OPINIóN
Día del Veterano y de los Caídos en la guerra de Malvinas

Malvinas fue un capítulo más de la dictadura

Entre el 2 de abril y el 14 de junio, los militares argentinos torturaron a los soldados conscriptos. A la fecha, 176 excombatientes han declarado, en calidad de víctimas, o testigos presenciales de los hechos.

Malvinas
militares argentinos desembarcaron en las islas Georgias del Sur | Perfil

Con Germán Bonanni, miembro del Centro de Ex Combatientes Islas Malvinas La Plata (CECIM) hemos conversado en varias oportunidades. Sus historias suelen ser profundas. Detalladas. Por eso, a 40 años de la Guerra, se me ocurrió escribir a partir de una de sus anécdotas. Ella figura, como nota de campo, en mi libro Tecnologías de Impunidad: cómo la dictadura intentó ocultar los crímenes cometidos durante la Guerra de Malvinas (Edulp;; Instituto Malvinas UNLP; CECIM, 2021). Cuenta Germán:

Tenemos que ir un poquito más para atrás y decir que mi grupo, que era el tercer grupo de la tercera sección, de la Compañía C del Regimiento 7 estaba formado por integrantes de la sección Destino. Estos eran los oficinistas, como era mi caso, y todos los que tenían un oficio dentro del Regimiento: plomeros, gasistas, pintores, oficinistas como era el mío. Eso marca que la instrucción militar era muy inferior a la que tenían los soldados de las Compañías de infantería. Bueno, con eso, cuando se hizo el segundo llamado para formar otra vez al Regimiento 7 que se había ido de baja, fueron echando mano de quienes pertenecíamos a la sección Destino. Así, en esa condición de poca formación militar, fuimos a Malvinas.

Guerra de las Malvinas

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En un momento, el Jefe de Compañía nos dice “a ver, los ocho soldados de la tercera sección, con sus bolsos, a Puerto Argentino”. Bueno, así salimos. No sabíamos bien qué era lo que teníamos que hacer. Llegamos a Puerto Argentino. Ahí nos atendió el Jefe de Regimiento, a quien nunca antes habíamos visto, y nos dijo muy serio “soldados, ustedes van a formar parte de la historia de esta República”. Después vino el capellán, nos dio una misa y nos subieron a un helicóptero. Lógicamente ninguno sabía a dónde íbamos a ir. Éramos ocho soldados, un cabo, un soldado que se había enganchado en la carrera militar, y el subteniente más joven que había dentro de todo el Regimiento 7. Bueno así volamos hasta que nos dejaron muy cerca de la costa y nos indicaron que, nuestro trabajo ahí, iba a ser avisar si veíamos el desembarco británico, que ellos suponían podía ser por allí. En ese caso, debíamos avisar por radio y replegarnos. Nos dieron provisiones para dos días y, cuando empezamos a acomodar las cosas, nos dimos cuenta de que nos habían dado un equipo de radio sin baterías. El equipo de radio no andaba, lo que era el fin de nuestra aventura -que después nos enteramos que era en  Bahía San Carlos-. Nada de lo que estábamos haciendo tenía sentido, porque nadie había controlado que las baterías de la radio estuvieran descargadas. Así transcurrió el día, nos hicieron hacer unas guardias y bajar a la costa. La niebla era profunda. Dos de los compañeros se perdieron, y uno lo tuvimos perdido casi un día y medio hasta que lo pudimos encontrar. En una situación que ninguno sabía bien qué es lo que había que hacer. Pasaron los dos días y se acabaron las raciones. Llegó el tercer día y no teníamos para comer. No sabíamos, como no teníamos radio, si se habían olvidado de nosotros, qué era lo que había pasado. De repente, al cuarto día, vemos llegar el helicóptero. Nos tiraron un cordero, como para que comamos eso y se volvieron a ir. No nos dieron tiempo para decirles que la radio no funcionaba. Hoy lo cuento como una anécdota, pero después de haber vivido eso, soy un afortunado en poder estar con vida.”

Malvinas fue un capítulo más de la dictadura. He podido recopilar un centenar de historias como las de Germán, en mis 11 años de acompañamiento jurídico al CECIM. Lo extraño, es que no son las que ocupan las noticias centrales cuando de conmemorar el hecho bélico se trata. Las Fuerzas Armadas, para 1982, estaban instruidas en la doctrina de la seguridad nacional, para la represión y no para la defensa. Por ello, el Informe Rattenbach, es claro al advertir que la Guerra de Malvinas fue una “aventura militar”. Además, entre el 2 de abril y el 14 de junio, los militares argentinos torturaron a los soldados conscriptos. A la fecha, 176 excombatientes han declarado, en calidad de víctimas, o testigos presenciales de los hechos.

La cuestión Malvinas sigue esperando

A 40 años de Malvinas, y 15 de iniciada la causa por graves violaciones a los derechos humanos, los soldados aguardan justicia. Por ello es central repasar estas narrativas. Lo que debió padecer Germán, y todos los germanes que soportaron en cuerpo y alma la impericia militar, junto con la tortura y, en algunos casos, la muerte. Por ello queda tanto por hacer. Reescribir la historia, ni más, ni menos. Desmontar Malvinas para que el pueblo argentino conozca la Verdad, y avance en materia de Justicia.

 

* Jerónimo Guerrero Iraola. Abogado CECIM. Autor Tecnologías de impunidad.