La cuestión del trabajo está en el centro de las discusiones a partir de las contrarreformas que el gobierno nacional quiere imponer en el terreno laboral. Las juventudes son las más afectadas por los problemas de empleo en nuestro país.
En ese marco, junto con el Instituto Argentina Grande, el Centro de Capacitación y Estudios del Trabajo y Desarrollo (Unsam) y la organización Futuros Mejores, Fundación SES participó el pasado 13 de noviembre de un encuentro sobre jóvenes y trabajo para debatir en torno a los desafíos que impone el mundo laboral en la actualidad.
Alrededor de cien personas, en su mayoría jóvenes, participaron de la jornada realizada en la Universidad Nacional de San Martín. Además de las exposiciones de quienes disertamos como parte del panel, el encuentro tuvo una metodología novedosa: las y los jóvenes participaban desde sus teléfonos celulares respondiendo preguntas que se usaban como disparadores para el debate. Las respuestas podrían sorprender a quienes escuchan los discursos que circulan en los grandes medios sobre esta cuestión: la inmensa mayoría respondió que optaba por un empleo estable, con derechos y cobertura, aun cuando no se pueda retornar a las antiguas formas y tiempos de la jornada laboral.
Tanto entre las y los expositores como entre quienes participaron del debate, se puso en cuestión la idea de que, para incluir, haya que quitar derechos, y se subrayó que el cambio tecnológico no conduce necesariamente a una mayor flexibilidad o precarización en términos de derechos, porque detrás de la tecnología hay decisiones políticas.
Coincidimos en un diagnóstico común: estamos frente a un mercado de trabajo roto. Se trabaja mucho porque el trabajo vale poco. Argentina tiene una de las jornadas laborales más largas del mundo, si se la compara no solo con la media europea, sino también con países de la región como Uruguay o Chile.
Resulta urgente una mayor presencia del Estado para formalizar a quienes hoy están en la informalidad, generar un esquema normativo y fiscal que sea accesible para las pymes –accesible en términos económicos y en la agilización de los trámites–, avanzar con medidas sectoriales para las y los monotributistas y regular, por parte del Estado, el funcionamiento de las plataformas.
Lo más destacado fue que volvimos a poner en el centro un aspecto fundamental: escuchar a las y los pibes, entender sus preocupaciones sobre la inserción en el trabajo, los salarios bajos, la desprotección, la hiperexplotación y los obstáculos que se les ponen para capacitarse y progresar.
Desde Fundación SES pusimos a disposición el Monitor de Juventudes (elaborado junto al Centro de Economía Política Argentina-CEPA), una herramienta que permite conocer en forma ágil la realidad de las juventudes en términos de indicadores laborales, sociales, habitacionales y educativos.
El compromiso de los distintos equipos y organizaciones que participamos es seguir impulsando propuestas concretas que mejoren las oportunidades de las juventudes, porque la agenda del trabajo joven tiene que ser una prioridad para el futuro de la Argentina.
Es cierto que existen transformaciones tecnológicas, nuevas demandas y cambios en la organización del trabajo que plantean desafíos muy concretos. Pero esos desafíos requieren soluciones y un Estado que acompañe en la construcción de estas respuestas, porque el mercado no resuelve ni va a resolver todo.
* Fundación SES.