OPINIóN
Análisis

La ONU encubre los crímenes del chavismo

Los posibles encubrimiento de muertes y desapariciones del chavismo.

presidente venezolano, Nicolás Maduro
El presidente venezolano, Nicolás Maduro. | AFP

La dictadura chavista intenta labrarse una fama de perseguida por las grandes potencias. No obstante, estas le dieron una mano muy importante en un tema muy delicado.

En febrero del 2015 desapareció Alcedo Mora, militante venezolano. Fue luego de que denunciara casos de corrupción en Pdvsa. Antes de su secuestro, advirtió que el Estado lo perseguía. Las pruebas recopiladas por sus allegados apuntaban contra el Sebin (servicio de inteligencia del gobierno). En 2016, los abogados de la familia llevaron el caso ante el Comité de Derechos Humanos de las Naciones Unidas. Con toda la evidencia presentada, el gobierno de Maduro se enfrentaba a un fallo muy severo. Sin embargo, y para sorpresa de todos, el 22 de abril de este año, el Comité absolvió al régimen chavista. Los jurados fueron Marcia Kran (Canadá), Hernán Quezada Cabrera (Chile), YuvalShanny (Israel), HeleneTigroudja (Francia), Andreas Zimmerman (Alemania). Todos países que han reconocido a Guaidó como presidente y, en algunos casos, como Chile e Israel, con una fuerte vinculación con EE.UU.

El Comité fundamentó su posición en diferentes argumentos. Primero, en que la falta de resultados en la investigación no es un elemento probatorio de la responsabilidad del Estado en la desaparición o en el ocultamiento. Segundo, que no existió un contexto específico de desapariciones forzadas de la época, ni en el lugar específico. Y tercero, que existe una hipótesis para su desaparición por parte del Estado: a saber, la desaparición de Alcedo Mora a manos de paramilitares colombianos.

Es evidente que la ONU y los aliados de EE.UU. decidieron encubrir alevosamente un crimen y una de las tantas desapariciones del chavismo

Los argumentos caen en una serie de falacias e irregularidades, algunas de ellas han sido señaladas por los dictámenes disidentes. En primer lugar, existió un contexto de violencia estatal, que el Comité desestima. Entre 1999 y 2018, se produjeron 584 sicariatos sindicales a los que el Estado no dio respuesta y 348 muertes en manifestaciones. Según la ONG de Derechos Humanos, Provea, entre 2000 y 2018 se registraron 199 casos de desaparición forzada de persona. Esto incluye situaciones en las cuales no se produjo una rápida comunicación de la detención, dejando al detenido durante días sin ningún tipo de cobertura legal. Por otro lado, al menos una veintena permanecen desaparecidos, y los testimonios apuntan a las fuerzas policiales.

Otro argumento rebatible, es que la falta de resultados no implica responsabilidad, desidia u ocultamiento. Ahora bien, la primera intervención de un Juez para investigar la desaparición, se produjo tres meses después de la primera denuncia frente al Cuerpo de Investigaciones Científicas Penales y Criminalísticas de Mérida. Para el grueso del Comité, el Estado durante ese tiempo desconoció la existencia de amenazas a Mora, por lo que no sospechó de la existencia de una desaparición forzada. Por otro lado, desestimó las denuncias de los familiares de que el Estado no llevó adelante procedimientos para, por ejemplo, identificar la camioneta sospechosa de seguir a Mora en los días previos, similar a las utilizadas por el Sebin. Además, se señala la inexistencia de acciones para resolver el caso desde agosto del 2017, así como la falta de información para evaluar la calidad de las acciones realizadas.

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Respecto a la hipótesis de la intervención de paramilitares colombianos, el Comité no explica por qué la considera viable, teniendo en cuenta las denuncias realizadas por Mora y las amenazas recibida, tal como resalta el escrito del Bulkan (jurado disidente).

Por último, el Comité no investigó más allá de la denuncia formal. Si lo hubiese hecho, se hubiese encontrado con denuncias de hostigamiento del Sebin al padre de los hermanos Vergel y a Luis Mora, el hijo del Alcedo. Es evidente que la ONU y los aliados de EE.UU. decidieron encubrir alevosamente un crimen y una de las tantas desapariciones del chavismo. Nada que sorprenda, si tenemos en cuenta el apoyo tácito (y a veces explícito) de esta gente ante las diferentes dictaduras a lo largo del planeta. 

*Doctor en Ciencias Sociales, investigador CEICS y miembro del Comité de Solidaridad con los Obreros Perseguidos en Venezuela.