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Entrevista exclusiva

Cobra Kai, la vuelta de Karate kid más de 30 años después

El actor Ralph Macchio, el hombre que en 1984 fue Daniel Larusso, el aprendiz del Sr. Miyagi, estrena la secuela, Cobra Kai, en Netflix. La serie éxito es una reflexión lúcida sobre la nostalgia, las caricaturas y decisiones de vida.

Karate Kid, vuelve 30 años después con Cobra Kai
Karate Kid, vuelve 30 años después con Cobra Kai. | Netflix/Cedoc

No hay nadie que no haya jugado con su patada en Karate Kid: la grulla que derrota al bully. Es el actor Ralph Macchio, el hombre que en 1984 fue Daniel Larusso, el aprendiz del Sr. Miyagi, la piedra basal de la sabiduría oriental en su versión caricaturesca y deportiva. Encerar, pulir. No hay broma, no hay referencia, no hay pitcheo orate que Macchio no haya escuchado con frecuencia diaria durante los últimos 36 años en torno a su personaje. Incluso “un film donde se establecía un vínculo familiar entre Daniel y Rocky Balboa” se ríe.

 

Karate Kid, vuelve 30 años después con Cobra Kai
Daniel Larusso, el aprendiz del señor Miyagi en Karate Kid, una película que hizo historia.

Sí, al actor de Mi primo Vinny, Ugly Betty y, claro, la saga de Karate Kid nunca no se le ofreció volver a ser Daniel Larusso. “Un día después del final del rodaje y hasta que dije sí a este proyecto” sostiene Macchio. Recién ahora (¡bah!, hace algunos años) se convenció de volver al niño que era la versión de Spider-Man de los años 80: el adolescente raquítico que aprendió karate para vencer a Johnny, el matón de Cobra Kai, el dojo que lo tenía a las corridas. ¿Cuál fue entonces la razón que lo llevó a volver en una serie original de Youtube con el nombre del dojo enemigo a Miyagi y sus enseñanzas? ¿Fue aquel episodio de la sitcom How I Met You Mother que compartió, jugando con sus viejos roles, con el actor William Zabke (el “enemigo” Johnny)? En exclusiva para PERFIL, el actor que comenzó su carrera con Francis Ford Coppola y hasta hace poco fuera parte de la serie de David Chase, The Deuce cuenta frente al regreso de Cobra Kai a Netflix (donde se estrenan ahora las primeras temporadas y en algunos meses la ya filmada tercera): “La clave fue el fanatismo de los showrunners, Jon Hurwitz, Hayden Scholssberg y Josh Heald. ¡Ojo!, siempre tuve pitcheos de fanáticos. Tengo más que presente, todos los días, todas las horas de mi vida, cada paso que doy en la calle, lo que representa Karate Kid. Por eso, por el legado de Pat Morita, quien interpretaba a Miyagi, y el de John Alvidsen, el director de los films, no podía convertir el regreso en una excusa. Incluso antes de la fiebre por las franquicias, siempre tuve gente buscando revivir la historia de Daniel. Pero ellos, los actuales showrunners, llegaron con una idea distinta: ver a aquellos enemigos, Johnny y Daniel, William Zabka y yo, desde su adultez, desde sus errores, y meter el paso del tiempo, los errores, lo que duelen las decisiones: no para burlarse del original, ya que todos entendemos sus dos dimensiones y lo que representaba, si no para actualizar un clásico, para, de hecho, darle más vida.”

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Karate Kid, vuelve 30 años después con Cobra Kai
Ralph Macchio en la secuela, Cobra Kai.

—Hay algo que no creíamos íbamos a ver: ver envejecer a los personajes clásicos del cine de Hollywood, del Hollywood que también produce merchandising. ¿Por qué creés que se da eso, más allá de la razón comercial obvia?

—Nunca me deja de sorprender. Karate Kid es el regalo que me dio la vida, y que nunca deja de ser novedad, de mostrar los surcos que aquella primera piedra fue generando. El tiempo avanza, y yo recuerdo aquellos días, el primer inicio, el vínculo con Pat y John. Todo pasó tan rápido... Nunca me molesta que siga alrededor. Jamás reniego de eso. Nunca. Ver a estos personajes a veces hace más amable, o más punzante, entender nuestras propias vidas.

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—Pero también hay algo de celebración ¿no?

—Claro que está el factor “celebración”, más breve, pero presente. Pero el factor sorpresa, como ha sucedido con Cobra Kai es crucial. Es claro que el vínculo de quienes crecieron con el cine de los 80 con sus personajes es muy distinto al de otras generaciones. Más allá de la moda de franquicias, el amor que uno recibe, y otros actores, demuestra que nunca se van. Quizás tiene que ver con un cariño difícil de alterar, con un momento de Estados Unidos expendido al mundo; pero quizás la cruza del autor de los años 70 y ambiciones comerciales globales enormes generó personajes, valga la redundancia, “más grandes que la vida”.

