Con los primeros pasos en el 2021 y el peso de un año complejo sobre los hombros, el sector emprendedor resiste, aunque sin dejar de tambalear por las consecuencias económicas que la pandemia y la cuarentena arrojaron sobre el mundo de las pequeñas empresas.
El sector emprendedor está en un momento bisagra en la Argentina: la crisis por la pandemia dejó clara la idea de la adaptación, y actualmente sobrevive quien tiene la capacidad de analizar, interpretar y reconocer las necesidades de la sociedad.
Tecnología, el horizonte
La mudanza al mundo digital de todos los rubros, especialmente en el sector de los servicios, ya es un hecho. Con un ecosistema que emplea alrededor de 115 mil trabajadores y que promete los mejores salarios, el sector tecnológico sigue en un amplio crecimiento.
La crisis por la pandemia dejó clara la idea de la adaptación, y actualmente sobrevive quien tiene la capacidad de analizar, interpretar y reconocer las necesidades de la sociedad
Lo que pasó el año pasado es que quienes todavía dudaban de invertir en tecnología terminaron de convencerse de la importancia que tiene. Si una empresa no se digitaliza, no puede competir. La Ley de Economía del Conocimiento confirma que hay una mirada atenta sobre el desarrollo de tecnología en el país, no sólo desde el sector privado, sino también como una política pública. La norma establece beneficios fiscales para fomentar las actividades de este sector, como la reducción de manera segmentada del Impuesto a las Ganancias según el tamaño de la empresa y una rebaja de hasta 70% en las contribuciones patronales.
Estabilización monetaria
Una de las razones de la “fuga de cerebros”, es decir, aquellos profesionales que prefieren irse del país o trabajar para empresas extranjeras, es la gran brecha cambiaria que existe. Cuando la brecha es muy alta, muchos prefieren emplearse en compañías extranjeras o directamente migran a otros países en busca de una mayor estabilidad económica, donde poder desarrollar un emprendimiento sin temer por el futuro de su empresa, ya que en los cambios bruscos de la economía, las pymes son las primeras víctimas. Según la CEPAL, con la crisis económica que trajo la pandemia el 21% de los emprendimientos de América Latina tuvieron que cerrar.
Políticas para acompañar
A un año del comienzo de propagación de la pandemia y más allá de una serie de intentos de acompañamiento a través de políticas públicas, el sector emprendedor necesita otro tipo de impulsos. Con poco presupuesto y una mínima gestión, los gobiernos pueden ayudar a las startups a través de sus herramientas. Por ejemplo, generar rondas de negocios con compromiso de compra, para que las startups puedan lograr sus primeras ventas, así como rondas de inversión para vincular grandes y pequeños empresarios, sería una buena idea y a la vez un gran empujón para aquellos que recién se introducen en el mundo de los negocios.
Empezar de cero con un emprendimiento es un gran desafío, que implica sobre todo una gran confianza en el producto y en el espíritu de la empresa. Una gestión más accesible en el ingreso a la economía formal y en los procesos de registro de las empresas aportaría flexibilidad y más posibilidades a los nuevos emprendedores. Un sistema rápido, de bajo costo y online, es adonde debemos apuntar.
Un 58% de los trabajadores se mostraron conformes con un horario de trabajo más flexible y el 47% señaló como positivo el tiempo ganado por no tener que trasladarse a la oficina
Bienestar de los recursos humanos
Un momento central del 2020 para las empresas fue el debate por la reglamentación del trabajo remoto. Con una Ley de Teletrabajo que tiene tantos puntos a favor como en contra, tanto para trabajadores como para empleadores, todavía hay mucho que hacer en materia de recursos humanos. Según la consultora Global Web Index, el 41% de los empleados consultados respecto al teletrabajo demanda mejores equipos para trabajar, mientras que el 36% manifestó la necesidad de mejores herramientas de comunicación.
Es clave el rol de las pymes en la generación y comercialización de productos que apunten a resolver los problemas inmediatos. En cuanto a los puntos positivos del teletrabajo, siguiendo el mismo estudio, un 58% de los trabajadores se mostraron conformes con un horario de trabajo más flexible y el 47% señaló como positivo el tiempo ganado por no tener que trasladarse a la oficina. Las políticas públicas y las políticas empresariales tienen que mirar con atención las demandas de los equipos de trabajo. En las pymes, por ser equipos más pequeños, esto sucede naturalmente.
*Emprendedor y fundador de Fichap.