Cuando me pidieron comentar la película “Don't Look Up” (Adam McKay, 2021), me imaginé que en el pequeño libro titulado “Psicopolítica” del filósofo Byung-Chul Han iba a encontrar pistas para su interpretación.
Antes de volver a verla, leí aquel texto de 2014 y no me equivoqué. Las líneas que siguen son, o bien una prueba de que los guionistas Adam McKay y David Sirota leyeron a Byung-Chul Han, o bien una ilustración de las ideas de Byung-Chul Han con escenas de la película. Lo que Ud. prefiera.
La economía, las finanzas y el mundo de los negocios siempre miran hacia el futuro. El dinero hoy no vale lo mismo que mañana. Los riesgos, los posibles acontecimientos desventajosos se previenen en la medida de lo posible y, a mayor incertidumbre por delante, costos más altos en el presente. Byung-Chul Han, más afilado, dice “el capitalismo escapa hacia el futuro”. En la película, el empresario tecnológico Isherwell (Mark Rylance) y la presidenta Orlean (Meryl Streep) escapan, literalmente, en una nave. El cometa acabará con todo futuro en la tierra y, sin futuro, no hay negocios, ni política -que solo mira hacia las próximas elecciones. Hoy el poder “consiste en el control psicopolítico del futuro”, dice Han.
No miren para arriba: cuando la realidad supera a la ficción
Según el ensayista, la política se ha ido vaciando de lo propio y a los votantes se los considera consumidores. Ello conduce a tratar de complacerlos, de calmarlos, de seducirlos con una visión positiva. La psiquis es la fuerza productiva del capitalismo actual, por tanto, se busca omitir lo negativo, el dolor y la frustración, aunque estos sean constitutivos del ser humano. La psicopolítica neoliberal, dice Byung-Chul Han, “lisonjea el alma en lugar de sacudirla y paralizarla mediante shocks”. Esta tesis está claramente ilustrada en la sátira de McKay y Sirota. Ni siquiera un cometa letal debe alterarnos. El negocio de los datos y la tecnología se salvará y nos salvará.
El vaciamiento de lo propio de la política se evidencia, según Han, en que los políticos no son medidos por sus decisiones. En el vacío se vuelcan cuestiones privadas o escenificaciones. La presidenta Meryl “Orlean” Streep sigue al pie de la letra a Byung-Chul Han: filtra fotos íntimas, construye un héroe y un relato, escenifica la salvación de la humanidad con fuegos artificiales sobre un barco de guerra -cual Arca de Noé.
El poder de la psicopolítica digital
Otra tesis de Byung-Chul Han es que, en el capitalismo neoliberal, la verdad ha sido sustituida por la transparencia y las teorías científicas por los datos. En la película, es más convincente el mega empresario tecnológico y sus innovadoras soluciones que cualquier voz científica, lenta, racional y no complaciente. Byung-Chul Han describe también, lo que denomina “el capitalismo de la emoción”. La emoción es subjetiva y volátil, se contagia y necesita desahogo, pero es dictatorial. La famosa grieta explota la descarga de dichas emociones como objeto de consumo. En ese contexto, la racionalidad resulta un obstáculo, requiere de un cierto desarrollo para llegar a la comprensión. En “No mires para arriba”, es la ciencia la que pone obstáculos al capitalismo de la emoción. No se adapta a los rápidos e indiferentes tiempos mediáticos, en los que un romance famoso y el cometa son ubicados en el mismo plano. La presentadora de TV Evantee (Cate Blanchett) logra aturdir al científico Mindy (Leonardo Di Caprio) y aliarlo al poder político y empresario. El capitalismo de la emoción también es denominado por Han como el capitalismo del “me gusta”. Creemos, dice, que podemos elegir lo que sea, incluso cuál es la realidad que queremos ver. Podemos elegir, mirar o no para arriba. Byung-Chul Han se pregunta, ¿quién nos protege de lo que queremos?
Al menos, un dejo positivo nos dejan tanto el libro como la película. Para Han, la libertad es una relación, es realizarse mutuamente; ser libre es estar entre amigos. Para McKay y Sirota, la familia, la reconciliación, los amigos y la acción de gracias se hacen presentes en la última cena, libres de otros intereses frente a la muerte certera.
* María Marta Preziosa. Dra. en Filosofía. Investigadora FCE, UCA.