OPINIóN
Pandemia

El lujo, el tiempo y la mente en época de pandemia

¿Qué sucede cuando una situación tan extrema nos ubica a todos en el mismo plano de realidad?

Mujer libre
Mujer libre | Jill Wellington / Pixabay

Solemos decir: “lo haré cuando tenga tiempo”, “no tengo tiempo”, “me hago un tiempo para”. ¡Cuántas veces lo habremos pensado! ¿Verdad?

Y es que el tiempo es aquello que se interpone entre un suceso y otro de la existencia. Es el espacio intangible que se produce entre estaciones. Y claro, el tiempo, es el lujo de los sectores más acomodados, porque disponer de él, es lo que se denomina “Nuevo Lujo”: hacer lo que queremos, cuando queremos, en el momento que queremos.

¿Pero qué sucede cuando una situación tan extrema nos ubica a todos en el mismo plano de realidad? Cuando disponer de las horas del día, ya no es una prerrogativa personal. ¿Cuándo no se tienen ojos más allá de los próximos días? Es entonces que la mente, empieza a ser nuestra amiga, o de lo contrario, nuestra principal enemiga.

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Hace casi una década, el film norteamericano dirigido por el director Andrew Niccol, In Time (acá conocida como El precio del mañana), planteaba un (¿lejano?) año 2161, en donde el gen del envejecimiento humano ha sido desactivado. Es entonces que al cumplir veinticinco años, las personas dejaban de envejecer. La única manera de seguir viviendo era “comprar tiempo”. En la película, los minutos de vida se convertían en dinero. Era la forma en una persona pagaba sus lujos y necesidades. Solo los ricos viven por siempre. Distopía, ciencia ficción. El tiempo es lo que en este momento nos ocupa y nos preocupa.

De acuerdo con Mariano Ure, filósofo especialista en medios de comunicación social, “el tiempo es un continuo vivido y, como explicaba Agustín de Hipona, solo existe el presente. El pasado ya fue y el futuro aún no es. Estos días en los que nos toca estar encerrados y que se hacen muy largos, podemos hacer una experiencia profunda del presente y ser conscientes de que nuestra vida esta anclada en el aquí ahora”, explica.

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“La cuarentena nos impacta en un doble aspecto: por un lado es coercitiva y no nos deja disponer de nuestro tiempo para continuar con la rutina que cada uno tiene armada. Pero también nos libera de algunas obligaciones y nos da mucho tiempo para desarrollar actividades que no eran prioritarias en nuestra vida cotidiana. Esto es una oportunidad para conectarnos con lo ordinario, lo cotidiano, lo que a priori no parece importante como son las tareas de la casa, que muchas veces postergamos o, delegamos en otros”, agrega el filósofo.

La incertidumbre y el apremio del mañana

En este momento, para quien no tiene un apremio del “mañana” (salir a trabajar para darle de comer a sus hijos) uno de los principales peligros es la propia mente. Todo lo que se empieza a generar a partir del vacío o de la incertidumbre.

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“Uno de los mayores lujos que se puede dar la gente hoy, es justamente tener la mente lo más limpia posible. -¿Qué quiere decir esto?- No quedar preso de los pensamientos compulsivos. Pero esto pasa cuando tenés la suerte de no estar apremiado por saber que comes mañana y de dónde sacar el dinero para ese mañana”, explica Marcelo Manucci, psicólogo, especialista en gestión de las emociones y del cambio.“Desde ahí en adelante, estamos todos en las mismas condiciones de no saber bien que va a pasar con el trabajo, con la restructuración de nuestra vida cotidiana. Acá la clave es tener un paisaje interior lo más sano posible”, agrega.

Luchar con la propia mente va desde manejar los pensamientos anclados en realidades concretas, y también aquellos que empiezan a ser según Manucci “historias inventadas”, que pueden ser una verdadera tortura. El factor clave y liberador se traduce en la forma de transitar los tiempos inciertos.“La incertidumbre es un vacío de imprevisión que se enfrenta de diferentes maneras y una de ellas es la negación: en vez de enfrentarte a tu propia cabeza te pones a cocinar, a hiper-entrenar. Algunos cocinan como una tarea zen que te permite conectar, amasar y liberar el pensamiento. Sobre todo si no podes salir a caminar al césped. Pero otros, en realidad, pueden estar negando lo que verdaderamente les pasa”, explica el psicólogo.

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Y así hoy caminamos una ruta con niebla espesa que no nos deja ver más allá. La cuarentena nos confronta con nuestra propia mente, y eso no es fácil. La calidad de vida hoy,ya no descansa en nuestras pertenencias: la riqueza personal simplemente pasa, por las decisiones personales que se tomen en cada instante. O sea, como elegimos transitar este momento, ese segundo: ahí, comienza la riqueza  del hoy.