Reactivos para diagnóstico molecular por PCR. Kits de test serológico con anticuerpos. Barbijos N95 para filtrar partículas virales. Termómetros láser. Trajes de aislamiento hazmat. Aplicaciones de vigilancia inteligente. Así se combate el coronavirus en algunos países. Incluso en el Cono Sur. Argentina intenta dar batalla, pero no dispone de las armas necesarias. Hasta hace unos meses reciclar un camisolín en un hospital público de este país era una moneda corriente. Una realidad que decidimos olvidar durante muchos años, y hoy nos recuerda lo esencial del funcionamiento óptimo de los sistemas de salud. Un pueblo enfermo, es un país enfermo.
La ansiedad, y enfermedades mentales como la depresión, son otros temas que debemos cuidar. Sobreinformación, incertidumbre y dificultades económicas son tres puntos claves en el desarrollo de estos trastornos. Es bienvenida cualquier medida que nos ayude a lidiar con esta situación, desde hacer un budín a tomar alguna copa de más. De todos modos, esto no debería quitar el foco de lo importante: allá afuera hay gente que se esta enfermando, y médicos que no tienen lo esencial para poder curarlos. Le debemos a esto un tiempo en nuestra mente todos los días, fomentar la solidaridad en la medida de lo posible.
Dónde y cuándo se debe usar barbijo en la Ciudad de Buenos Aires
Es cierto que la unidad es importante en estos momentos. Sin embargo, apoyar no es callar. También insisto con que no toda crítica es constructiva, por ende, no toda crítica ayuda. No es momento de fanáticos. De ningún tipo, partido y color. Hoy más que nunca este país necesita pensamiento crítico. Análisis científico de información y de datos. Algo que siempre nos costo hacer, pero que hoy salva vidas. Aplicar medidas para disminuir el número reproductivo básico del virus, reducir la exponencialidad de su curva de contagio y aumentar la línea de sostén del sistema sanitario. Cualquier medida económica, política y médica en pos de esa premisa es sana para nuestra gente en su totalidad. Política fáctica basada en la evidencia. Una tarea difícil para cualquier gobierno, no solo el nuestro.
Es la responsabilidad de todos exigir este tipo de medidas y de acatarnos a ellas cuando nos son impuestas. Para esto hace falta un interés mutuo del gobierno de informar y de nosotros de estudiar. En las crisis hay medidas que pueden ser drásticas, son períodos de cambio. Debido a esto, lo mejor para todos es un país bien informado y bien estudiado.
Por qué Occidente no vio venir la pandemia
Es fundamental medir lo mejor posible en qué situación estamos. Para esto, un testeo poblacional amplio y asequible es necesario. Es una herramienta clave que ha demostrado ser de mucha utilidad en el resto de la región y del mundo. Estas medidas, por mas que sean las correctas, implican un gasto enorme de dinero en insumos bioquímicos, médicos y equipos de programación. Es cierto que no llegamos a implementar esto antes del pico de la curva, pero, aun así, no debemos desistir: pandemias como esta pueden volver a repetirse, deberíamos planear acorde. Esquivar eso seria incorrecto.
Si es claro entonces que hace falta, el problema pasa a ser quién, y de qué modo, puede abordar los costos de una iniciativa como esta. Los insumos son caros y cotizan en dólares. Son mucho más difíciles de conseguir que un barbijo. Si el Estado no le puede hacer frente a un gasto así, necesitará ayuda de distintos actores y esta bien que así sea. Es importante entonces, tener en claro y de la manera mas transparente posible como se gestionarán estos testeos en nuestro país. Hay muchos intereses mezclados y no seria correcto supeditar una medida tan importante a conflictos políticos o financieros. Mientras tanto, la cuarentena nos afecta nocivamente a todos. Es hora de establecer un plan claro.
Argentina cuenta la historia de un país rico que no pudo acomodarse al sistema que el mundo le propuso. Esta crisis puede servir para cambiar como cooperamos a gran escala. Podemos cumplir un objetivo en común. Ese objetivo en común puede ser organizar un testeo amplio y así poder salir de casa. Salvar la mayor cantidad de vidas posible, mientras reanimamos la economía por sectores. No poner en riesgo a nadie. Este es el tipo de unidad que necesitamos.