Desde la reunión con el Papa Francisco en el Vaticano y el visto bueno del Primer ministro Giuseppe Conte y del presidente de Italia Sergio Mattarella; el apoyo de la canciller alemana Angela Merkel y el respaldo del presidente español Pedro Sánchez junto al rey Felipe VI, el cierre de la travesía por el viejo continente del Presidente Alberto Fernández, concluyó con el espaldarazo del presidente francés Emmanuel Macrón a las gestiones de Argentina frente al Fondo Monetario Internacional para reestructurar su deuda con el organismo (44 mil millones de dólares).
El Senado, por su parte, convirtió en ley el proyecto de “Restauración de la sostenibilidad de la deuda pública externa” (sin sobresaltos y con apoyo de la oposición), que declara como prioritario para el interés del país la reestructuración de la deuda, implicando un gesto político necesario de cara a las próximas negociaciones con el FMI y demás acreedores. En ese sentido, las escalas de esta gira revelan una trama fuertemente estratégica. Basta con comenzar a repasar cómo está constituida la alta dirección del FMI.
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La directora gerente Kristalina Georgieva preside el Directorio Ejecutivo, que está integrado por 24 miembros. Cada país integrante tiene un poder de voto determinado por el porcentaje de cuota aportante para el funcionamiento del organismo. Según el sitio web oficial de la entidad: ”El FMI es una institución basada en cuotas. Las cuotas son los componentes fundamentales de la estructura financiera y de gobierno del FMI. La cuota de cada país miembro refleja en términos generales su posición económica relativa en la economía mundial”.
Es decir, el peso específico de cada decisión está determinado también por la posición mundial de cada país miembro y su capacidad de aporte al organismo. También agrega que “las cuotas determinan la cantidad máxima de recursos financieros que un país miembro está obligado a proporcionar al FMI”. Dicho esto, es importante destacar que dentro de los 24 directores, la gran mayoría son elegidos representando un bloque de países. Sólo Estados Unidos, Japón, China, Alemania, Francia, Reino Unido y Arabia Saudita eligen su propio director sin representar un bloque. Rusia comparte directorio con Siria.
Por eso la importancia de entablar diálogo directo con las autoridades de Alemania y Francia. Esto se traduce en el peso porcentual de las votaciones: Francia tiene un poder porcentual de 5,32% y Alemania un 4,03%. Italia y España también integran bloques relevantes, ya que integran aquellos que cuentan con un poder de 4,13% (de hecho, Domenico Fanizza es el director ejecutivo italiano que representa el bloque de Italia, Albania, Grecia, Malta, Portugal y San Marino) y en el caso español, 5,31% (integra su bloque junto a Colombia, México, Costa Rica, El Salvador, Guatemala, y Venezuela).
Tampoco debe restarse importancia de la reciente visita presidencial a Israel. El apoyo del primer ministro Benjamín Netanyahu a las negociaciones de Argentina en el FMI puede también implicar un apoyo del bloque que su país integra junto a Bélgica (el director ejecutivo que representa ese bloque es el belga Anthony De Lannoy), Países Bajos, Luxemburgo, Moldavia, Ucrania, Rumania, Macedonia del norte, Montenegro, Bosnia y Herzegovina, Bulgaria, Croacia, Chipre y Armenia, que suman un poder porcentual de votación del 5,43%.
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El círculo virtuoso de negociaciones cerró con la reunión entre el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y el embajador argentino en ese país, Jorge Argüello. Estados Unidos contiene la “acción de oro” en el FMI (con un poder del 16,52%) y no es menor que Trump haya expresado su apoyo a las negociaciones de Argentina frente al FMI. Esto aclara un panorama positivo, sumado a la reciente quita de aranceles de Trump al acero y aluminio de fabricación nacional, en una relación que había comenzado bien pero que experimentó alguna turbulencia con la posición del gobierno de Fernández frente a Venezuela y también su decisión de otorgar asilo al ex presidente de Bolivia, Evo Morales.