El general San Martín es el ícono de la nacionalidad argentina. Como soldado al servicio de la Patria, junto con el Regimiento de Granaderos a Caballo, fueron el principio del orden en medio de la inquietud en la que se precipitó el país antes y después de la Revolución de Mayo. Que en el mes del Libertador y a 210 años de la creación de este ejército de elite, nos sirva de ejemplo y se transforme en el símbolo de nuestra unión.
En los años turbulentos de las guerras por la independencia, el Gran Jefe fue un maestro de la conducta. Un estadista que hizo de la libertad el gran motor y la pasión de su vida. Con la creación del Regimiento de Granaderos a Caballo, el objetivo que perseguía era dotar a las fuerzas militares del profesionalismo, la disciplina y la planificación necesarias para custodiar a la Nación. Y de esa manera, logró plasmar su plan continental desde el Río de La Plata hasta Chile y Perú.
El Regimiento del Libertador no es una colección de nombres de calles o localidades, sino la imagen fiel de héroes que con humildad y en silencio, dieron su vida, a cambio de ni más ni menos que la gloria de defender cada rincón de la Patria. Así lo revela el nuevo libro “Los Granaderos de San Martín”, del escritor Eduardo Kovalivker y el aporte del historiador Felipe Pigna, próximo a presentarse.
San Martín, el héroe correntino que vivió la primera devastación de su patria salvaje
El bautismo de fuego del Regimiento fue en la Batalla de San Lorenzo, en donde se logró vencer a las fuerzas Realistas, que con 11 buques llegaron a las costas del Paraná. Fue el único combate que peleó San Martín con los Granaderos en suelo argentino. Luego de este enfrentamiento, moriría uno de los personajes más conocidos del ejército del Libertador como Juan Bautista Cabral.
En el cruce de los Andes, una de las hazañas más importantes de la historia militar del mundo, participaron 800 Granaderos al mando de los jefes Matías Zapiola, José Melián, Mariano Necochea y Nicolás Medina. Y más adelante, el Regimiento participó de otras gestas de gran trascendencia, como la batalla de Ayacucho, que selló la independencia del Perú o Ituzaingó, en la que derrotan a las tropas del Imperio del Brasil.
Por eso, en el mes sanmartiniano y en un momento de la Argentina que nos reclama el llamado a la unión del país, es importante traer a la memoria el ejemplo que nos legaron aquellos héroes, que acompañaron al Libertador durante sus campañas y nos mostraron el camino. Recobrar ese mismo espíritu, sobre todo en las nuevas generaciones, servirá de base para que se haga realidad aquel esperanzador poema de Jorge Vocos Lescano en su Canto a la Argentina: “Yo sé que hay hijos tuyos que al nombrarte tiemblan de amor y caen de rodillas, que solo viven para recordarte. Yo sé que en todas partes hay semillas de tus claros varones aguardando, surcos en gestación de maravillas”.