OPINIóN
Análisis

Lo que dejó el debate de los vicepresidentes

El cruce televisado el 20 de septiembre tuvo un denominador común: vulgaridad y cero propuestas. Rossi y Villarruel se eligieron mutuamente para polarizar entre ellos en tonos frenéticos que estarían dando buenos resultados electorales en Argentina 2023. Juntos por el Cambio conservó la sensatez post PASO y eso podría atraer electorado de ambos extremos.

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DE BATES. | Pablo Temes

El 1 de octubre se celebrará el debate presidencial en Argentina. El 20 de septiembre pasado, ya pudimos observar en un primer debate, cómo disertaban los cinco candidatos a vicepresidente, Victoria Villarruel por la Libertad Avanza, Luis Petri por Juntos por el Cambio, Agustín Rossi por Unión Por la Patria, Florencio Randazzo por Hacemos Unidos y Nicolás del Caño por el Frente de Izquierda y de Trabajadores. 

En el debate vicepresidencial pudieron confirmarse al menos tres fenómenos que vienen observándose durante la campaña post primarias, celebradas el 13 de agosto.

Vulgaridad: durante todo el debate abundaron las chicanas, burlas, incongruencias, los golpes bajos, gritos e insultos. El candidato oficialista Rossi contaba que “el camino del ajuste es de los que dicen que la Argentina es un país de mierda” o “Villarruel me recuerda a Astiz porque es una infiltrada de la democracia”. 

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Por su parte, la libertaria respondía “ahorrame preguntar gansadas”, mientras nos comunicaba que entre sus cuatro contrincantes “sumaban 76 años de vivir del Estado”. 

Vicepresidente, ¿problema o solución?

El candidato de Juntos por el Cambio, Petri, contaba con mucha templanza que la Argentina se encuentra “secuestrada” hace 20 años y que no se puede negociar con los secuestradores, mientras el socialista Del Caño se irritaba porque los bancos ganaron fortunas, y porque encima el FMI pide más devaluación, y porque todos los candidatos que compiten son cómplices del FMI –excepto él. 

Randazzo, el candidato de la nueva fuerza peronista no kirchnerista, guardó sus formas mientras nos contaba que si lo conociéramos a Schiaretti y lo que hizo en Córdoba, lo votaríamos.

Ganadores y perdedores del debate de vicepresidentes


Cero propuestas: nada se dijo sobre los programas políticos de cada fuerza partidaria, escuchábamos lo que ya sabemos, vivimos y padecemos; sobre los terribles niveles de inflación, los graves problemas de inseguridad y el desorden social que nos describieron los cuatro candidatos opositores. 

Mientras, el candidato oficialista, Rossi, nos relataba cómo junto con Sergio Massa nos van a explicar “el camino de crecimiento económico con inclusión social,… para fortalecer a nuestras familias para que nuestros chicos crezcan en un ambiente cálido”. 

La libertaria Villarruel nos recordaba que “realmente Rossi vive en una galaxia desconocida”, mientras continuaban los gritos y ninguneos por doquier.

Tres claras estrategias: en esta riña berreta, la libertaria Villarruel eligió confrontar contundentemente con el oficialista Rossi y Rossi eligió confrontar contundentemente con Villarruel.  Así iban y venían insolencias de todo calibre, bajo una clara estrategia donde La Libertad Avanza y Unión por la Patria definieron seguir polarizando y seguir ignorando a Juntos por el Cambio. 

En unos pocos momentos se escucharon críticas de Villarruel al conjunto de los cuatro competidores o se escuchaba al oficialista Rossi culpando a Macri de la deuda externa, pero la estrategia sostenida y aguerrida quedó muy inteligentemente planteada por la libertaria y el candidato oficialista: la de seguir polarizando entre ellos en esos tonos frenéticos que estarían dando buenos resultados electorales en Argentina 2023. 

Si bien las elecciones internas dejaron en claro que triunfaron los extremistas (el reaccionario Javier Milei fue el que más votos obtuvo, la dura de juntos por el Cambio, Patricia Bullrich, le ganó al blando de Rodríguez Larreta y Sergio Massa versión nac&pop logró casi empatar contra los dos anteriores), siguiendo la lógica electoralista de todos los tiempos, podríamos suponer que las fuerzas centrípetas operarán en una contienda general, y Juntos por el Cambio desde la más sensata moderación post PASO, podría atraer electorado de ambos extremos y acrecentar sus chances de ganar. 

Bajo esta posible premisa, La Libertad Avanza parece deducir que sería más sencillo ganar en un ballotage a Unión por la Patria y Unión por la Patria deducir que sería más sencillo ganar en un ballotage a La Libertad Avanza. 

A las estrategias de la libertaria Villarruel y del oficialista Rossi, hay que sumarle una tercera que también quedó clara en el debate, la del candidato a vicepresidente de Juntos por el Cambio, Petri, que tan solo en un par de momentos se atrevió a tirarle un par de reprobaciones a La Libertad Avanza, cuando nos recitó que “Sarmiento decía que todos los problemas del país se resuelven en los humildes bancos de la escuela pública” y que necesitamos una escuela pública de calidad y no privatizarla, o cuando nos avisó que “el plan motosierra -de Milei- se ha transformado en una tijerita”. 
Durante el resto del debate, Petri se dedicó de lleno a enfatizar que “sin eufemismos, para terminar con la inflación primero hay que terminar con el kirchnerismo, que es una máquina de generar pobreza y de poner palos a los que producen en este país”; que “el kirchnerismo defiende delincuentes y desprotege a las víctimas”; que “el kirchnerimo está quemando las naves con los argentinos adentro”; y que “el kirchnerismo te roba con los impuestos, te roba con la inflación y te roba por corrupción…”. 

Juntos por el Cambio eligió polarizar con Unión por la Patria, porque, bajo el supuesto (reafirmado por los resultados de las continuas encuestas que tanto se equivocan) de que La Libertad Avanza mantenga la delantera, Juntos por el Cambio y Unión por la Patria siguen buscando su segundo lugar en el mundo, para llegar a la segunda vuelta electoral.