OPINIóN
25 de Mayo

Nuestra revolución no fue el 25 de mayo sino el 10 de febrero de 1807

Si de revoluciones se trata, esa fue más importante que la del 25 de mayo de 1810, cuando destituyeron y encarcelaron al virrey y los criollos eligen “por voto popular (o lo que se entendía por él) un nuevo gobernante no español, todo a espaldas del rey”, dice el autor. Los detalles.

Reconquista de Buenos Aires, 10 de febrero 1807
Reconquista de Buenos Aires por el capitán de navío D. Santiago Liniers, haciendo prisionera a la guarnición inglesa con su comandante Beresford. Vuelve la escuadra británica en 1807 a atacar con empeño la misma plaza, y es rechazada por el valor de nuestros marinos y soldados. | Museo del Bicentenario

El 10 de febrero de 1807 es la fecha de una revolución, acaso más importante que la del 25 de mayo de 1810, ya que es entonces cuando todos los cambios que venían desarrollándose (intervención criolla en el Cabildo; cuerpos armados democráticos, locales, populares y en su mayoría criollos; reconquista y expulsión de los ingleses en manos del pueblo y no de las autoridades españolas) culminan en la destitución (y encarcerlamiento) del virrey Rafael de Sobremonte y en la elección por voto popular (o lo que se entendía por tal en la época) de un nuevo gobernante no español, todo a espaldas del rey.

Además la Junta del 25 no fue el primer Gobierno local (entendiéndolo como Gobierno nacional, de todo el territorio), ni fue tampoco elegida por “el pueblo”. La Junta fue un gobierno municipal y elegido solo por los porteños, sin participación del interior. El electorado en esos tiempos se limitaba a una porción inferior al 1% de la población y en el 25 estamos hablando de unas 200 personas de Buenos Aires ejerciendo el voto, las decisiones y nombrando autoridades, arrogándose la representación de una población de 600.000 habitantes que tenía el Virreinato.

Empecemos por entender que formar la Junta no fue un descubrimiento que surgió del conjunto de mentes revolucionarias reunidas en la jabonería de Vieytes. No fue concebida por unos rebeldes que intentaban importar la revolución francesa ni la idea de ningún iluminado porteño o jacobino. Fue la expresión local de un proceso que sacudía al mundo español, una derivación de lo que sucedía en la península en el marco de una rebelión popular antinapoleónica y antifrancesa.

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La 'revolución' de mayo fue un acto de escala municipal, porque la unidad de la vida social y política en el imperio español era por entonces cada ciudad, que se consideraba la patria' ”

Eso se ve claramente por las más de 40 Juntas similares a la del 25 de mayo que se formaron en América, en réplica a las más de 20 surgidas en España y otras en Portugal.

La “revolución” de mayo fue un acto de escala municipal, como las que formaron las juntas españolas, portuguesas o americanas, porque la unidad de la vida social y política en el imperio español era por entonces cada ciudad, que se consideraba la “patria” (de allí el origen del nombre de Patricios dado al cuerpo militar conformado por porteños).

La Revolución Francesa, la de EE.UU o la inglesa de Cromwell engendraron formas de Gobierno que incluían a todos los habitantes. No sucedió eso en el caso de la Junta del 25. Nunca hubo democracia para el interior, eso explica 70 años de guerras civiles"

Circunscripta a la ciudad y su entorno, la acción de mayo fue decidida en un Cabildo Abierto al que invitaron a 400 “vecinos importantes” de una población que alcanzaba los 40.000 habitantes en la ciudad y 40.000 más en las áreas cercanas. De esos 400, a su vez, sólo participaron y votaron en forma efectiva 224 y por 168 votos eligieron una Junta compuesta íntegramente por porteños o habitantes de la ciudad. La participación en el hecho fue de menos del 0,3% de la población porteña y su representatividad en términos “nacionales” era prácticamente nula, pese a a lo cual se erigió como autoridad de todo el Virreinato.

La Revolución Francesa (la Toma de la Bastilla) o la revolución bolchevique (la Toma del Palacio de Invierno), entre tantas otras, también tuvieron como escenario la capital de sus países, pero reflejaban procesos de carácter nacional, y sus decisiones rápidamente se extendieron al resto del territorio por el simple hecho de que los cambios que traían contemplaban a todos y -como la revolución de los E.E.U.U. o la inglesa de Cromwell- engendraron formas de Gobierno que incluían a todos los habitantes. No sucedió eso en el caso de la Junta del 25. Nunca hubo democracia para el interior, eso explica 70 años de guerras civiles.

