Somos humanos: no podemos vivir sin errar. Como dice el dicho popular, acuñado por el poeta inglés Alexander Pope (1688-1744): "errar es humano, perdonar es Divino". El político y filósofo Cicerón expresó una idea similar pero que agrega un matiz importante: "Cualquier persona erra, pero solo los tontos perseveran en su error".
Iom Kipur se conoce en español como "Día del Perdón" pero una traducción más correcta es "Día de expiación". Es verdad que es un día de perdón Divino, pero no menos importante es que expiemos nuestros errores con una introspección que nos lleve a generar un cambio de conducta.
Reflexionar críticamente sobre nuestras acciones e ideas para rectificar nuestros errores es una virtud, pero no es positivo instalar sentimientos de culpa porque son contraproducentes. La culpa es buena cuando es un sentimiento catalizador que nos hace reflexionar pero hay que controlarla y encauzarla para finalmente desintegrarla ("kapará", "jipur", de la misma raíz que la palabra "Kipur).
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No se trata de negar nuestro pasado, o instalar una culpa paralizante, sino de utilizarla como herramienta para trabajar nuestras cualidades y corregir nuestras fallas, sin ansiedad, tomándose el tiempo que corresponde. Los arrepentimientos súbitos e impetuosos a causa de la culpa suelen llevar a recaídas morales catastróficas.
La sabiduría Divina concibió un mecanismo para desintegrar la culpa que se acumula por nuestros errores: el olvido. De lo contrario, no podríamos soportar la conciencia. Si la desintegración de la culpa se hace automáticamente, sin un cambio real, se está fallando dramáticamente en su utilización. Se acalla la voz de la conciencia para vivir cómodamente.
Pero hay otro camino: tomar responsabilidad, con un plan de acción serio y honesto que sostenga ese llamado de atención de la conciencia. La desintegración de la culpa solo tiene sentido si se hace en función de un plan de cambio positivo.
Escuchemos realmente la voz de nuestra conciencia y generemos una nueva realidad en nuestras vidas. Así seremos más nobles, felices, justos y bondadosos.
*Gran Rabino Isaac Sacca.