OPINIóN
Menos show

Milei, en campaña permanente

El presidente debería morigerar su espíritu de gira permanente, que por ahora le rinde, y mirar a las provincias en donde la gobernabilidad comienza a recrudecer. Las mayorías nunca tienen razones mayores que las minorías, que tienen argumentos válidos.

Luna Park presentación del libro de Javier Milei
Luna Park presentación del libro de Javier Milei. | Pablo Cuarterolo

Cuando se habla de la campaña permanente, técnicamente, estamos hablando de un gobierno que comunica todo en clave de seguir sosteniendo adhesiones y aumentar su caudal de legitimidad para que esto se transforme a su debido tiempo en más votos.

La comunicación, en este sentido, es hacer pública la política y administración, como un principio republicano irrenunciable y que por momentos la opacidad y el oscurantismo administrativista de técnicos no negocia y espera realizar todo tras bambalinas.

Pero estamos en épocas de sensibilidades, redes, ruptura y transgresión, algo que a Milei como outsider que continúa siendo, lo define desde sus inicios, y es esperable que no renuncie a ese posicionamiento, para contrastar con toda la clase política que le exige lo que la gente ya ha repudiado hace tiempo: más de lo mismo y un sinsentido para sus vidas. Es un lugar, desde donde aplica su diferenciación y diferencial de estilo frente a lo que define como casta.

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Pero el riesgo inherente a esta dinámica veloz y que por momentos recarga con incertidumbre a grandes sectores sociales en donde el show y el entretenimiento lo atrae a la política, pero también no deja de preocuparse por el pago de sus obligaciones cotidianas, es el no poder frenar o no saber con certeza cuándo frenar ante la complejidad en la cual estamos insertos. Después de todo, Hayek, alertó como pocos sobre el conocimiento disperso y la arrogancia política.

Si pasó en Argentina, pasó en el Luna Park

Y aquí, frenar entonces significa, morigerar la gira del entretenimiento político que tiene a Milei como el principal actor, cuando las variables de gobernabilidad en algunas provincias comienzan a recrudecer, a diario, en tanto cada provincia tiene su grado de gobernabilidad variable y que los imprevistos pueden no serlo tanto y los hechos disruptivos ante la creciente pobreza sean en verdad una realidad que sea reconocible para muchos sólo con el diario del lunes.

Milei, en campaña permanente 

Por esto, aún cuando Milei pueda no ser el culpable directo y sea en buena medida, la responsabilidad histórica de la liga de gobernadores que convalidó desmadres financieros no es menos cierto que la ejemplaridad presidencial indica un rumbo y un estilo que debe ser analizado críticamente. 

En este caso, habrá que tener en cuenta que con el paso del tiempo durante el 2024 habrá cada vez más corresponsabilidad entre el presidente y los gobernadores y va a quedar lejos el relato de lo ocurrido el 2023 para querer despegarse o desligarse de la historia, los hechos recientes y sus consecuencias.

Por esto, la campaña permanente sigue de gira desde la campaña electoral 2023, es una dinámica que aún siendo efectiva para el poder real del presidente puede no serlo siempre para el poder institucional y sectores sociales que demandan las mismas políticas que ofrece el gobierno pero no bajo la misma clave y sintonía. Esa paradoja que se sostiene aún con encuestas favorables al presidente no es una respuesta que responde a sostener todo lo que haga el presidente. 

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No hace falta que se recuerde las advertencias de Mill, Tocqueville, Hume, Lippmann, Noelle Neumann, entre otros, pero seguimos afirmando que las mayorías nunca tienen razones mayores que las minorías, que tienen sus argumentos válidos, y que deben ser publicitados y analizados fuera de toda lógica matemática.

Entender entonces, que lo efectivo para el show del poder real presidencial puede no serlo para muchos sectores sociales es calibrar y ejercer la ejemplaridad para una gobernabilidad ampliada y dinámica que permita mayor estabilidad y menos incertidumbre política y económica para los productores de las distintas economías regionales, hoy en el foco, de la preocupación de la agenda social y económica. Lo cual no es poco, reconozcámoslo, es más bien la argentina profunda.

A estos fines, cambiar de formato o modo no cambia la crítica sustancial o de fondo en donde no es mejor siempre, ni da mayor calidad deliberativa a la democracia y sus dirigentes, que pasemos de estadios de fútbol o la 9 de julio llena, al estadio Luna Park. En este caso y antes estos hechos, no cambia el escenario o sitio lo que realmente esperamos valorativamente de nuestros dirigentes políticos y empresariales, a 40 años de democracia. 

Exigimos siempre más, menos show y más producción de institucionalidad sostenible en el tiempo.