El 25 de mayo fue hijo de una necesidad impuesta por los hechos en la Península, una necesidad de dar respuesta a la “evaporación” de la colonia frente a la ausencia del rey y a la incapacidad de España para aportar un mínimo de gobierno a estos lares, como ya habían mostrado las invasiones inglesas.

¿Por qué la élite porteña y Mitre fijan como inicio de nuestra patria el 25 de mayo? Una respuesta posible es que el actor fundamental de los sucesos de 1806 y 1807 es el pueblo en armas, una multitud combatiente"

El auténtico impulso emancipador o revolucionario germinó y se produjo con la participación del pueblo ante las invasiones inglesas y anidó en las milicias. En Mayo, la respuesta la dio una burguesía comercial que se manejaba desde hacía años sin problema alguno bajo el “sometimiento” a España y al rey, lo que le permitía dominar el Virreinato casi a gusto, ante el vacío absoluto de poder en el centro del imperio.

Lo hizo intentando cambiar lo mínimo indispensable, sólo reemplazando al virrey y dejando las cosas establecidas tal como estaban hasta entonces. Como dice Alberdi “Buenos Aires se emancipó de España, pero el interior no se emancipó de Buenos Aires” Por eso no dejó funcionar la Junta Grande. El Plan de Operaciones era un lúcido programa para esta estrategia.

Y Mariano Moreno fue el alma y numen de la Junta porque era un fiel y confiable representante de la élite comercial porteña. También por eso terminará enfrentado a Saavedra, que representa al pueblo, al interior y al proceso revolucionario (a través de las milicias).

Para poder cambiar el régimen político (sobre todo en una colonia), para poder quitarle de las manos el poder y la propiedad a una metrópoli o a una dinastía, se requiere realizar algunas acciones fundamentals:

  • Destruir o anular las fuerzas armadas colonialistas y, a consecuencia de ello, forjar las fuerzas armadas del nuevo orden.
  • Lograr que el sector social que encabeza o representa al cambio logre detentar el poder y, para ello, hacerlo en las instituciones centrales.
  • Lograr la adhesión de la masa del pueblo a este cambio. ¿Esos cambios se dieron en el Virreinato del Río de la Plata? Sí, en 1806 y 1807. Desde esos años en adelante, el poder (Cabildo) y las fuerzas armadas (milicias) así como la voluntad popular, estaban en manos del bloque conformado por la élite porteña y los hacendados, junto a las milicias.

¿Por qué la élite porteña -y Mitre al sentar las pautas de nuesta Historia- fija como inicio de nuestra patria el 25 de mayo? Una respuesta posible es que el actor fundamental de los sucesos de 1806 y 1807 es el pueblo en armas, una multitud combatiente sin distinción de castas.

Mariano Moreno fue el alma y numen de la Junta porque era un fiel y confiable representante de la élite comercial porteña

El protagonismo de la Reconquista y la derrota inglesa de 1807 está en manos de las milicias, institución de democracia directa que refleja a todas las castas de la población hasta los sucesos de 1810. Ese proceso de armamento y autoorganización popular muestra a un pueblo capaz de forjar su propio destino y su propia dirección. A diferencia y a contracara de 1807, el 25 de mayo de 1810 fue, fundamentalmente, una acción donde cobran importancia los representantes de la élite. Y es la fecha que abre, a la vez, el enfrentamiento entre Buenos Aires y el interior.

El mismo Mitre dejó plasmado en Historia de Belgrano y de la Independencia Argentina que sabía y entendía que ambas facciones (Saavedra y Moreno) eran aristocráticas y opuestas a la participación del pueblo así como también sabía que las milicias eran el núcleo revolucionario. “Tanto los patriotas que encabezaban el movimiento revolucionario, como los españoles que en el Cabildo Abierto habían cedido a la opinión, todos, pertenecían a lo que podría llamarse la parte aristocrática de la ciudad. Las tendencias de ambas fracciones eran esencialmente conservadoras en cuanto a la subsistencia del orden público y esto hacía que se encontraran de acuerdo en un punto capital cual era el impedir que el populacho tomase en la gestión de los negocios públicos una acción activa y directa… El populacho era el pueblo que había formado el ejército de la Reconquista, el que había obligado al Cabildo y la Audiencia en 1806 a deponer al virrey Sobremonte…Esta era la gran reserva de la revolución”,

*Historiador, autor de "Los orígenes de la dependencia Argentina"