Todos los días nos encontramos con este dilema. En nuestra sociedad, en nuestras comunidades, en los equipos de trabajo que formamos y hasta en nuestras familias.
Hay casos en los cuales los roles son tomados como técnicas para conducir, y hasta ganar discusiones. Otras veces forman parte de la personalidad misma de los individuos. Pero cuando esto ocurre en una Empresa, en un Equipo Deportivo o en otro conglomerado donde los resultados aparecen del esfuerzo conjunto, se convierten en sintomatologías que terminan afectando el esfuerzo de muchos.
Claro está que, nadie puede obligar a nadie, a tener determinada ACTITUD, pero tampoco nadie está obligado a aguantar actitudes que, sabemos, nos hacen mal. A nosotros y al grupo que formamos.
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Como dice Victor Küppers, la ACTITUD no suma, multiplica. Cuando un individuo tiene los conocimientos y habilidades, el potenciador es la ACTITUD. Pero, lamentablemente, muchas veces la ACTITUD posee un sesgo negativo pues, por una característica de personalidad o bien por responder solamente a intereses individuales, se convierte en un arma destructora.
Es ahí cuando el rol de VICTIMA se ve absolutamente potenciado. Nada es posible cuando un individuo –u organización– adquiere el rol de VICTIMA. Todo lo malo que ocurre, ocurre porque el contexto lo predispone a ello. Nunca, jamás:“tengo la culpa”. La culpa está afuera, en otros, en el contexto: el país, la empresa, los directores, etc., etc. El foco de la VICTIMA está en explicar por qué las cosas no sucedieron como deberían haber sucedido.
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El fundamento de la VICTIMA es: “soy inocente, soy impotente” no importa cuáles sean las consecuencias de lo ocurrido, siempre encontrará una explicación tranquilizante.
En cambio, están aquellos que poseen una ACTITUD desde el foco del PROTAGONISTA. Estos individuos se caracterizan por asumir las responsabilidades y buscar de manera constante la propuesta de valor que pueda modificar, en beneficio propio o del grupo, los resultados que están buscando. Son el tipo de persona que buscan posibilidades de acción, buscan la forma de aproximarse a los problemas con un espíritu responsable y poderoso.
El PROTAGONISTA entiende su autoestima como una característica que agrega valor, es solidario, muy lejos de que su ego le juegue en contra y trate de sacarse el problema de encima.
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Cuando un equipo, o un individuo, con foco en ser PROTAGONISTA, da una explicación la acompaña con propuestas que puedan significar una vía de solución.
Básicamente cree en que: “Si Usted detecta un problema y no trae una solución, forma parte del problema”. El PROTAGONISTA tienen vocación de aprendiz. Constantemente busca la optimización de su “oferta”. Bien, como integrante de una cadena de valor o cómo forma de saber algo más, para su riqueza interior.
Creo que después de este análisis podríamos saber que ACTITUD deberíamos buscar en los individuos que integran nuestras comunidades. Es más, que tipo de ACTITUD deberíamos predicar hacia nosotros mismos. ¿Qué preferiríamos? ¿Quedarnos tranquilos porque las cosas pasan de nosotros hacia afuera o buscar soluciones a las cosas que pasan afuera y nos afectan??
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La víctima dice, el protagonista hace.
Me gustaría cerrar con un par de frases de Viktor Frankl, neurólogo, psiquiatra y filósofo austríaco, quien gracias a su actitud sobrevivió desde 1942 hasta 1945 en varios campos de concentración nazis, incluidos Auschwitz y Dachau.
" A un hombre pueden despojarlo de todo, menos de una cosa: la última de las libertades humanas, la libertad de elegir la actitud que asume en cualquier circunstancia, la libertad de elegir su propio camino".
Y finalmente, a mi gusto, la frase más contundente del escritor de “El Hombre en busca del sentido”
"Cuando ya no podemos cambiar una situación, tenemos el desafío de cambiarnos a nosotros mismos".