Así como los seres humanos sentimos fascinación por los números redondos, y festejamos los cumpleaños de 30, de 40 o de 50 con mucho más ahínco que los de 29, 39 o 49, del mismo modo tenemos una tendencia casi irrefrenable a alinear los inicios: tal como visualizamos empíricamente en el Centro de Emprendedores de la UB, muchas personas tienen todas las aristas de sus proyectos resueltas y, aún así, suelen esperar hasta enero para ponerlos en marcha.
Pero el mundo para el que fuimos educados se esfuma a toda velocidad: no existen más los trabajos que duran toda una vida ni “estudiar algo” es suficiente para ser competitivo en el mercado laboral. Tanto vértigo y tantas reglas que cambian prácticamente día a día nos obligan no solo a ser adaptativos, sino además -y fundamentalmente- resilientes: necesitamos recuperarnos y seguir adelante sin que importen las circunstancias.
Emprendedores argentinos: uno de cada cuatro invierte en su propio negocio
Los emprendedores, que tienen experiencia en eso de vivir de manera agitada, entran con mayor fuerza en esta lógica: en un mundo incierto, hay que mantenerse actualizado para intentar al menos reducir esa certidumbre. Por lo tanto, si el modelo de negocios ya fue estudiado, desarrollado y validado, si las fortalezas, las debilidades, las amenazas y las oportunidades ya fueron debidamente reconocidas en un análisis FODA, si se profundizó en modelos como el CAMBAS, si se entendió a fondo la relación entre inversión y retorno y, si se dispone de los recursos y de todo aquello para avanzar… ¿Cuál sería la razón para esperar hasta enero?
Emprender en agosto: por qué sí, y ¿por qué no?
¿Acaso el primer mes del año tiene mejores condiciones que los once restantes? ¿Y si en este intermedio de espera aparece un competidor o una disrupción que me impide llevar a cabo mi proyecto?
Un emprendedor de 19 años creó el marketplace más grande del rubro textil del país
Tal vez se trate de un fenómeno cultural meramente argentino, aunque los números disponibles hacen pensar que esta característica se expande más allá de nuestras fronteras: según datos de Commerce Institute, por ejemplo, de los 5 millones de empresas que se fundaron en Estados Unidos en 2022, el 29% inició durante el primer trimestre. Esa cifra fue descendiendo a lo largo de los quarters siguientes: 26% en el segundo, 24% en el tercero y 21% en el cuarto. Un patrón que se repite, con variaciones someras, año a año.
¿Podemos arrancar un emprendimiento a mitad de año? Dicen que no es de buena educación responder una pregunta con otra, pero en este caso lo amerita: ¿Por qué no?
Se quedó varado en Tailandia por la pandemia y hoy tiene un exitoso emprendimiento gourmet
Salvo en los casos en que el negocio sea estacional (tal vez, a alguien intenta vender trajes de baño o helados sí le convenga iniciar en el verano), el mejor momento cuando todo lo mencionado está resuelto es “ahora”. Es cierto: el panorama se presenta desafiante. Las elecciones están a la vuelta de la esquina, el dólar sigue inestable, Rusia no cede en el conflicto con Ucrania e incluso parecería ser que tiende a extenderlo, China podría atacar Taiwán, la sequía no da tregua… ¡Hasta podría presentarse una nueva pandemia!
Pero quienes tienen el verdadero gen emprendedor saben que existe un momento adecuado en el que hay que lanzarse a la pileta: del otro lado tenemos numerosas historias de personas a las que les ha ido bien iniciando su proyecto a mitad del año.
Apple y Microsoft se fundaron en abril; Amazon, en julio; Google, en septiembre (por hacer una pequeña lista de algunas de las empresas con mayor valuación del mercado en la actualidad)… Cuando uno tiene en claro qué tiene que hacer y qué no para el éxito de su emprendimiento, la fecha de inicio es apenas una anécdota.
*Director del Centro Emprendedor de la Universidad de Belgrano
