OPINIóN
Vacunas y poder

Haciendo lista

1-11-2020-Logo Perfil
. | CEDOC PERFIL

En una sociedad cada vez más orientada por algoritmos, estadísticas, encuestas; en definitiva, por números, las listas cobran y refuerzan su importancia.

Hay listas que nos traen preocupación y dudas. La de precios, que se vive cotidianamente y de la que no conocemos cuánto escala y, menos, hasta dónde llegará.

Sabemos que la pobreza infantil (hasta 14 años) llega al 63% (con ayudas sociales). Una lista con 7 millones de nombres y apellidos de chicas y chicos, y el temor, si ya no ocurrió, de que tus hijos la puedan integrar.

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Podemos reparar, lo dice el Indec, en que el hecho de tener trabajo no alcanza para estar en el listado de los “incluidos”, porque el 32% de los ocupados no cubre las necesidades de la canasta básica. O que el trabajador/a en negro es el 47% de los “ocupados pobres”, y que, ahí nomás, están los cuentapropistas, y uno de cada cinco trabajadores en blanco tiene ingresos por debajo de la línea de la pobreza.

También está la lista de los países que integran el ranking de transparencia, que marca un nuevo descenso de nuestro país.

Listas trágicas y listas alegres. Completas e inconclusas. Arbitrarias e imparciales. Manipuladas, tergiversadas y reveladoras.

La pandemia vino con sus dramas y sus propias nóminas. En los colegios se pasaba lista para determinar presentes y ausentes. Las realidades de esta educación en licuadora, que presencial, que virtual, confunde aquellos clásicos y simples registros de alumnos/as.

Unos integran burbujas, otros abandonan por falta de recursos. Unos no superan las pruebas PISA y otros, aunque aún no lo saben, ya integran el listado de los que no las superarán. Son listas sin orden alfabético, sin orden numérico y, lo que es peor, sin el orden de la autoridad, con la confusión que aportan los políticos, para mayor incertidumbre.

Tenemos el inventario de los comercios que cerraron, de camas, de contagios, los padrones de mayores de 80, 70, 60. De los alcanzados por los subsidios de emergencia, y de los que, alcanzados por esos subsidios, nunca llegarán a cobrarlos.

Está la lista del Banco Hipotecario para adjudicar viviendas, en la que salió sorteado un ex vicepresidente condenado. Un aparente hackeo explica su inclusión, pero no explica cómo fue que ganó. El azar no sabe de listados.

Qué dirán los niños/as que esperan ser adoptados o los aspirantes a adoptar. Qué estarán pensando los que se inscribieron aguardando un donante de órganos para un trasplante salvador.

Mientras tanto, la pandemia continúa redactando sus propias listas. La de los falsos resultados de hisopados, en Ezeiza, que esconderían un negociado aún sin explicación y serían una criminal puerta de entrada para contagios y dramas. Y la peor lista de todas, la de los más de 76 mil muertos. Con nombres, apellidos, historias, amigos, familiares, sueños, edades, lugares, soledades y llantos.

Por eso, el más traidor de todos los listados es aquel que se hace desde los privilegios y la impunidad. El de los que se colocan en la cima, con una sonrisa descarada y falsas justificaciones. El fingido personal de salud, el impostor que se dice esencial, el estratégico fraudulento, la hipócrita “personalidad que necesita ser protegida por la sociedad”.

Las vacunas irán llegando, acaso más tarde que las apresuradas promesas iniciales. Cada vacunado/a sentirá la sana alegría de saberse más resguardado, de haber dado un paso hacia los afectos y sus abrazos. Pero que en nuestra memoria no se borre la lista de los que, desde el poder, adulteraron el orden y ocuparon los lugares sin vergüenza.

*Secretario general de la Organización de Trabajadores Radicales (OTR CABA).