Durante la semana que pasamos fuimos testigos de un nuevo comienzo en la relación económico-financiera, con Brasil a través del lanzamiento de la moneda común.
Con ello quiero expresar que a partir del lanzamiento formal de una moneda común de tipo virtual entre ambos países, que se llamará “sur”, y pues en estos comienzos no funcionará como conocemos el “euro” en lo transaccional diario, sino que será en principio, como moneda de intercambio para no tener dependencia de una moneda extrarregional como el dólar estadounidense, euro, yen o yuan. Por lo tanto para entender mejor el valor del “sur” será de convertibilidad interna en el Mercosur que es relanzado luego del menosprecio y destrato de los gobiernos que precedieron a los actuales de ambos países. Podemos brindar un ejemplo burdo, pero que va a servir para comprender mejor el tema, en Argentina un sur podría equivaler a $ 105 mientras que en Brasil el valor convertible debería ser R$ 1,5; eso llegaría a brindar una situación de mayor estabilidad en los precios de ambos países y luego en la región, porque los insumos o material a comprar siempre valdrían el mismo valor. Sabiendo que las economías de Argentina y Brasil son complementarias por el nivel de industrialización que tienen ambos países, mientras que el resto del bloque se maneja mayormente con economías primarizadas en base sobre todo a minería, lo que genera una estabilidad temporal hasta que esos recursos naturales se agoten o dejen de ser consumidos por el mundo; consecuencia del cambio climático y sus distintas derivaciones. Por ejemplo: Bolivia se maneja con gas, petróleo y ahora litio; Perú y Chile con minerales como oro, plata y litio; o Paraguay como fue últimamente con gas, petróleo y acceder a residencias de ciudadanos de otros países por bajo o nulo nivel de tributación, como en Argentina luego de aprobarse el 28/12/2017 fueron colocados en la lista de AFIP como países de baja o nula tributación –lo que generalmente se llama paraíso fiscal–.
Pero volviendo al origen de esta columna podemos decir que esta moneda virtual puede llegar a colaborar con bajar la inflación hasta estabilizarla a posteriori en nuestro país, y en conjunto generar que se sigan cumpliendo con los objetivos fijados en el acuerdo con el FMI en el tema reservas internacionales del BCRA como el convenio estratégico que fue firmado en la Cumbre del 2008 en San Miguel de Tucumán entre ambos Bancos Centrales de Argentina y Brasil, mediante los presidentes de ellos y los primeros mandatarios de ambos países (para que se entienda mejor, por nuestro país lo firmaron Martín Redrado como responsable del BCRA y CFK como presidenta de la Nación), que perdió interés y sentido entre 2016-2019 volviendo en ese momento a utilizar los dólares estadounidenses de las reservas internacionales de ambos países, incluso aun cuando estuvimos en recesión desde enero de 2018 en adelante, consecuencia de permitir a los exportadores no liquidar obligatoriamente las operaciones hasta el 31/08/2019 inclusive. Si esto se realiza como corresponde, puede establecer un piso de inflación más bajo que el 60% brindado en el Presupuesto 2023 a partir de la estabilidad cambiaria que otorgará.
Hablamos de moneda común, pero no única, porque cada uno de los países firmantes seguirá manteniendo sus monedas (peso y real) y la moneda virtual en este momento pasa a ser de utilización para transacciones internacionales. Para llegar a una moneda única hay que retomar los caminos de armonizar/igualar los sistemas financieros + tributarios + normativa contable que teníamos en algún momento y eso mismo puede llevar como mínimo cinco o seis años. También debemos ser conscientes que estaríamos realizando un proceso inverso al que se realizó en Europa y vamos a tener que rever/cambiar las atribuciones del Parlasur para que a la usanza del Parlamento europeo pueda generar leyes comunes que sean ratificadas por los países miembros, en lugar de solo realizar recomendaciones y luego ellos elaboren sus propias leyes sobre los distintos temas. Esto es mucho más parecido al esquema financiero que poseía el BRICs antes que ingrese nuestro país que a la Unión Europea.
*Economista y Tributarista.
