El Coronavirus se presenta como una gran oportunidad para cambiar el orden de las ciudades. Mientras el mundo sigue combatiendo la propagación del virus, mediante el “aislamiento social” y cambiando la forma en que nos movemos, trabajamos y pensamos nuestras ciudades, muchos se peguntan cuales de estas tendencias prevalecerán, luego de que la pandemia termine, y cómo quedarán conformadas las urbes. ¿Podremos vivir en ciudades más amigables con sus habitantes y el medio ambiente? Este será el gran desafío que tendrán los gobiernos locales para que las ciudades puedan salir de esta crisis, más fortalecidas, sustentables e inclusivas.
Dentro del abanico de posibilidades, tenemos visiones más distópicas que otras, y que en su máxima expresión son dignas de una serie de ciencia ficción. Aseguran que el miedo a los contagios en los espacios públicos y transportes, llevará a una suerte de “demofobia colectiva” (temor a las multitudes), alejando a las personas de las grandes ciudades. Las urbes anteriormente vibrantes -ahora golpeadas por el desempleo y con sus edificios de oficinas y calles comerciales vacíos- serán solo un recuerdo para la gran masa que partirá a trabajar de manera remota en zonas menos densas.
Eficiencia energética, un bien ambiental y económico
Esta visión es muy poco realista. No obstante, no puede negarse que el contexto actual genere que algunas personas decidan partir hacia áreas suburbanas en busca de una mejor calidad de vida. Familias con hijos pequeños, serían los primeros en renunciar a la vida en las grandes urbes para radicarse en lugares más amigables para sus niños. Si bien esta tendencia ya viene ocurriendo, la contracara de este éxodo podría ser la llegada de grupos más jóvenes y de nuevos emprendimientos, atraídos por nuevos espacios más accesibles en las grandes ciudades. En este sentido, el futuro no anuncia la muerte de las ciudades, sino su rejuvenecimiento.
Probablemente, muchas de las nuevas practicas tomadas durante la llamada “nueva normalidad”, como el teletrabajo, llegaron para quedarse. Sin embargo, hay hábitos a los que muchos no queremos renunciar para siempre. Las charlas en los cafés y los almuerzos familiares los domingos forman parte de nuestro ADN Argentino. Además, una vez que la circulación se reactive y que muchos debamos volver a las oficinas, recordaremos la conveniencia de vivir dentro de una gran urbe.
El síndrome de la cabaña y la inseguridad
En este punto se abre el otro futuro para las ciudades. La pandemia nos hizo afirmar nuestra decisión de llevar adelante modelos de desarrollo compatibles con el cuidado del ambiente. Hoy, tenemos una gran oportunidad de diseñar urbes con mayor cantidad de espacios verdes, veredas mas amplias y fomentar el uso de medios de transportes más sustentables.
Asimismo, en esta visión, la crisis económica nos impulsa a promover nuevos empleos, alineados a las necesidades del futuro. La inteligencia artificial y las energías renovables son algunos ejemplos de hacia donde va el mundo. Educar a los más chicos y preparar a nuestros jóvenes para transitar estos cambios en el mercado del trabajo es nuestro gran desafío. Las nuevas oportunidades de formación, emprendimiento e inversión servirán de imán para la atracción de talentos.
La construcción sustentable puede ayudar a frenar el cambio climático
En definitiva, el futuro de las ciudades dependerá del balance entre las fuerzas de expulsión y atracción. Este resultado no será fortuito ni está definido, sino que tendrá que ver con las decisiones que tomemos ahora en la reapertura y la adaptación de las urbes a la llamada “nueva normalidad”.
Esta no es la primera crisis sanitaria que enfrentan las ciudades. Probablemente tampoco sea la última. Pero lo que la historia nos enseñó -ya sea con la peste negra en los burgos de la Europa Medieval, con el cólera en Londres en el siglo XIX o la fiebre amarilla en Buenos Aires- fue que luego de cada impacto, la fuerza de la urbanización acabó venciendo.
* Subsecretario de Cooperación Urbana Federal del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires. Autor del libro “La Revolución de los Municipios” (2019).