Lejos de atenuarse, el dolor por el asesinato de 85 personas en la destrucción del edificio donde funcionaban las instituciones centrales de la comunidad judía argentina, se profundiza año tras año. La frustración y la indignación por la falta de justicia también.
Cada vez que se acerca la fecha en que se cumple un nuevo aniversario del atentado a la sede de la AMIA-DAIA, se suele repasar una larga y triste lista de hechos que explican porqué una de las tragedias más graves que sufrió nuestro país sigue impune. La indiferencia de muchos y, sobre todo, la grave complicidad de funcionarios de los tres poderes del Estado, nos han llevado a la penosa situación que vivimos hoy, 27 años después.
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El año pasado, en este mismo espacio, referí que la falta de justicia en la causa del atentado a la sede de la AMIA/DAIA, se había transformado en la deuda más grande y dolorosa de la democracia argentina. Hoy, viendo lo que sucedió en estos 12 meses, tengo que decir que todo es peor.
Sólo debemos recordar que en diciembre de 2020 el principal acusado de haber facilitado el coche bomba a los terroristas, fue absuelto. Nuevamente, la justicia optó por la impunidad y volvió a defraudar a las víctimas y sus familiares. Al mismo tiempo volvió a obturar la posibilidad de empezar a reconstruir la confianza en las instituciones de la República. La sociedad argentina necesita volver a creer en ellas.
Hace 27 años nuestro país sufrió un golpe devastador del que nunca podremos recuperarnos si no logramos cicatrizar aquella herida. Los asesinos de 85 personas siguen gozando de impunidad, mientras la sociedad argentina se sigue sintiendo desprotegida.
Siempre hay que recordar que hace mucho tiempo, la Justicia argentina acusó a miembros importantes del entonces Gobierno iraní de ser los responsables del atentado a la AMIA/DAIA. Hoy, volvemos a repetir y a recordar que existen pedidos de captura vigentes solicitados por la Justicia argentina y avalados por Interpol. Necesitamos que el Gobierno argentino retome con firmeza y decisión política el reclamo en todos los organismos y foros internacionales para que el régimen después de 27 años se digne a colaborar con la Justicia de nuestro país.
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Fue otro año cargado de desilusiones, pero nada nos detendrá en nuestra irrenunciable búsqueda de verdad y justicia. Esa es la principal misión de la DAIA desde aquel 18 de julio de 1994. No claudicaremos a pesar de que esa búsqueda se ha hecho difícil porque fueron muchos quienes, desde distintos lugares de poder e influencia, intentaron ocultar, encubrir e impedir que conozcamos la verdad.
La indiferencia naturalizada, vuelve a las sociedades amnésicas. Cada cosa que dejamos pasar, nos hunde más y más en un agujero sin fin oscuro y vacío de respuestas. Tejamos juntos las tramas de la contención y del grito de ¡Justicia, Justicia, perseguirás….!
* Jorge Knoblovits, presidente de la DAIA.
