OPINIóN
Columna de la USAL

La política internacional de la post pandemia

¿Cómo puede construirse confianza mutua y una posición estratégica compartida en un mundo cada vez más conflictivo y peligroso que se asemeja al hobbesiano?

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Producción. El país de mayor crecimiento económico en el mundo. | shutterstock

Allá por los finales de la década del cuarenta Hans Morgenthau sintetizó en una frase lo que muchos dentro de la tradición de pensamiento realista consideraban una ley objetiva: “como toda política, la política internacional implica una lucha por el poder”.

Su concepción pesimista antropológica, que suponía la naturaleza humana egoísta en un mundo signado por la anarquía, transformaba a la problemática de la lucha por el poder, en el epicentro de las relaciones internacionales, porque las conductas humanas seguían siendo las mismas en las diferentes épocas: deseos de conquista, egoísmo y lucha por el poder. De esta manera se proyectaba una constante sobre la cual versaba cierto determinismo que condiciona la conducta humana al refutar la armonía de intereses.

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Así como la finalización de la guerra fría avizoraba para algunos analistas, un optimismo proyectado en un mundo menos conflictivo y más cooperativo, el actual contexto internacional interdependiente, incierto y conflictivo muestra que el comportamiento de los Estados en plena pandemia continuó estando impregnado por conductas egoístas y unilaterales, donde los conflictos y las rivalidades geopolíticas permanecieron y marcaron el ritmo de la política internacional.

Los recientes datos aportados por SIPRI (Instituto Internacional de Estudios para la Paz) referentes al 2021, nos conducen en esa dirección al reflejar un incremento del gasto militar del 2,6% en términos reales en comparación con el año anterior. No es de extrañar que en el marco de la rivalidad sino-estadounidense y de la puja de poder que mantienen por el liderazgo mundial, ambos se coloquen en los primeros dos lugares, donde éste último posee el 39% del total del gasto mundial. China experimentó un aumento del 1,9% en relación al año anterior, seguido por la India (2,1%) , Rusia (2,5%) y finalmente el Reino Unido (2,9%) quién pasó a ocupar el quinto puesto y aumentó sensiblemente su gasto luego de varios años de recortes presupuestarios en el área.

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Otro punto que incrementa la incertidumbre y conflictividad fueron las recientes palabras del máximo responsable de la diplomacia comunitaria Joseph Borrell, quién sostuvo que “Europa estaba en peligro y los europeos no siempre son conscientes de ello”. Su concepción de que “todo puede ser usado como un arma” volvió a poner en debate el rol de Europa en materia de seguridad y cuáles son sus principales amenazas. La propuesta gira en relación a un documento denominado “Brújula Estratégica”, que sería una fuerza militar conjunta que puede actuar rápidamente frente a una amenaza. Sin embargo, la propuesta choca con un punto álgido y problemático dado por la instancia previa de construcción de confianza mutua entre los actores, los cuales deben percibir, interpretar y resignificar desde una posición estratégica compartida cuales son sus principales amenazas, lo cual se dificulta en el actual contexto.

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¿Cómo puede construirse confianza mutua y una posición estratégica compartida en un mundo cada vez más conflictivo y peligroso que se asemeja al hobbesiano? La pandemia no sólo reubicó al Estado nuevamente como el actor más importante en política internacional, sino que volvió a posicionar a las cuestiones de seguridad militar entre las destacadas, desplazando otros temas de la agenda como el rol de las instituciones internacionales en materia de cooperación. La reconstrucción de éstas son las que pueden transformarse en una instancia adicional de articulación de intereses, donde se pueden convertir los recursos de poder en resultados concretos que se traduzcan en una mayor confianza mutua y posiciones compartidas. Sin embargo, la conducta de los Estados son las mismas desde hace siglos, la lucha por el poder y la hegemonía, donde la cooperación está reducida a una mínima expresión para que el sistema funcione y no colapse. La desconfianza prevalece.

 

* Gonzalo Salimena. Doctor en Relaciones Internacionales. Consejero de la Facultad de Ciencias Sociales, Universidad del Salvador.