Seguimos avanzando en el 2022, cerrando lo que fue el 2021 y ya con algunos datos de este año. Por su parte, el relevamiento del Ministerio de Trabajo mostró que, en el mes de noviembre, el empleo registrado se recuperó 0,3%, respecto al mes anterior.
Por otra parte, la recuperación fue de un 3,7% a nivel interanual. Aunque, resulta pertinente aclarar que el empleo asalariado privado continúa aproximadamente 19.700 puestos de trabajo por debajo de los niveles previos a la pandemia. Mientras que, asimismo, escalaron notoriamente las categorías de monotributistas. Seguidamente, y considerando la misma fuente (Ministerio de Trabajo), los sueldos formales o registrados (RIPTE) registraron, en diciembre, una tendencia alcista del 2% aproximadamente. En el acumulado, la suba fue del 53,4%. En sí, la suba de salarios que considera este indicador se ubica por encima de la inflación total del 2021(50,9%).
Considerando el sistema de precios, los combustibles aumentaron un 9% promedio, después de que los precios estuvieran congelados desde mayo de 2021 (el petróleo aumentó más de 30% a nivel internacional). El atraso en los precios estaba aproximadamente en el orden del 12%. Y se anunció que el programa “Cortes Cuidados” seguirá vigente durante todo 2022.
Tarifas y acuerdo con el Fondo, una dupla en riesgo
También, en enero, la recaudación creció en términos interanuales al 51,6%, por la suba de los tributos asociados a la seguridad social (+64,6%), el Impuesto a las Ganancias (+59,5%) y los impuestos asociados a la actividad económica (+54,4%). ¿Qué significa o que implica esto? El acumulado de 17 meses consecutivos de crecimiento en los ingresos tributarios sobre la inflación. No es menor mencionar que, en enero de 2022, se dio el mejor nivel de recaudación real desde 2018. La Asociación de Concesionarios de Automotores, en enero también, registró una suba de patentamiento del 144%, respecto al mes anterior, pero una baja interanual del 13%. Y, según la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME), el turismo interno aumentó en 58%, respecto a la temporada anterior.
En síntesis, registrando datos del año pasado y algunos sobre el comienzo del corriente, podemos también ver que el 2021 repitió los mejores términos de intercambio (no se veían desde el promedio del 2011 a 2014). Y a pesar del cierre de importaciones, prohibición de compra de dólares para atesoramiento, cuotas restringidas para los viajes al exterior y la obligación de liquidar las divisas por parte de los exportadores, terminamos con niveles de reservas netas mínimas.
Fue un año en el cual la estrategia estuvo en atrasar el tipo de cambio para poder controlar la inflación. El atraso del tipo de cambio multilateral, en términos reales, fue superior al 17% anualmente hacia diciembre. A esto hay que adicionarle una tasa de interés real negativa que alteró la demanda especulativa de pesos y financió la compra de dólares o, en su defecto, de bienes dolarizados. Para este 2022, la meta fijada es no devaluar, ya que es considerada de carácter recesivo por el impacto que tiene sobre los salarios e implicará un mayor gasto relacionado con los subsidios energéticos. En un escenario de acuerdo en el cual se postergue la totalidad de los pagos, la situación en el mercado de cambios tampoco se muestra cómoda y la sequía estresaría aún más este contexto.
El problema de fondo no es el Fondo
Una recuperación de la actividad económica sumada a un atraso cambiario que aún persiste en el esquema podría generar un aumento de las importaciones de bienes. Y se suma el pago de deudas de empresas privadas que al momento continúa con la misma dinámica que el año pasado. El otro punto es que, según el pedido del FMI, y si el acuerdo se sostiene, el BCRA debe empezar a recomponer reservas (u$s5.000 millones, monto levemente superior a lo que será la devolución de los pagos ya realizados al FMI). En otras palabras, dicha devolución deberá ser destinadas a la acumulación de reservas.
Vale mencionar que para salir de este esquema, se requerirá o un mayor nivel de devaluación, que aplane la actividad económica y quite presión sobre las importaciones, o bien bajar la demanda de dólares, a través de nuevos cierres en las cantidades. Ya sea mediante una nueva postergación u obligatoriedad de reestructuración de pagos de las empresas privadas y públicas como también mediante un cierre mayor a los bienes de consumo finales, que aportan casi el 13% sobre el total de los bienes importados.
* Federico Pablo Vacalebre es profesor de la Universidad del CEMA.