OPINIóN
La pulseada

Javier Milei, un león iracundo en una sociedad marcada por el hastío

Todas las fuerzas se ven socavadas por el huracán Milei porque el discurso político en la Argentina se corre hacia el cuestionamiento “de lo viejo”. Las partidos tradicionales ¿pactarían con “un novato” a costo de perder su capital político? ¿Sería duradero?

Javier Milei
Javier Milei | Télam

“Et tu Brute?” (“¿También tú, Bruto?”) es supuestamente la última frase que Julio César pronunció cuando fue asesinado. Brute (Brutus, Bruto) era una persona muy querida por César. La frase es de William Shakespeare, hoy seriamente puesta en duda ya que la elite romana adoptó muchos aspectos de la cultura griega, incluso su lengua. 

La irrupción de Javier Milei ha generado un torbellino en todas las fuerzas políticas. Su discurso crudo e intransigente de cortar con el pasado de la decadencia argentina ha generado adhesión centralmente en los jóvenes e incluso en sectores populares. 

No solamente las fuerzas que forman Juntos por el Cambio –sobre todo el Pro y la Unión Cívica Radical- han sido afectadas en su acción política. También el peronismo, el kirchnerismo y curiosamente las fuerzas de izquierda se ven socavadas por el huracán Milei.

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Javier Milei nuclea el interés de los sub 30.

El problema que tiene el sistema de partidos tradicional es qué hacer con esto. ¿Se negocia con el apóstol de Friedrich von Hayek, Ludwig von Mises, Milton Friedman o no? 

El discurso político en la Argentina sin dudas se ha corrido hacia el cuestionamiento “de lo viejo”. Los jóvenes son quienes mayormente abrazan la crítica a la autoridad existente. Hay fundamentos sociológicos profundos que sustentan esto. 

 

Javier Milei, un león iracundo

En la epidermis, el menor de 30 años se siente atraído más por las criptomonedas que por el billete legal - que además en la Argentina es poco menos que papel pintado. Prefiere una cuenta en Ualá o pagar con Mercado Pago antes que usar una tarjeta de crédito de empresa y banco “tradicional”; se entretiene con TikTok antes que con la televisión por cable.

Psicología Javier Milei: el extraño mundo del liberal

 

Ahora bien, la fuerza de Milei no se encuentra en condiciones hoy de contar con gobernabilidad para gestionar el país. El sistema político tiene tiempos largos en la renovación de las cámaras. Con suerte, en la nueva Cámara de Diputados contaría - siendo muy optimista - con un máximo de quince diputados; senadores, muy difícil conseguir más de uno.

Sin embargo, Milei podría tener la llave para la segunda vuelta y también quizás para sumar quórum a futuro en el Congreso. 
Una duda que asalta a los analistas y a los políticos: ¿es la fuerza de Milei algo duradero o es un fenómeno “de moda”? ¿Vale la pena invertir en negociar con él? ¿Es una fuerza política pasible de ser desgastada por las fuerzas políticas tradicionales? ¿Hasta cuándo los militantes de Milei sostendrán sus ideales si la llegada al poder es lejana?

Hay varios casos históricos que aportan para el análisis. Uno es el poujadismo. Pierre Poujade fundó un movimiento político en Francia en la década de 1950 contra lo que consideraba un avance del Estado francés sobre la clase media y el pequeño propietario. 

El “francés común” estaba amenazado por el Estado omnipotente, por la elite política, por las grandes empresas, la banca dominante. El agricultor, el pequeño comerciante no tenía capacidad de lobby para resistirse al avance de los poderosos, de la casta, de los que estaban siempre. 

Jóvenes que no ven futuro

El poujadismo fue un movimiento fugaz. Ya en los 1960s se había extinguido. Sus simpatizantes, o bien organizaron otras fuerzas políticas o bien se sumaron al establishment.  No pasó de allí. ¿Será Milei una moda?

El gran problema de las fuerzas pequeñas en auge es sostener su discurso y su fuerza cuando el acceso al gobierno efectivo está distante.  En un sistema presidencialista como el argentino la senda es aún más empinada. 

Una oportunidad para Milei es ganar el campo del discurso y desde allí influenciar a quien gane la elección. Fue la opción de Álvaro Alsogaray y la UCEDÉ a comienzos de los 1990s. El costo fue la desaparición de una fuerza de centro derecha en ascenso. 

¿Les conviene a las fuerzas tradicionales pactar con Milei? ¿Se sumará el león iracundo a un gobierno ajeno a costa de una influencia de corto plazo, con el riesgo de perder prontamente su capital político? Los militantes de Milei, ¿aguantarán cuatro u ocho años más para ganar más terreno? Se viene un gran juego político en una sociedad marcada por el hastío. 

* Dr. en Sociología (UCA). Docente UCA, UNTREF, UCES