OPINIóN
opinión

La encíclica del diálogo y amistad social

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Muros. El papa plantea una nueva política internacional. | cedoc

La aparición del documento Fratelli Tutti, se suma al elenco de las encíclicas sociales que se vienen publicando desde fines del siglo XIX.

Jorge Bergoglio s.j. como sacerdote, se caracterizo por su apostolado en las periferias, donde reina la desigualdad y el pueblo está sometido a las mayores injusticias sociales. Ese contacto con la cruda realidad lo marcó para siempre.

El mundo está desmadrado. Somos testigos de una decadencia moral, social y política sin precedentes.

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Inspirado en San Francisco de Asís, el texto papal está dirigido a los católicos; pero también el mensaje es para todos los hombres de buena voluntad. El Santo Padre, lo encara como una propuesta de convivencia, de encuentro y de fraternidad. 

Estos principios son los que mueven a Francisco, a estar siempre alerta frente a los conflictos sociales, proponiéndonos una forma de vida con sabor a Evangelio. Para ello nos estimula a que seamos sencillos, alegres, caritativos y que tengamos un amor al prójimo sin fronteras.

Invita a que renazca el deseo mundial de la hermandad. De todo ello, se ocupa a lo largo de los ocho capítulos, donde abarca distintas cuestiones de interés social, de una forma sorprendente.

Nacionalismos errados. Hace una descripción de los conflictos anacrónicos, de los nacionalismos errados, resentidos y agresivos. Destaca al egoísmo como una herramienta que nos lleva a la pérdida de la conciencia histórica. Utiliza la palabra “descarte”, para describir la insensibilidad social, el racismo, la pobreza y la inequidad.

Pone especial preocupación en el problema de los migrantes, que las naciones poderosas no los consideran dignos de participar en la vida social.

Reclama imperiosamente una apertura sincera del mundo para acoger a los exiliados ocultos. Pide un corazón abierto para recibir a los migrantes, destacando el ejemplo de la Argentina, que recibió a muchos inmigrantes italianos que llegaron a aportar una forma de cultura en nuestra sociedad.

Apela a mantener la esperanza, y desenvuelve a través de los contrastes, la pedagogía de la parábola del buen samaritano, como ejemplo a imitar en un mundo cerrado en sí mismo. En cuanto a la política, le dedica un capítulo entero, donde critica duramente tanto al populismo como al liberalismo. Dice que ambas ideologías conspiran contra el bien común. La mejor política se hace fundada en una verdadera caridad social, sustentada en la Doctrina Social de la Iglesia, que pondera a la caridad como síntesis de toda ley. Esa caridad política con sentido social -dice el Papa-, supera la mentalidad individualista.

Un tema céntrico, es cuando habla del “diálogo y de la amistad social”. Uno de los axiomas apostólicos de su Pontificado, es precisamente el diálogo, que lo entiende como acercarse, expresarse, escucharse, mirarse, conocerse, tratar de comprenderse, buscar puntos de contacto. Funda este apostolado de la escucha, en el diálogo social para generar la concordia.

El valor de este documento es inmenso. Su lectura es ágil, realista y concreta. Nos enseña a ser mejores personas en beneficio de la familia y la sociedad, propiciando la pastoral de la amistad, la paz y la armonía.

*Miembro de la Academia Argentina de la Historia