Las altas tasas de interés nominal del orden del 70% anual a las que se endeuda el Banco Central emitiendo Lelics (que son meros pagarés del Banco Central a una semana de plazo, a favor de los bancos) fijan un piso a la tasa de interés que los bancos cobran a su vez al comercio, a la industria y al agro, tasa que, en consecuencia, resulta mortíferamente alta para estos últimos,del orden el 100% nominal anual. Como la inflación anual estimada es del orden del 50%, la tasa de interés real que debe soportar nuestra economía es del orden del 50% anual. ¿Por qué este nivel tan alto de tasas? El Banco Central las ha elevado para que los bancos y el público argentino se queden en pesos y no compren dólares. Si compran, la demanda de dólares podría elevar el precio de la divisa estadounidense, digamos, a 80 pesos por dólar y eso quiere evitarse a todo costo.
Pero la tasa de interés real del 50% es como una bomba neutrónica. En 1930, en Estados Unidos, bajo la presidencia de Hebert Hoover, se ensayó con tasas de interés reales del 20%, vía deflación de precios. Esas tasas provocaron quiebras por doquier y un desempleo que llegó al 25%. En consecuencia, Hoover perdió las elecciones presidenciales de 1932 a manos de Franklin Roosevelt.
La economía argentina no aguantará los rigores de tasas suicidas por mucho tiempo mas. Finalmente, el Presidente Macri tendrá que pagar el costo político de las altas tasas y su reelección, probablemente, seguirá la suerte de Hoover. A menos que adopte un sistema monetario similar al chileno y elimine las Lelics por inconstitucionales. Mientras tanto la oposición agradece el regalado sillón de Rivadavia.
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La alternativa mejor a las tasas de interés estratosféricas existe, y fue probada su eficacia en Chile. ¿En que consiste la solución chilena? En desdoblar las funciones de la moneda. La moneda cumple tres funciones: servir de medio de pago para las transacciones corrientes, servir como unidad de cuenta y servir como reserva de valor. Los chilenos han desdoblado la función de la moneda en dos: pesos chilenos para las transacciones corrientes y pesos indexados, que llaman UF, unidad de fomento, para las otras dos funciones de la moneda, principalmente las transacciones a plazo. En Chile, para que el público y los bancos no compren dólares, se indexan todos los depósitos a plazo fijo en los bancos. Y además éstos otorgan una tasa de interés real del 2%. Los chilenos consideran que comprar dólares para defenderse de la inflación es tonto, porque saben que el dólar es una moneda afectada por una inflación del 2 o 3% anual.
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Un dólar del año 2000 tenía el poder adquisitivo de 5 centavos de dólar en el año 1900. Una persona que tenía, por ejemplo, un billete de 100 dólares en 1970 podía adquirir bienes hasta por valor de 25 dólares en el año 2000. A pesar de ello, las estadísticas internacionales estiman que los ciudadanos argentinos tienen unos 300 mil millones de dólares en el exterior y no hacen buenos negocios con ello. Cuando los gobiernos argentinos endeudan al país, la oferta de dólares baratos provenientes del endeudamiento induce a los ciudadanos argentinos a comprar dólares y fugarlos. El reciente crédito Stand By del FMI se está utilizando para que los argentinos fuguen capitales. El gobierno ofrece los dólares del endeudamiento externo en el mercado cambiario para evitar que el dólar suba. Las altas tasas de interés del Central tienen el mismo propósito. Nuestro gobierno cree que con el dólar quieto le basta para ganar las elecciones. Se equivoca: las tasas de interés por las nubes y desocupación traen pesimismo y desánimo. La formula correcta es un plan económico serio, con crecimiento económico genuino con mejora de salarios reales, pleno empleo, tasas de interés bajas, alto ahorro y alta inversión, superávit fiscal y un dólar competitivo de largo plazo que estimule las exportaciones. Lo propusimos desde la Cámara de Diputados en el 2016 y se nos desoyó. Muchos colegas ahora se lamentan.
En Chile la gran afluencia de depósitos en pesos a los bancos determina que éstos ofrezcan abundantes préstamos a bajas tasas reales de interés a la industria, a la agricultura, al comercio y a compradores de casas habitación. El total de préstamos en relación al PBI, llega del 90% en ese país. En nuestro país,el monto de los préstamos bancarios dividido por el PBI no llega al 14%. Por ello, la tasa de inversión en Chile supera el 25% y en nuestro país apenas alcanza al 15%, lo cual no sirve ni para reponer el capital existente. No sirve para crecer. Por eso nuestra economía está estancada y la chilena crece vertiginosamente. En el año 2000 Chile nos superó en PBI per cápita.
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Se suele objetar la indexación porque ella repotenciaría la inflación y podría resultar en hiperinflación. Pero la experiencia chilena lo desmiente categóricamente. En el decenio de 1970-79 la inflación promedio anual en Chile fue de 132% bajando al promedio del 21% en el decenio de 1980-89, decenio en que la indexación de los depósitos a plazo fijo comenzó a tener importante vigencia, para terminar en el 3% promedio anual en el decenio 2000-2009. La caída de la inflación ocurrió porque la indexación de todos los depósitos a plazo fijo fomenta el ahorro y éste es el mejor antídoto contra la inflación, especialmente si va acompañada de superávit o ahorro fiscal. En la Argentina, las leyes de Convertibilidad de 1991 y la de su salida en 2002, prohíben categóricamente la indexación, pero en los hechos soportamos una indexación caótica, imprevisible, desordenada y promotora de toda clase de conflictos.
Si se indexaran los depósitos bancarios y los préstamos a largo plazo, también debieran indexarse el tipo de cambio, las tarifas de servicios públicos y sobre todo los salarios en las convenciones colectivas de trabajo, los dos últimos sujetos a clausulas de productividad. En los Estados Unidos, durante la presidencia de Reagan (1981-88), se indexaron los convenios colectivos de trabajo, los cuales debían renovarse cada tres años. En consecuencia, las huelgas y conflictos disminuyeron en un 80%. Afirmaba el premio Nobel de economía Milton Friedman que lo peor de la inflación se da cuando es despareja, atrasando artificialmente algunos precios y adelantando otros, pero que una inflación pareja es bastante inocua. Otro premio Nobel de economía Robert Schiller afirmó que el sistema monetario chileno es el mejor del mundo.
(Para detalles ver Proyecto de ley al respecto en Propuestas superadoras para el desarrollo económico, 2018-2030 Prosa Editores, de Eduardo Conesa).