OPINIóN
Interdependencia

La ley de hierro de la política exterior

16-4-2023-Logo Perfil
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El último tiempo hemos argumentado sobre la necesidad de comprender a la política exterior de la Argentina en su relación interméstica con el orden global. Pero este término, tiene una profundidad más robusta a la que se ha teorizado. Esto es, no existe un orden internacional como condicionante externo y una realidad doméstica que actúa como condicionante interno aislada y desconectada de ese orden.  

La política exterior como subcampo de estudio dentro de las Relaciones Internacionales y de la Ciencia Política –o como una diagonal epistemológica entre ambas–, se coloca como bisagra entre esos dos escenarios que muchas veces, se comprendieron como separados.

Sólo es posible entender esta complejidad a través de ver la interdependencia entre ambas esferas en función de desagregar sus dimensiones: políticas, coalicionales, económicas, militares y de seguridad, ideológicas-percepcionales y las científico-tecnológicas–. Éstas, se entrelazan en dos planos. Por un lado, entre lo interno y lo externo y, por otro lado, entre ellas mismas, en una recíproca interconectividad influyente.    

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Por cierto, tenemos cada vez más claro que, tanto en el interior del país, como en el sistema internacional, esta interdependencia y sus dimensiones tienen claras jerarquías y monopolios, constituyéndose en hegemónica cuando se poseen en su totalidad en el dominio del orden global.

Asimismo, si bien esta interconectividad es múltiple, compleja y con una densidad cada vez más difícil de demarcación, se tiene cierta autonomía relativa sobre las dimensiones internas, en el marco de una permanente disputa política por su control.

Pero, finalmente, es sólo sobre ellas que se encuentra el dilema de la ley de hierro de la política exterior: potenciar cada una de las dimensiones internas para lograr un empoderamiento articulado entre autonomía, inserción internacional y desarrollo. En la armonización de esta ecuación se encuentra el éxito de nuestro relacionamiento con el mundo como un imperativo y un dilema al mismo tiempo.

Es un imperativo, porque no es posible lograr un desarrollo integral e inclusivo con políticas  de aislamiento radicalizado o alineamientos vacuos. Y es un dilema, porque requiere una lógica diferente a la construida hasta el momento. Ambos extremos son funcionales a esquemas políticos de inserción perimidos y funcionales a la grieta eterna que sólo perpetúa intereses de sectores que se retroalimentan de ella.

Esta política exterior, implica que sea pensada dentro del orden democrático, las instituciones y el Estado de Derecho. Pero al mismo tiempo, que se articule con el mantenimiento  de las conquistas y los derechos sociales logrados hasta el presente.

Cualquier intento situado a partir del extremo lógico y político tensional, lleva intrínseca las condiciones de su propia limitación. Por ello es necesario pensar y argumentar un nuevo Acuerdo Socio-Político para el Desarrollo. Y es en el nivel de la política –por su esencia de construcción del bien común público–, en donde debemos colocar el acento: ella construye la realidad o la regula, tiene la legitimidad popular de origen y se consolida en el ejercicio. Asimismo, controla la fuerza legítima y es depositaria del funcionamiento legal de las instituciones.

El choque de los modelos tradicionales extremos de la política argentina, neutraliza cada proyecto de desarrollo y lleva a la pobreza a miles de argentinos. Genera un desdesarrollo y nos aísla del mundo por defecto o por exceso.

Debemos reconstruir el ideal político, cultural y ciudadano de nuestra política internacional, en su interrelación teórica y práctica con la democracia y la república. Aquí, cobra sentido el concepto de Benedict Anderson de nación como “una comunidad política imaginada limitada y soberana”. Ésta, es la voluntad política y ciudadana de construir un proyecto de vida colectiva, aceptando las diferencias, pero con un horizonte normativo común de bienestar y desarrollo para “convertir el azar en destino”.

*Profesor de la UBA, Austral y UNSO.