La encrucijada del pervitín, captagon, fentanilo, paco y otras drogas
Los terroristas de Hamas abatidos o capturados poseían en sus bolsillos pastillas de captagón y no son el único caso. Las tropas nazis, los soldados en Vietnam y otros grupos paramilitares los distribuyen. Cuáles son sus efectos.
¿Los terroristas de Hamas actuaron bajo el efecto de drogas? |
israeleconomico
Dr. UBA, MBA y Bsc. Profesor e Investigador en Economía de la Salud.
Los hermanos mayores de Estado Islámico inauguraron en el 2015 la “moda de degollar frente a cámaras” a extranjeros y árabes, considerados por ellos como infieles. Superando estos “anteriores logros”, sus hermanos menores de Hamas procedieron en este 2023 a ejecutar premeditada y masivamente (y auto- filmarse haciéndolo) a desarmados ancianos, mujeres, niños y bebés (muchos de estos también degollados).
Una vez más, también en esta oportunidad las drogas parecen marcar su indefectible presencia en estos espeluznantes ríos de sangre; al igual que ocurriera con Estado Islámico, los terroristas de Hamas abatidos o capturados poseían bolsillos llenos de pastillas de captagón, la muy adictiva metanfetamina difundida en el mundo árabe.
Encrucijada de drogas y guerras El uso del alcohol, aguamiel, vino y vodka, los hongos alucinógenos, el hashish y otros han caracterizado la historia de las guerras humanas.
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Si bien la morfina y la cocaína, circularon por las trincheras de un modo extensivo durante la Primera Guerra Mundial -intentando morigerar efectos de hambre, frío, gases y muertes - no fue sino hasta la Segunda Guerra Mundial que ciertos países adoptaron un uso extensivo de anfetaminas para sus soldados.
Tardíamente difundido fue el hecho de que el régimen nazi transformó al pervitín en una “política de Estado” que distribuyó masivamente entre sus tropas. Contrariamente a la auto promocionada “pureza aria” esta metanfetamina aparecida a fines de 1930, se transformó en la llave para la “superioridad física y mental” facilitando desnudar ancianos, mujeres y niños, fusilarlos a mansalva, gasearlos o quemarlos vivos dentro de sinagogas o casas.
Pervitín, captagon, fentanilo
Según descripciones de esa época, el pervitín producía “seres gigantes y triunfadores, capaces de marchar o pilotear por horas, siguiendo la imagen de su amado líder”. Sería importante agregar, que no lograban distinguir -siendo incapaces de diferenciar- entre el bien y el mal.
En menores proporciones, las tropas británicas y americanas (principalmente pilotos), recurrieron en esa época a otra anfetamina, la bencedrina a la que algunos denominaron como el copiloto ideal. En Vietnam las tropas americanas usaron masivamente la marihuana, componiendo muchas canciones alusivas al efecto.
Muchos más hechos históricos pueden ser relatados, pero basta con recordar el uso de ISIS del citado captagón en sus “masivos degollamientos filmados”. ¿Pueden las drogas fabricar asesinos?
¿Son las drogas condición necesaria o suficiente para crear asesinos? Como investigadores tendemos a creer que ninguna de las dos; sin embargo, abrumadora evidencia pareciera indicar que el uso recurrente de drogas, parece incrementar las probabilidades de serlo.
El desarrollo ontogénico del lóbulo frontal de los seres humanos se produce junto con el crecimiento, generando la autorregulación y cierto respeto por normas sociales y éticas. Desde luego, las experiencias positivas y aprendizajes en el hogar y en la escuela, ayudan a superar ciertos instintos primarios fortaleciendo así la empatía con el prójimo.
La evidencia clínica muestra que- aun si las capacidades morales se encuentran desarrolladas-ciertos daños cerebrales a nivel frontal (enfermedades neuro-degenerativas o lesiones), pueden llevar a que las estructuras primarias tomen el control del comportamiento.
Algunos autores señalan que, ante la lesión del neocórtex, el cerebro reptiliano o límbica toma el control de la conducta, delimitando simultáneamente sus capacidades cognitivas. Se ha observado por ejemplo que el uso del paco, produce una “encefalopatía desfrontalizante” con una “demencia frontotemporal” de cambios de personalidad, agresividad e indiferencia emocional.
Robar a la familia, disparar a mujeres embarazadas o ancianos para robar un celular, una moto o un quiosco, han sido eventos recurrentes en nuestro país. Si bien estos actos no llegan a lo evidenciado por Hamas, registran ya ciertas similitudes.
El captagón o fenetilina se desarrolló en 1961 como terapia para el TDAH, la narcolepsia y la depresión por Degussa AG (una de las históricas productoras del gas zyklon B usado en campos de exterminio). Su principio activo se metaboliza en el organismo, creando dos metabolitos activos: anfetamina y teofilina, ambos con efectos sobre el sistema nervioso central.
Por diversas razones fue incluida en la lista negra de la ONU en 1986, lo que llevó a los países a suspenderla. Sin embargo, se ha generalizado su distribución informal en Jordania, Siria, Irak, Irán y Arabia Saudita; pero en su formulación “yihadista” se observa la sustitución de la fenetilina por fuertes dosis de sulfato de anfetamina (centramina o speed).
Las drogas, negocio incalculable
Este ilimitado “negocio” ha creado billonarios entre productores y traficantes, así como también muchos millonarios entre facilitadores financieros, políticos, judiciales y de fuerzas de seguridad en todo el mundo. A nivel mundial, se estima que el tráfico de drogas, mueve ya 600.000 millones de dólares, lo que equivale a un 10 % del total del comercio mundial.
China asevera controlar la producción del fentanilo y sus precursores desde el 2019, aunque sigue siendo de ese origen (directo o indirecto) lo que ha matado a más de 1 millón de adictos. La razón es obvia, producir un kilo de fentanilo cuesta 800 dólares, pero la venta de ese kilo en las calles, les reditúa más de un millón a sus traficantes. En el 2021 y a pesar de las sanciones internacionales, se estima que Siria ha producido y distribuido captagón por 5.700 millones de dólares (siendo esta su principal fuente de ingresos).
Drogas, quo vadis Argentina?
La violencia irracional y extendida en determinadas zonas de nuestro país, son prueba del grave avance del tráfico y consumo de estupefacientes. Esto también permite quizás dimensionar el posible alcance regional, y sus articuladas e intrincadas relaciones con diversos sectores de influencia.
Frente a esto debemos consultar a referentes y colegas preocupados por la Salud Pública, acerca de las razones por las cuales no existen campañas televisivas y educativas para intentar disuadir o al menos reducir el uso extendido de estupefacientes. Tanta propaganda política inservible, pero ningún espacio pequeño destinado a este fin. ¿Podrán quizás los lectores explicarnos las razones para que esto ocurra?
