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OPINION

Pedro Sánchez: la credibilidad que se deshace como papel mojado

El escándalo que envuelve a Pedro Sánchez y su gobierno ya activó operativos judiciales en sedes del partido y ministerios clave.

Pedro Sánchez
Pedro Sánchez | Cedoc Perfil

Desde España

España atraviesa una de las mayores crisis políticas de los últimos años. Una trama de corrupción salpica directamente al Partido Socialista Obrero Español (PSOE) y a altos funcionarios del gobierno de Pedro Sánchez. Todo comenzó con el llamado caso Koldo, pero rápidamente se expandió hacia el entorno del exministro José Luis Ábalos y el número tres del PSOE, Santos Cerdán. Las investigaciones revelan presuntos cobros de comisiones ilegales, adjudicaciones irregulares y tráfico de influencias. El escándalo ya ha activado operativos judiciales en sedes del partido y ministerios clave.

Se quiebra Ábalos.

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Soy un gilipollas. Me utilizaron para penetrar en mi ministerio.

La frase de José Luis Ábalos no es solo una confesión tardía. Es una bomba. Una declaración que deja al desnudo el caos que se cuece en las entrañas del Partido Socialista. El exministro, acorralado por las pruebas y abandonado por sus antiguos compañeros, ya no protege a nadie: señala a Santos Cerdán, actual número tres del PSOE, y a Koldo García, operador de confianza de ambos, como los artífices de la trama de corrupción que lo arrastra al abismo. Él, dice, fue apenas un peón en un juego mayor.

Pero su calvario personal tiene nuevos capítulos. Durante el registro en su casa de Valencia, su joven acompañante, Anaís D.G., fue sorprendida intentando salir con un USB escondido en el bolsillo. El pretexto fue sacar al perro. La realidad, según la Guardia Civil, era intentar sustraer pruebas clave. Una escena de tragicomedia política, pero con consecuencias judiciales muy reales.

Pedro Sánchez, presidente del gobierno español.
Pedro Sánchez, muy complicado.

Me crecen los enanos”, habría confesado Ábalos en la intimidad. La frase es brutalmente honesta. Porque esto ya no es solo una caída personal: es una avalancha de problemas que amenaza con tragarse al Gobierno entero. Cada día, un nuevo frente. Cada silencio, una sospecha. Cada nombre, una herida.

Y mientras Ábalos se desangra en público, Pedro Sánchez se esconde en Moncloa. No hay declaraciones. No hay agenda. Solo reuniones a puertas cerradas y rumores de crisis. El presidente estudia con su círculo más leal cómo sobrevivir a la tormenta perfecta: escándalo político, investigación judicial, presión parlamentaria y una credibilidad que se deshace como papel mojado.

La situación escaló de manera dramática hoy mismo , la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil entró en la sede del PSOE en la calle Ferraz, en el Ministerio de Transportes, Adif y la Dirección General de Carreteras. Cuatro centros neurálgicos del poder político y administrativo, en busca de documentos, correos y contratos vinculados a la trama Cerdán-Koldo-Ábalos. El corazón del aparato público, bajo sospecha.

Sánchez intentó despegarse: “Los audios que hemos conocido nos repugnan”, dijo. Sánchez intentando despegarse .cual Cristina Kirchner con los bolso de López “Creo que lo odié a José López en ese momento, como pocas cosas en mi vida”, el 14 de septiembre de 2017. Quince meses antes, su exsecretario de Obras Públicas había dejado expuesta esta realidad, las informaciones que señalaban que había funcionarios kirchneristas que arrastraban bolsos llenos de dinero de la corrupción se podía ver en el video .

Fiestas privadas, favores sexuales y pagos ilegales: los chats que hunden a Pedro Sánchez en un nuevo escándalo

Pero la frase de Sanchez suena hueca. Porque no son audios ajenos, ni operaciones montadas desde la oposición. Son conversaciones filtradas desde su entorno, con nombres propios, favores políticos, adjudicaciones, y una red que parece hecha a medida del poder.

En paralelo, Salvador Illa ,Presidente de la Generalidad de Cataluña viajó de urgencia a Madrid para reunirse con Sánchez. La reunión, improvisada hoy , tuvo un objetivo: salvar los pactos que sostienen al gobierno en el Congreso. Pero ni Junts ni ERC quieren quedar salpicados. Nadie quiere aparecer en la foto cuando explote la bomba. Y en los pasillos del Congreso ya muchos piensan firmemente y dicen lo que antes no se atrevían a decir: el PSOE se está hundiendo… y Sánchez arrastra a todos con él.

La sesión del 9 de julio, donde el presidente debe comparecer, ya no será una formalidad parlamentaria. Será un cuasi juicio político a cielo abierto. Donde se pondrá en juego no solo la narrativa del “gobierno progresista”, sino la continuidad misma del mandato.

Se pone en juego un modelo de poder que se quiso blindar con retórica feminista, marketing de transparencia y superioridad moral… pero que hoy no puede esconder el lodo y el olor putrefacto en el que chapotea.

Y cuando el barro salpica hasta el PSOE Ferraz, hasta los aliados más fieles salen corriendo. "No escapan del caso. Escapan del líder que prometió pulcritud y terminó sepultado por el barro".