La mayoría del pueblo jujeño votó y acompañó el proyecto de reforma constitucional. La democracia es sabia y es un deber de sus dirigentes aceptar la realidad que de ella deviene
Las escenas dramáticas que hemos visto todos los argentinos en las últimas horas en Jujuy nos recuerdan a los peores momentos de la democracia y son la demostración más cabal de cómo el kirchnerismo apela y apelará a la violencia como método de hacer política y socavar la legitimidad de la oposición.
Lo que observamos es un kirchnerismo en franca retirada, con dirigentes incapaces de hacerse cargo del desastre al que han llevado el país y dispuestos a sembrar el miedo en la sociedad. Las provincias están sometidas a la impunidad del poder, lo podemos ver en su peor cara con lo que está pasando en Chaco con la desaparición de Cecilia.
Igualdad ante la ley: ¿significa otorgar ciertas prerrogativas a una minoría?
Desde Juntos por el Cambio venimos advirtiendo que el gobierno de Alberto Fernández y Cristina Kirchner se aleja cada día más de la institucionalidad que debiera custodiar y sumen al país entero en la incertidumbre y la angustia. Ya son cuatro mandatos de kirchnerismo; muchos años de un pueblo sufriendo calamidades sin la más mínima empatía por parte de sus gobernantes.
Una mayoría del pueblo jujeño votó y acompañó el proyecto de reforma constitucional. La democracia es sabia y es un deber de sus dirigentes aceptar la realidad que de ella deviene. El proceso de elecciones que tuvo días atrás la provincia legitima la posición del gobernador Gerardo Morales y el ataque sufrido por el kirchnerismo y militantes de la izquierda porteña es una demostración del autoritarismo que los guía.
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El proceso de cambio en la Argentina ya está en marcha. No debemos permitir que nadie se arrogue una representatividad imaginaria y obture la voluntad de los argentinos
Algún día estos episodios culminarán y recordaremos el pasado antidemocrático y violento de quienes quisieron vulnerar las decisiones soberanas de un pueblo.
Paz y diálogo sí. Violencia, intolerancia y clientelismo, nunca más.