 

Karate Kid, vuelve 30 años después con Cobra Kai
Cobra Kai, la secuela de Karate Kid más de 30 años después.

—Aún así, Cobra Kai realmente altera la ecuación, y no: por un lado, descubrimos el otro lado del supuesto villano de la primera película (y cómo esa pelea arruinó su vida, según él), y vemos a Daniel como personaje que creyéndose noble no suelta aspectos tóxicos de esa enemistad. ¿Cuánto aportaron ustedes, los actores originales, al mundo creado en la serie? 

—Una de las cosas más divertidas del show, considerando que los showrunners se saben milimetro por milimetro cada segundo de la saga, de cada film. Es cómo a veces discutimos. No me malentiendas. Discutimos porque yo siento que Daniel no haría tal y cual cosa. Y ellos terminan ganando. Me gusta mucho que, al menos a la hora de Daniel y Johnny, el show altera lo que cualquiera puede esperar. Y no porque sean villanos, o torpes, sino porque se muestra un tipo de crianza, la violenta y descuidada de Johnny, y una educación sentida y cuidada, paciente como la de Miyagi. Y aún así, con esas diferencias, se parecen. Me gusta mucho la profundidad de los personajes, que ahora vemos el mundo de algo que antes era una nota al pie de la historia del cine: el villano de los 80 unidimensional. Y todo lo que puede alterarse a la hora de las expectativas desde ahí.

—¿Qué sentís a la hora de cuando muchos viven al film original como un clásico, pero no dentro del canon más sofisticado?

—Sé muy bien que la película es Karate Kid, entiendo la fábula que representa, lo que puede generar, y generó, en un mundo más simple, de adolescencias más simples. Y todos nos sentimos alguna vez arrinconados. Creo que entendí, habiendo trabajado con nombres como Coppola, que un clásico del cine es una idea, que a veces tiene que ver con una cosa y otra vez los elige la gente. Y no representan lo mismo. No es una guerra, o un duelo: hay películas que viven distinto, porque están creadas para ser algo distinto. Y a veces, se convierten en más de aquello para lo que están creadas.

—Johnny y Daniel parecen nunca poder irse de esa pelea, incluso representando dos modelos distintos de vida, de status quo ¿Te ha pasado de tener miedo de quedarte en un momento, como en aquel éxito de 1984?

—Insisto, creo que el punto principal es el legado. Y también están las segundas generaciones, interpretados por Xolo Maridueña, Tanner Buchanan y Mary Mouser. Eso es crucial: cuando ves tu odio siendo tu legado, te das cuenta que hay más que tus obsesiones, rencores y errores. Que cuando no te entendés como protagonista, las cosas son más leves, aunque a veces pasan. Yo estoy en paz con todo lo que me ha sucedido, con lo que tuve y con lo que, queriendo o no, dejé pasar. Daniel es un clásico y tengo trabajo. Es más de lo que podría pedir. A veces es más de lo que podría haber soñado.

Los recuerdos del Sr. Miyagi

Karate Kid, vuelve 30 años después con Cobra Kai
Ralph Macchio en la película filmada en 1984.

“Por supuesto” dice Ralph Macchio. “Hay días donde la emoción es grande. Cuando los sets del show recrean lugares como el dojo del Sr. Miyagi, las cosas sacuden un poco más de lo que uno espera. Ahí aparece el recuerdo de Pat Morita, de John Avildsen, de aquellos días, de sus enseñanzas y su compañía. De sus ausencias, claro. De cuánto me gustaría que estén aquí, a ver qué podíamos hacer juntos.” Macchio entiende que el film original era un producto de su época: “He escuchado todos los halagos y todas las críticas que se le puede hacer al Karate Kid: la caricatura del acento de Miyagi (todos saben que Morita no hablaba así originalmente), la banalización de la cultura del karate y así la lista. No es defender aquello, por supuesto, pero entender que dentro de eso, o más allá, o gracias a (cada uno elige la forma de leerlo) Karate Kid fue la primera película que habló de campos de concentración para japoneses. También, se mostraba a quién se burlaba de Miyagi y cómo le salía el tiro por la culata. Claro que había caricatura, pero hay muchas cosas en una caricatura.” A la hora de contar algo, apenas, de la tercera temporada, Macchio, por primera vez, se pone amablemente hermético: “Es díficil contar algo. Lo que sí te voy a decir es que en ese duelo entre los showrunners y yo, entre lo que yo pienso qué debería suceder y qué sucede, llegó un momento que me gustaba los lugares inesperados donde iba Daniel, y que quería ver qué más. Ese fue mi único pedido: hagamos con Daniel cosas inesperadas, pero que nunca sean una traición total a las enseñanzas de Miyagi.”

 

P.M.