OPINIóN
El poder de la música

‘Nabucco’, de Verdi, o la invención de una tradición

Giuseppe Verdi y Nabucco 20220309
Giuseppe Verdi y Nabucco | Wikipedia.org y Agencia Shutterstock

El expectante silencio previo es bastante similar al que suscita –segundos antes de que el director arremeta con el doble forte con el que se inicia– el cuarto movimiento (el del Himno a la alegría) de la Novena sinfonía de Beethoven. O cuando, luego de tanto esperar, no muy lejos del final de la ópera Rigoletto, hace su aparición –ante la expiración cómplice de la audiencia– la archiconocida aria La donna é mobile. Tal la inevitable expectativa que se genera también cuando uno se apresta a escuchar el lamento del pueblo hebreo por la esclavización babilónica que Giuseppe Verdi dejó estampado de modo tan conmovedor en el coro Va pensiero de su ópera Nabucco, título recientemente repuesto por el Teatro Colón en su temporada oficial.

Identificado como “el otro himno de Italia” (para muchos, el único y verdadero; para todos, el más movilizante y convocante), este fragmento, como tantos otros emblemáticos del mundo de la música occidental, no deja de reinstalar el nunca del todo resuelto tema de la relación entre arte y compromiso político. Mucho más en un caso como este, en el que –siempre se supo– fue explícita la identificación de Verdi como un creador francamente comprometido con “lo público”, una condición que el consenso de los historiadores de la música asignan especialmente al período juvenil del compositor. En efecto, esta obra –estrenada en 1842–, así como varias de las que la habrían de suceder, se caracteriza por abordar temáticas y tratamientos musicales con inocultable fervor patriótico, todo en sintonía con la identificación plena del músico parmesano con el proceso de unificación italiana conocido como Risorgimento.

Está claro que la opción por temas históricos sobre la lucha por la identidad y la libertad de los pueblos en la Antigüedad (Nabucco pero también I Lombardi o Attila) actuaba como la excusa que encontraría Verdi para postular desde sus óperas aquello que creía mejor para el futuro de Italia. Así, el pensamiento del compositor fue plenamente representativo de los nacionalismos emergidos luego de la Revolución de 1830 y que el historiador inglés Eric Hobsbawn ha caracterizado como portadores “… de los mismos programas políticos, estrategias y tácticas (…) e incluso la misma bandera, casi invariablemente tricolor [tendiendo] todos a justificar su primordial interés por su nación adoptando el papel de un Mesías para todas” (Las revoluciones burguesas, p. 240).

Esta obra y otras se caracterizan por abordar temáticas y tratamientos con fervor patriótico

Pero, por otro lado, el modo en que el Va pensiero se instalaría –desde el momento mismo de su estreno y hasta nuestros días– como expresión emblemática de la condición itálica pero también de la lucha por la libertad frente a la opresión (su gran popularidad quedó reflejada en la consigna “Viva Verdi”, una identificación encriptada de los militantes nacionalistas de “Viva Vittorio Emanuele Re d’Italia”, emblema del proceso unificador) podría enmarcarse también en lo que el propio historiador inglés definió como “invención de tradiciones”. Afirma a este respecto Hobsbawn: “Se entiende por tradición inventada el conjunto de prácticas normalmente regidas por reglas aceptadas en forma explícita o implícita y de naturaleza ritual o simbólica, que tienen por objeto inculcar determinados valores y normas de conducta a través de su reiteración, lo que automáticamente implica la continuidad con el pasado”. Y a la hora de anclar su análisis sobre el modo en que por aquel entonces se “inventaron” los Estados-nación, sostiene: “Una parte tan sustancial de lo que subjetivamente conforma la nación moderna consiste en tales elaboraciones o constructos y está asociada con símbolos apropiados y por lo general relativamente recientes, o con un discurso adecuadamente adaptado (tal como la historia patria); es que el fenómeno nacional no puede ser suficientemente investigado sin proceder a un cuidadoso análisis de la cuestión de invención de tradición” (La invención de tradiciones, pp. 97 y 107).

Sin lugar a dudas, la música ha hecho desde siempre un aporte significativo a ese proceso de construcción y afirmación de identidades e ideologías en las que se han puesto en juego algunas de aquellas “tradiciones inventadas”. Por suerte, el Va pensiero no ha quedado solamente asociado con los cimientos del nacionalismo sino, también, de las ideologías que, como la del propio Verdi aun en su impronta más tradicional, reivindicaron el valor de la lucha contra la opresión y la denuncia de las arbitrariedades y la violencia ejercida desde el poder.

Cinco años después de este Nabucco, llegará su Macbeth, inspirado en Shakespeare, para confirmarlo de modo categórico.

*Sociólogo especializado en temas culturales.