Argentina destaca una tradición personalista del poder, siendo exponente del debilitamiento republicano por la alta concentración decisional del Presidente.
La agenda política tiene un notable direccionamiento presidencial, quien reclama en su gestión una adhesión de los demás poderes, demandando especialmente al Congreso una alineación mediante el disciplinamiento partidario propio dentro de cada cámara.
Cada alternancia presidencial trae un proceso refundacional ideológico y discursivo, mediante intentos de reconvertir el legado que el presidente anterior dejó al finalizar su mandato. Prueba de esto son la cantidad de DNU y leyes derogatorias que son dictados como señal refundacional por cada nuevo presidente.
En tiempos de constante excepcionalidad, Argentina domina la experiencia en la inestabilidad por su continua recurrencia a crisis y el dictado de leyes de emergencia.
La calidad institucional –reflejo de la coherencia de las leyes y su cumplimento– traduce estabilidad, y ambas, la confianza que permite un desarrollo social y económico lineal. Los procesos refundacionales continuos parecen indiferentes al reclamo por proyectos políticos a largo plazo que desborden la transitoriedad de los gobiernos e instalen previsibilidad.
El pedido de reglas claras y perdurables evidencia vulnerabilidad, traducido en un círculo vicioso de inseguridad que provoca desconfianza y con ello menor desarrollo.
Ejemplificativamente, desde su sanción en 2014 el Código Civil y Comercial sufrió 14 modificaciones y el Código Penal 19 para el mismo plazo, y cada año se presenta un centenar de nuevos proyectos modificatorios en el Congreso. La dinámica política es señal de vitalidad democrática, pero ello debe completarse con la definición de consensos mínimos que perduren más allá de los cambios de gestión.
La seguridad y previsibilidad son el primer paso en el largo camino hacia el recupero de la confianza; y una genuina refundación del Estado debería ser su comprensión.
*Investigador y profesor de Ciencia Política de la Universidad Blas Pascal (UBP).