OPINIóN
Columna de la USAL

Las Artes Marciales, ¿nacieron en el Lejano Oriente?

Más allá de la enorme cantidad de películas interpretadas por grandes maestros de las mismas, como Bruce Lee o Steven Seagal, recreadas por magníficos directores, como el genial Akira Kurosawa, debemos decir, lamentablemente, que no.

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Artes marciales | Daniel Tay / Pixabay

Más allá de la enorme cantidad de películas sobre Artes Marciales originarias de la India, China, Corea, Tailandia, Filipinas o Japón, interpretadas por grandes maestros de las mismas (Bruce Lee, Donnie Yen, Yet Li, Jackie Chan, Steven Seagal, Chuck Norris y otros) o recreadas por magníficos directores (como el genial Akira Kurosawa para la temática samurai) debemos decir, lamentablemente, y en respuesta al título de esta columna, que no. Pero entonces, ¿dónde empezaron? Antes de contestar a esta pregunta, permítanme contar una anécdota personal relacionada con el asunto en cuestión.

 

Karate

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Hace muchos años buscaba un Arte Marcial que fuera lo más parecido a lo que aprendían los samurai en el Japón antiguo. Y finalmente lo encontré en el Aikido, más precisamente en la Asociación Dojo Kobukan, cuya cabeza era, en ese entonces, hace más de dieciséis años, Sensei José S. Guajardo. Luego de su partida hacia la eternidad, hoy continúa al frente Sensei Daniel Muñíz. Tras practicar por cuatro años (y continúo), tanto técnicas a manos vacías como con armas (sable, bastón mediano y cuchillo pequeño, heredadas directamente de la escuela del Shihan Mitsugi Saotome, quizás el ultimo discípulo vivo del fundador del Aikido, Morihei Ueshiba, conocido como O´Sensei), hojeando un libro de arqueología, me encontré con una escena de la tumba de Kheti III, nomarca (gobernador) de la provincia del Oryx, en el Egipto medio, que ya conocía, pero que ahora me deslumbró por otros motivos. En esta imagen veía no sólo técnicas de combate con bastones medianos sino también a manos vacías: retenciones, estrangulamientos, proyecciones y torsiones que estaba practicando en Aikido. Entonces pensé que este Arte Marcial me había trastornado el juicio. Cerré el libro y luego de un par de horas lo volví a abrir y seguía viendo exactamente lo mismo. Esto me alegró enormemente pues había unido mis dos amores: el antiguo Egipto y las Artes Marciales. Pensé que, por supuesto, esto ya estaba más que estudiado en la Egiptología, pero grande fue mi sorpresa cuando comencé a investigar.

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Los primeros que estudiaron estas tumbas, Griffith y Newberry (1893-1895) hablaban de estas imágenes como de juegos funerarios, una clara referencia anacrónica al mundo griego y etrusco. Dado que estas tumbas de Kheti III y otros nomarcas, ubicadas en Beni Hassan, se comenzaron a construir alrededor del 2000 a.C., la referencia clásica no correspondía. Luego Decker, uno de los mayores expertos en el tema de prácticas físicas de los antiguos egipcios, las definía como deportes, juegos deportivos y, a lo sumo, lucha. Lo curioso, es que debajo de estas imágenes de Beni Hassan, se veían escenas de guerra y asedio de ciudades. Eran claramente, las prácticas marciales previas a la guerra. Kanawati y Woods, autores que trabajaron actualmente estas tumbas, se animan a decir que esos guerreros se están preparando para lo de más abajo en las pinturas, es decir, para la guerra. Pero no se atreven a dar el paso de referirse a ellas como Artes Marciales.

 

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Pero éstas no son las únicas imágenes que puedo presentar como argumento. Lamentablemente aquí no puedo incluir todos los ejemplos pero los mencionaremos para que el lector pueda luego ubicarlos en libros o en internet. Del período predinástico (3300-3000 a.C.), anterior a la unificación del Alto y del Bajo Egipto, tenemos la Paleta Líbica (donde dos contendientes se toman de las manos para empezar el combate), el mango del cuchillo de Dyebel-el Arak y la Tumba 100 de Hieracónpolis, donde hay una escena de combate con bastones. Luego, del Reino Antiguo (2800-2200 a.C.), tenemos la tumba del visir Ptahhotep (pared sur de la Sala de Ofrendas), relieves de la calzada cubierta del complejo funerario de los faraones Sahure (donde incluso aparecen maestros marciales enseñando y árbitros para ver que se respeten las reglas, las cuales lamentablemente desconocemos) y Unas y la pared sur de la Tumba Norte de los Soldados en Asyut, Alto Egipto. Del Reino Medio (2000-1580 a.C.) tenemos las tumbas de los nomarcas del nomo del Oryx (hoy Beni Hassan): Baqet I, Baqet III, Kheti III y Amenemhat y en la tumba de Neheri, cerca de Beni Hassan. Del Reino Nuevo (1580-1100 a.C.) tenemos ejemplos en varias tumbas de nobles y templos de millones de años de monarcas. Especialmente interesante es la tumba de Merire II en Akhet-Atón, la ciudad fundada por el monarca Akhenatón así como Medinet Habu, el templo de millones de años del faraón Ramsés III en Tebas Oeste, pues tanto en estos espacios sagrados como en las tumbas de Beni Hassan y en la calzada de Sahure, aparece (y esto es sólo un ejemplo de tantos) la técnica conocida en Aikido y en Judo como Kata Guruma (lanzar por los hombros) o Ganseki Otoshi (arrojar la piedra). Pero no sólo aparecen varias técnicas marciales sino que incluso aparecen protecciones para su práctica en antebrazos, cabeza, mandíbula y abdomen, tal como se ve en la tumba de Amenmose y en Medinet Habu. Hasta podemos mencionar escenas de pugilismo en las tumbas de Merire II (Akhet-Aton) y en la de Jeruef (Tebas Oeste), ambas del Reino Nuevo.

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Ahora bien. Alguien podría argumentar que las Artes Marciales del Lejano Oriente tienen, en su mayoría, un sostén filosófico y/o metafísico, como el caso de los templos Shaolín o el Bushido japonés (que ahora sabemos que no es un concepto tan antiguo como se creía). En el caso egipcio también existe: el faraón debía garantizar que se cumpliera Maat en la tierra. Maat era el orden, justicia y equilibrio cósmicos que permitía la existencia de Egipto frente a sus enemigos: asiáticos, nubios y libios. Y esto se lograba no sólo a través de los rituales de protección del faraón ante los dioses sino también a través del triunfo de los ejércitos del rey, cuestión que lograron durante casi tres mil años. No debemos olvidar que los combates, hasta incluso la Primera Guerra Mundial (1914-1918), eran cuerpo a cuerpo, y ganaba el que estaba mejor preparado. Lo mismo se podría aplicar a la antigua Mesopotamia pero ahí contamos con menos ejemplos iconográficos. Si bien hoy en día son más conocidas las del Lejano Oriente, no quedan dudas ya que las Artes Marciales nacieron en las orillas del Nilo, hace más de cinco mil años.


 

 * Lic. Javier Paysás. Profesor Adjunto a Cargo de las Cátedras "Historia de la Cultura Egipcia"- USAL.