacionales y reciben, aproximadamente, algo más del 50% del total de los 5 millones que se movilizan en todo el mundo cada año.
América Latina y el Caribe es uno de los destinos menos atractivos internacionalmente. De los 5 millones de estudiantes solo 176 mil, el 3,5% del total, escogen como destino algún país de esta región. De estos, el 69% proviene de la región, un 12% adicional de Norteamérica y Europa Occidental y el resto, de otras regiones.
El destino preferido para los estudiantes de América Latina y el Caribe no es la propia región, sino Norteamérica y Europa Occidental (fuente: IESALC con datos del Instituto de Estadísticas de la UNESCO 2019).
Argentina, República Dominicana y Costa Rica son los países latinoamericanos con saldo de movilidad estudiantil: en estos tres países ingresan muchos más estudiantes que los que salen de ellos hacia el extranjero. El Inbound Mobility Rate (IMR) expresa el cociente entre el número de estudiantes extranjeros que ingresan en el país con respecto al total de estudiantes matriculados en ese mismo país.
A través del IMR es posible observar que el comportamiento de los países de la región es muy variable: por una parte, países como la República Dominicana, Costa Rica, Ecuador y Honduras, a pesar de recibir números absolutos relativamente bajos de estudiantes extranjeros (por comparación a Argentina, México o Brasil), considerando su tamaño relativo se puede afirmar que tiene a un porcentaje muy relevante de ellos, utilizando los valores de Outbound Mobility Rate (OMR), es decir, del cociente entre el número de estudiantes que salen al extranjero sobre el total de matriculados.
Los OMR muestran que los países donde la salida hacia el extranjero es más significativa son: Uruguay, Ecuador, Honduras, Bolivia, República Dominicana y Perú, donde el OMR es superior al 1,5%. En cambio, países con sistemas de gran volumen y capacidad, como Argentina, Brasil o México, tienen los OMR más bajos de la región, por debajo del 1%.
El caso de Argentina es peculiar porque, siendo el país que más estudiantes extranjeros recibe, está entre los que menor número de estudiantes envía fuera; de hecho, tiene el mayor IMR de la región y, paradójicamente, el OMR más bajo, de apenas el 0,3%.
La movilidad académica internacional ha resistido muchas tormentas y retrocesos desde sus comienzos y continuamente se enfrenta a nuevas amenazas y desafíos. Uno de ellos ha sido el Covid-19. La pandemia puso de manifiesto la necesidad de diversificar las estrategias de internacionalización y dejó en evidencia el impacto de la transición a la virtualidad.
Asimismo, fortaleció las acciones de internacionalización en casa y la colaboración en proyectos internacionales de cooperación académica. Sin embargo, también quedó claro que para la movilidad de académicos y la realización de prácticas profesionales y voluntariados internacionales no se encontraron sustitutos virtuales.
Más allá del impacto pedagógico, educativo y económico- tal es el caso del aporte en la economía local de los países que se ven favorecidos por la movilidad entrante- los procesos de la internacionalización favorecen los encuentros e intercambios culturales y generan nuevos lazos transculturales que facilitan el diálogo intercultural.
En este sentido, realizar una estancia internacional, es convivir en otro país y ser testigo de su historia, tradiciones, costumbres, usos y elementos culturales—que trazan el camino hacia el respeto y la comprensión y promueven los diálogos interculturales, el reconocimiento de otro y la construcción de la paz.